Johnny Depp, el pirata que llega al Lejano Oeste
Los viejos westerns han ido perdiendo brillo con el paso del tiempo y la llegada de las generaciones tecnológicas, aunque de vez en cuando regresan a la cartelera con su carga histórica y el sabor de aquella era americana de descubrimientos, con tipos como el llanero solitario que acaba de rescatar Disney en “El llanero solitario”. En la piel del personaje ficticio, nacido en 1933 como parte de un programa de radio, se ha metido el polifacético Armie Hammer, secundado por la figura más explotada en los carteles de la película: la del inigualable Johnny Depp. El protagonista de las varias entregas de “Piratas del Caribe” interpreta el papel de Toro, el indio nativo que acompaña al ranger de Texas en todas sus aventuras. Quizá por eso él es el personaje central, que a lo largo de 140 minutos narra con una serie de “flashbacks” la historia del célebre agente de la ley. Gore Verbinski, el director, sabía que algo así podía suceder y por eso habló con ellos para repartir el protagonismo en la película. “Esta película es sobre la química entre Johnny y Armie. Y ésta es una pareja única”. Todo el proyecto comenzó a gestarse durante el rodaje de la segunda entrega de “Piratas del Caribe”, también bajo las órdenes de Verbinski, un hombre que con esta ya lleva cinco colaboraciones con el actor. En un principio, tanto Terry Rossio como Ted Elliot, responsables de los guiones de “Piratas del Caribe” se encargaron de darle forma al guión, aunque el tono un tanto sobrenatural del libreto provocó varios cambios. Aun así, el resultado es una historia con el humor pasivo y característico de Depp al lado de Hammer. El actor que da vida al mítico personaje asegura que no fue difícil encontrar la química con Depp. Resulta fácil “cuando te encuentras con alguien tan brillante y humilde”. Sobre el tono de la película, el californiano indica que “mucha gente ha crecido con el personaje y por eso queríamos respetar su origen, pero también hay generaciones que no lo conocen y eso nos permitió darle un toque moderno y divertido”, el de la interacción entre el indio americano y el cowboy del oeste. Para adaptarse a la situación, estuvieron en un campamento para vaqueros en Nuevo México. Todo ello en un rodaje que ha pasado por distintos estados como Nuevo México, Utah y Colorado a lo largo de 153 días pero que promete lucir y mucho en taquilla. El sello Disney no suele decepcionar y menos con Johnny Depp a bordo.
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