La Argentina, lejos del proyecto genoma

No se podrá usar la información del mapa genético del hombre. Los datos son públicos, pero no hay equipamiento para aprovecharlos. Es por la falta de interés de los gobiernos, señaló un investigador.

La publicación de los borradores del mapa genético humano permitirá a todos los científicos del mundo trabajar en nuevos métodos de diagnóstico y en terapias génicas. Pero por ahora, ese material no podrá ser aprovechado por los investigadores argentinos porque el país «no está preparado» para recibir la totalidad de esa información, ya que «los gobiernos no se han interesado en invertir para desarrollar este proyecto», advirtió Mariano Levin, Investigador del Instituto de Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI), dependiente de la UBA y el CONICET.

Desde el lunes, el borrador del Genoma Humano puede consultarse e la página web del Centro Nacional de Información Biotecnológica de Estados Unidos. «Después de este anuncio revolucionario, podemos decir que el hombre ya no es igual que antes, ya que a partir de ahora tiene un manejo y un conocimiento sobre sí mismo que es único», indicó Levin.

Sin embargo, el investigador señaló que la Argentina «no se interesó por las ciencias durante el gobierno de Menem y tampoco lo hizo en los primeros seis meses de la actual gestión, en parte porque no tuvimos un secretario de Ciencia y Técnica que estuviera al día de lo que es la ciencia y técnica de hoy». «Desgraciadamente, (el titular del área, Dante) Caputo nos defraudó porque no elaboró planes que pudieran contemplar este tipo de desarrollos».

En este sentido, resaltó que la Argentina podría haberse insertado de lleno en esta tecnología y en este proyecto si se hubiera realizado un puntapié inicial por parte del Estado, que debería haber invertido sólo entre 10 y 20 millones de dólares en equipamiento pesado.

El investigador reconoció que si bien en los últimos años hubo una mejora en el abastecimiento a los laboratorios con material pequeño, sustancias y drogas, todavía hacen falta cumplir dos requisitos muy importantes para aprovechar esta información; el primero sería dotar a los laboratorios de equipo pesado, como secuenciadores automáticos de última generación, aparatos de espectroscopía y robots, necesarios para trabajar con toda la información recibida. «Además, es necesario mejorar los sueldos para que el recurso humano dedicado al estudio en este país pueda hacerlo como único trabajo», añadió el científico.

De hecho, el INGEBI estaba trabajando en el secuenciamiento del de genoma del Tripanosoma Cruzi, el parásito causante del Mal de Chagas, pero una reciente sociedad entre los Estados Unidos y Suecia para encarar el mismo proyecto, con un fuerte apoyo económico, dejó a los investigadores argentinos fuera de carrera.

La Argentina aún no tomó una postura oficial con relación al proyecto que revolucionó al mundo. Según confirmó la Secretaría de Ciencia y Técnica e Innovación Productiva, todavía no se decidió si el país hará inversiones para las investigaciones relacionadas con este tema que ocupa a tantos científicos en el mundo.

Los políticos

«El país se negó y los políticos se negaron a participar activamente de este proyecto por considerar que no era relevante o que no existían los fondos suficientes como para sumarse a las investigaciones que podrían darnos la llave a muchos interrogantes que hoy nos preocupan», indicó Levin.

Los argentinos perdieron así la primera oportunidad de involucrarse de lleno desde un principio en este tema que revolucionó al mundo, pero quizás todavía están a tiempo de sumarse al resto de los científicos que seguirán investigando y dando enormes pasos para respuesta a muchas interrogantes que hasta ahora no tenían respuesta.

«Todavía estamos a tiempo de tomar el último vagón de este tren e intentar desarrollar a paso acelerado equipos que se incorporen a esta ola, pero para ello se necesita el apoyo político del Gobierno. Lo que perdió la Argentina es el prestigio que podría haber obtenido si hubiera participado desde un principio de esta empresa que permite formar en el país a una joven generación de científicos que se especialice en estas técnicas», afirmó Levin.

¿Qué permite hacer?

La decodificación del mapa genético brinda información que será útil para elaborar conocimientos sobre enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, el mal de Alzhaimer y el cáncer, entre otras.

