Femicidio de Agostina: ¿por qué escribió esa grave amenaza en el baño?

Le formularon cargos al jurado popular que escribió en el baño de varones una frase ambigua, pero que tuvo entidad como para suspender un juicio por jurados por femicidio.

«Para el jurado: voten bien» escribió en una de las paredes del baño, y en otra «sabemos donde viven». ¿Por qué? La amenaza, tan grave como absurda, sigue provocando desconcierto. Este jueves le formularon cargos al jurado popular que provocó la anulación del juicio por el femicidio de Agostina Gisfman, un hecho sin precedentes en los casi diez años que lleva el sistema en Neuquén.

El imputado vive en una isla en Plottier, y dicen que nunca estuvo a gusto en el juicio. Durante la audiencia de selección de jurados intentó sin éxito que lo eximieran de participar. Pero una vez que empezó el debate, asistió puntualmente a todas las audiencias.

En general, las y los ciudadanos que han sido convocados como jurados populares lo rescatan como una gran experiencia, y expresan su deseo de volver a participar. Así lo reflejan numerosos estudios y encuestas.

Este imputado, como ya ha informado Río Negro, el último día del juicio por jurados, cuando sólo restaba el veredicto, escribió esa vaga amenaza en el baño al que sólo tenían acceso los varones integrantes del jurado.

Las huellas y la letra


Lo hizo entre las 7 y las 9 de la mañana del 20 de septiembre del 2022, según la acusación que le formuló el asistente de fiscalía Bruno Miciullo, con un lápiz de grafito negro. Con una mano escribió y con la otra se apoyó en la pared, donde dejó sus huellas dactilares.

Además, como también adelantó este medio, fue el único de los jurados varones que se negó a realizar la pericia caligráfica.

Los investigadores le secuestraron un cuaderno, que les permitió descubrir dos cosas: una, que había estado ensayando escribir varias veces la frase «para el jurado popular sabemos donde viven». Luego arrancó la hoja, pero hizo tanta presión que quedó marcada en la siguiente.

La otra, que completó a mano el formulario para designar al defensor oficial, y su letra lo delató: era la misma que la de la amenaza en la pared.

«Gravedad institucional»


Miciullo dijo al presentar la acusación que más allá de que el delito tiene una pena baja y que posiblemente se arribe una salida alternativa (una suspensión de juicio a prueba por ejemplo), «no queremos dejar pasar por alto la gravedad institucional del hecho cometido por el imputado, que obligó a realizar un segundo juicio».

«Implicó un doble esfuerzo para las partes, para los testigos, incluso para los que habían manifestado un gran temor a venir a declarar, pero sobre todo un gran esfuerzo para los familiares de la víctima», añadió.

En la audiencia que duró apenas 16 minutos, el imputado -asistido por el defensor jefe Fernando Diez- sólo brindó sus datos personales ante la jueza Estefanía Sauli pero no dio ninguna explicación sobre su conducta ni manifestó haber reflexionado sobre sus actos.


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