Kirchner y Solá temen otra movilización

BUENOS AIRES (ABA).- No hubo ayer acuerdo global en materia de seguridad entre Nación y provincia de Buenos Aires, lo que en buen romance significa que siguen los cortocircuitos entre el presidente Néstor Kirchner y el gobernador Felipe Solá.

Sin embargo, la desesperación por intentar unidad de criterios y acciones concretas para combatir a la delincuencia, tras el embate ciudadano que desató Juan Carlos Blumberg, el padre del joven secuestrado y asesinado en la localidad bonaerense de Moreno, determinó la vuelta a un área sensitiva del ex camarista León Arslanian, un garantista que cuenta con la bendición, hecha desde París, del ex mandatario Eduardo Duhalde.

La gente de Solá, ante el requerimiento de «Río Negro», insistió en que el nombramiento se decidió «contra reloj» en la esfera provincial, luego de que Duhalde por teléfono, desde París, demandara de Arslanian «un sacrificio patriótico» dado que «el peligro que acecha sobre las instituciones».

El malestar entre La Rosada y La Plata se hizo palpable en los últimos días. Muy llamativo fue el «silencio de radio» de funcionarios habitualmente locuaces (por caso, el jefe de gabinete Alberto Fernández). Algunos hombres del entorno de K habían especulado en «off» de una intervención directa o indirecta a través de la nominación para el cargo que finalmente aceptó Arslanian, del verborrágico ministro del Interior y ex intendente de Quilmes, Aníbal Fernández.

Kirchner estaba disconforme con Solá porque éste hasta ahora «no le hizo caso y no realizó una limpieza a fondo en la policía provincial».

El gobernador le pidió públicamente ayuda y le demandó concretamente mil millones de pesos para seguridad. «Ni locos se los daremos. Hay que tener en cuenta que en el plan nacional que lanzaremos próximamente, invertiremos 150 millones», consignó a esta agencia una fuente del ministerio de Justicia que dirige Gustavo Beliz.

El pase de factura mutuo deja descolocados tanto a Kirchner como Solá, ya que la sociedad ante la tragedia detonante de Blumberg, está esperando medidas puntuales y no peleas discursivas.

En La Plata, atribuyen la mudez de Nación al hecho de «haber perdido la iniciativa».

En la Rosada le echan la culpa a Solá por haber designando al «incompetente de su amigo» Raúl Rivara al frente del Ministerio de Seguridad.

Pero tanto Solá como Kirchner son conscientes que un nuevo hecho resonante podría provocar otra movilización similar a la del jueves pasado (los cálculos periodísticas la ubican en 150 mil personas) que no se limitaría a reclamar ante el Congreso.

El gobernador José Manuel De la Sota – hoy enfrentado abiertamente a Kirchner – y ex menemistas como Carlos Reutemann y Rubén Marín, mantuvieron conversaciones en las últimas horas con Daniel Scioli. También estuvo con el vicepresidente el ex ministro Carlos Corach, quien le habría aconsejado que «conserve su puesto», soportando las embestidas previsibles que vendrán de la Rosada.

En cuanto a Arslanian, este primero se negó a aceptar el convite y trató de colocar a su número dos Carlos Beraldi, pero llegaron los llamados de Duhalde, quien le habría asegurado que los intendentes de las zonas más peligrosas del conurbano iban a colaborar con él «para poner en caja a los comisarios».

El presidente Kirchner, dijeron a «Río Negro» otras fuentes confiables oficiales, fue determinante a la hora de la aceptación de Arslanian. Los voceros del Presidente aseguraron que los dos dialogaron por más de una hora. En esa oportunidad, el martes por la noche, el patagónico prometió el respaldo de Nación «para ir a fondo contra las sociedades delictivas entre policías y punteros políticos».˜

Nota asociada: INSEGURIDAD: Arslanian se aseguró respaldo y vuelve a Seguridad  

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