«Si bien hoy existen equipos que estudian todos estos males, a partir de este momento y con la ayuda del Estado podríamos insertarles a estos equipos la capacidad para trabajar masivamente con la información del Genoma Humano, avanzar más rápidamente y detectar blancos para terapias génicas y procedimientos diagnósticos», indicó el investigador.

En cuanto al interés de los laboratorios nacionales para desarrollar medicamentos contra muchas de las enfermedades de las que aún no se tienen respuestas claras, Levin manifestó que «estos están esperando un gesto del gobierno que les diga que la Argentina está dispuesta a invertir en esta ola genómica, lo que impulsará a muchas empresas a volcar capital de riesgo en este desconocido campo del conocimiento».

Carla García Nowak – AUNO (Agencia Universitaria de Noticias y Opinión Universidad Nacional de Lomas de Zamora)

La decodificación no podrá patentarse

La decodificación del genoma humano no podrá ser patentada, pero sí lo serán las terapias génicas que los laboratorios y las empresas de biomedicina descubran de aquí en más. En un futuro no muy lejano, a partir de una gota de sangre se podrán diagnosticar enfermedades antes de que aparezcan los síntomas y, aunque aún no se conozcan las terapias, la detección temprana permitirá aliviar las consecuencias del mal. Pero esa misma gota de sangre podrá ser utilizada para un examen preocupacional o por las empresas de medicina para brindar o no cobertura sanitaria. Estas y otras cuestiones que se desprenden del recientemente anunciado mapa genético humano fueron abordadas por el genetista argentino Lucio Castilla, que trabaja en el Instituto Nacional de Investigaciones en el Genoma Humano, en Washington DC.

AUNO: ¿Qué significado tiene el anuncio para la comunidad científica ?

Castilla: El anuncio es el resultado de negociaciones promovidas desde la Casa Blanca para que los grupos público y privado que competían en esta carrera trabajen juntos en esta instancia. Muchos científicos en Estados Unidos estaban pidiendo que se minimice esta competencia, que no hacía otra cosa que menospreciar la importancia de esta investigación. Fue una decisión muy madura e inteligente de ambas partes que benefició a todos.

¿Qué viene después de este anuncio?

Lo que se anunció es un borrador y de ahora en más lo que vamos a hacer es corregir algunos tramos donde ha quedado incompleto. Todo el público va a tener acceso a esta información.

¿Existe aún el riesgo de patentamiento de los genes ?

En los últimos meses, Craig Venter, titular de la empresa Celera Genomics, se mostró mucho menos interesado en patentar genes que hace un año. Lo que él quiere patentar son los usos específicos para el desarrollo de drogas, y eso sí es aceptado por la comunidad científica, porque las compañías farmacéuticas o biotecnológicas que quieren invertir dinero para desarrollar drogas, para curar una enfermedad ocasionada por un gen, pueden hacerlo. Patentar los genes hubiera significado prohibir o impedir que otros laboratorios hagan la misma investigación. Había un rechazo muy grande y creo que se dieron cuenta. Lo que sí quieren es patentar su banco de datos.

¿Cuales serían las ventajas de pagar para acceder a la base de datos?

Celera invirtió mucho dinero armando algoritmos y software para poder analizar la secuencia. Por eso, no tienen por qué ponerlo a disposición del público. Van a sacar provecho de eso. Pero eso no impide que un grupo público también genere un nuevo software. El que tiene el grupo público es muy bueno y está mejorando.

¿Qué posibilidades que se abren ?

Por un lado, el diagnóstico de enfermedades. Al conocer toda la secuencia de ADN de un gen, pueden desarrollarse métodos diagnósticos muy eficientes. Por otro lado, al conocer todos los genes que hay en las células, se puede saber qué gen está relacionado con una enfermedad. A partir de eso, se pueden desarrollar compuestos químicos que pueden alterar la expresión de ese gen para evitar la enfermedad o mejorar el cuadro. La terapia génica va a ser una de las más grande beneficiadas.

¿Estos diagnósticos pueden derivar en que una empresa seleccione a su personal de acuerdo a si va a sufrir tal o cual enfermedad ?

La cuestión ética y moral que se abre es muy importante. El tema de la discriminación. Un paciente debe poder decidir si quiere o no hacerse el diagnóstico genético, o no conocer el resultado. Hoy no existe ninguna legislación, ni siquiera en los Estados Unidos, que proteja al paciente de eso. (AUNO)


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