Mensaje de Ludovica Squirru para lo que queda de noviembre

Noviembre entra en sus últimos capítulos como un maestro silencioso, llevando en sus bolsillos verdades que habían quedado escondidas debajo de la alfombra del año.
Los próximos días piden escucha interna, humildad, orden emocional y un poquito de coraje para decir “hasta acá”.

Las energías se acomodan como piezas de un dominó kármico: cae una, y revelan la historia completa.

Este es un tiempo de:

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Desprendimiento

Soltar lo que pesa más de lo que aporta. Relaciones, hábitos, rutinas que dejaron de tener sentido.
El universo pide liviandad para cerrar el año con dignidad.

Claridad

Se ilumina algo que venías negando o esquivando. No para castigarte, sino para darte dirección.
La lucidez llega como un relámpago: breve pero suficiente.

Alineación con el propósito

El mes entra en el ritmo del Dragón, que exige autenticidad. No hay más lugar para disfraces ni medias verdades.
Lo genuino prospera, lo impostado se cae.

Sensibilidad profunda

Emociones a flor de piel. Sueños reveladores. Mensajes que llegan en señales simples: una palabra, una llamada, un recuerdo.
Prestá atención: nada es casual.

Movimiento

Decisiones prácticas que se venían postergando. Cambios en la casa, el trabajo o el cuerpo.
Noviembre empuja y te recuerda que el miedo no puede frenar lo inevitable.

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La frase de Ludovica para estos días

“Lo que es tuyo te encuentra, lo que no te pertenece se dispersa. El alma sabe hacia dónde debe caminar.”

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El consejo final del mes

Guardá silencio cuando sea necesario, accioná cuando llegue la señal y confiá en que diciembre será un portal de cierres, limpieza y renacimiento para todos.