Pudo contar lo que vivió cuando denunció el abuso de su hija, y la Justicia investigará el caso

Una jueza de Garantías de Zapala consideró que si bien "está latente" la prescripción hay una víctima que "quiere ser oída", independientemente de si existe la posibilidad de imponerle un castigo al imputado.

-¿Qué es lo que espera usted de todo esto?

-Simplemente que se haga justicia, más por la nena que es menor. Los hechos que él realizó, que se paguen.

-¿Y con respecto a lo suyo?

-Y también que se haga justicia, porque tampoco puede quedar impune tanto maltrato.

Las preguntas las hizo la jueza de Garantías de Zapala, Carolina González, a una mujer de 30 años que pudo denunciar, ya de adulta, los abusos sexuales intrafamiliares que vivió cuando era una niña. Se presentó ante la fiscalía luego de que ese mismo hombre violentara a su hija.

Los abusos ocurrieron en dos tramos: cuando la mujer tenía entre 5 y 7 años, y de los 12 a los 16 años. González debía definir si declaraba prescripta la causa, esto significa decir que el Estado ya no está en condiciones de sancionar al imputado, porque venció el período para juzgarlo. En el caso de su hija la jueza tuvo por formulado los cargos, ya que no estaba en juego el plazo, ni había oposición de la defensa.

La magistrada adoptó otra solución: habilitó la investigación, aún sacrificando la posibilidad de una condena al acusado por el paso del tiempo, pero garantizando el derecho a que la sobreviviente sea oída ante un tribunal, como modo de reparación.

«Yo no considero que los hechos que fueron denunciados sean imprescriptibles, lo que no quita que sean hechos realmente y especialmente graves y repudiables, y que sean una violación a los derechos humanos», afirmó.

Planteó que tanto la Convención Americana de Derechos Humanos como la Convención Belem Do Para exigen al sistema judicial actuar «con debida diligencia» en estos casos y que existe una «deuda histórica» con las víctimas de abuso sexual que no siempre están en condiciones de denunciar.

Dijo que este tipo de delitos «se caracterizan justamente por el secretismo, por la especial relación que se da entre la víctima y el victimario, en la cual siempre se consigue que el niño o la niña o el adolescente o la adolescente se mantenga en silencio, y no revele la experiencia abusiva que está viviendo».

Sostuvo que hay una «gran cantidad de hechos que están prescriptos, y resolverlos sin el debido enfoque es resolver de forma insuficiente, y es potenciar que haya cada vez menos denuncias y no ofrecer respuestas a las víctimas».

La jueza entonces dispuso avanzar en la investigación y diferir el tratamiento de la prescripción. La defensa anticipó que pedirá la revisión.

«El único sacrificio que le estaríamos pidiendo al acusado es que continúe sometido a proceso hasta tanto se determinen estas cuestiones, con lo cual no le causa un gravamen irreparable, y a la víctima le estaríamos reconociendo, aunque parcialmente, un derecho a la tutela judicial efectiva, un derecho a ser oída y un derecho al descubrimiento de la verdad de los hechos que denuncia», subrayó.

González propuso salir «de las soluciones jurídicas encorsetadas» que implicaría «decidir una prescripción y cerrar el caso» y tratar de brindar una «solución al conflicto». «Un proceso sin verdad deja a la víctima indefectiblemente condenada a ser una víctima perpetua, la deja sin respuestas y sin posibilidad de sanar sus heridas», remarcó.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios