La dramática historia detrás del homicidio del barrio Bouquet Roldán en Neuquén

Jésica Soazo fue imputada como coautora y le impusieron seis meses de prisión preventiva, pero ella se declara inocente. Cómo es la vida de esta joven acusada 75 veces y condenada una sola.

«Matalo, matalo, matalo», dicen los testigos que gritaba Jésica Evelyn Soazo (27) a su hermano adolescente, mientras él disparaba contra un grupo de personas que bebía en una esquina, en la medianoche del barrio Bouquet Roldán de Neuquén.

Y cuando uno de los disparos dio en la cabeza de Juan Sebastián Sandoval (23) volvió a gritar: «Subite, que ya le diste». Entonces el tirador trepó al volante de la moto 110cc color azul y negra que ella manejaba, y escaparon de la zona de Trabajadores Municipales 180, escenario del hecho. Eran los primeros minutos del martes 3 de octubre.

A Sandoval lo cargaron en un Renault 12 color crema, lo llevaron al hospital Bouquet Roldán y de allí al Castro Rendón, donde falleció el 4 de octubre a las 16. De su cráneo extrajeron un plomo deformado que podría ser calibre 32.

Por lo menos diez testigos señalaron a Jésica como la conductora de la moto y a su hermano de 17 años como el autor de los disparos. La mayoría la conocían de antes. A ella la jueza Carina Álvarez le impuso prisión preventiva por seis meses, pero será revisada en los próximos días.

23 años de portación de apellido


A Jésica la atraviesa la portación de apellido. Los Soazo fueron bautizados por la policía como «los Bin Laden», por el líder de Al-Qaeda responsable de los ataques del 11 de septiembre del 2001 a las torres gemelas en los Estados Unidos. Hace 23 años que arrastran ese apodo (Jésica era una niña por entonces), es decir que hace más de dos décadas que la policía no logra desarticularlos.

En la audiencia de formulación de cargos, el fiscal Andrés Azar dijo que Jésica tiene más de 75 causas en el sistema penal. Admitió que la mayoría fueron archivadas y sólo una terminó en condena, a seis meses de prisión efectiva por atentado a la autoridad, daño calificado y robo.

Su defensor Sebastián Perazzoli destacó que en muchas de esas investigaciones, la propia fiscalía pidió su sobreseimiento.

Víctima de violencia de género


Jésica tiene otra faceta: es una víctima de violencia de género cuya vivienda tenía custodia policial. No era la respuesta que ella esperaba del sistema. La comisaría se queja porque se la hace difícil al consigna: sale de la casa sin avisar, a veces no regresa por varios días, y se niega a usar el botón antipánico.

Es madre de tres hijos: dos mayores de edad que viven con su abuela, el padre cumple una condena a 9 años de prisión en la Unidad 11; la tercera es una niña de 3 años que está en disputa con el padre, otro hombre con antecedentes que además, la golpeaba.

El fiscal Azar aseguró que «es una niña sin contención familiar, en constante peligro, con un control de la Defensoría de los Derechos del Niño, Niña y el Adolescente prácticamente desde el nacimiento, que actualmente, hace unos días, se hallaba con la abuela paterna».

Jésica lo niega, y su abogado Perazzoli afirmó que «hay informe reciente» del jardín de infantes al que concurre donde consta que «quien mantiene el vínculo con la niña es Jésica, la lleva y la trae, asiste a las reuniones y eventos».

Antiguo noviazgo


Juan Sebastián Sandoval había sido su novio, según dijo en la audiencia. Ella no tenía ningún motivo para hacerle daño. Pero hubo una escalada de violencia entre familias que nadie gestionó con métodos pacíficos ni detuvo a tiempo, y terminó con el homicidio.

Según relató el fiscal Azar, el 2 de octubre, horas antes del homicidio, Sandoval y otras personas de su entorno atacaron a balazos a un joven de 19 años vinculado indirectamente con Jésica. El ataque se repitió a las 21 contra la vivienda de esta persona, ubicada en Merlo al 100.

Una hora después, Sandoval y un grupo de amigos bebían en la esquina de Trabajadores Municipales, a pocas cuadras de allí. Dicen que Jésica pasó en la moto, los miró y siguió de largo.

También hay capturas de pantalla, porque al parecer ella posteó en las redes: «lamentablemente bardearon con la casa de la abuela de mis hijos, esto no va a quedar así».

«Les va a caber a ustedes, giles»


A la medianoche regresó en la moto, pero esta vez la acompañaba su hermano. «Les va a caber a ustedes, giles», la escucharon gritar.

Y luego la incitación a matar contra el adolescente que disparó a mansalva, entre 6 y 8 veces. Los testigos dicen que se tiraron al suelo, que las balas surcaban las ramas de los árboles y las hojas caían. El último de los proyectiles alcanzó a Juan Sebastián Sandoval en la cabeza cuando intentaba cruzar la calle.

A las pocas horas en las redes sociales ya circulaban los nombres de los presuntos autores del ataque, y un grupo quemó la vivienda de Merlo al 100, la misma que fue escenario de los disparos contra el joven de 19 años horas antes.

Violencia de género, adolescentes imputados de homicidios, venganza por mano propia, vidas perdidas o arruinadas, pérdidas materiales totales, todo consecuencia de la ineficaz intervención del Estado.


"Matalo, matalo, matalo", dicen los testigos que gritaba Jésica Evelyn Soazo (27) a su hermano adolescente, mientras él disparaba contra un grupo de personas que bebía en una esquina, en la medianoche del barrio Bouquet Roldán de Neuquén.

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