La argentina Sandra Díaz, entre las 10 científicas más destacadas del año de Nature

Es doctora en Biología de la Universidad Nacional de Córdoba. "Se necesita un nuevo modelo económico para la naturaleza y las personas", consideró.

La bióloga cordobesa Sandra Díaz, investigadora de Conicet, quien copresidió el Informe Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de las Naciones Unidas (Ipbes), fue incluida por la revista Nature entre las diez figuras científicas más importantes de 2019 y afirmó que «la naturaleza no nos diferencia, todos estamos interconectados entre nosotros y con la naturaleza de una forma inexplicable».

«El informe de Ipbes dejó bien en claro que estamos interconectados de una forma inexplicable entre nosotros y la naturaleza, y lo que haga una región va a afectar indefectiblemente al mundo», dijo hoy a Télam la doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Díaz, quien también fue reconocida este año por su aporte a la ciencia por la Fundación Bunge y Born junto al doctor en Ciencias Agropecuarias Lucas Alejandro Garibaldi, con los Premios Científicos 2019 en Ecología, también reveló -como parte de las conclusiones del Ipbes- que «más de un millón de especies en el mundo se encuentran amenazadas, gravemente enfermas y en riesgo de extinción».

«El proceso de aceleración de los graves síntomas que padecen nuestras especies a nivel global no quiere decir que están condenadas, sino que su destino depende de nosotros», afirmó la bióloga, quien junto al antropólogo Eduardo Brondízio, de la Universidad de Indiana Bloomington, y el ecologista Josef Settele, del Centro Helmholtz de Investigación Ambiental en Halle, Alemania, coordinaron el trabajo de expertos de 51 países y estudiaron más de 15.000 fuentes de información para la elaboración del informe Ipbes.

Según publicó Nature, el informe final del Ipbes, de 1.500 páginas, vaticina que las naciones no cumplirán con la mayoría de los objetivos globales en biodiversidad y desarrollo sostenible a menos que hagan cambios drásticos como abandonar la idea de que las economías deben crecer constantemente.

«No podemos vivir una vida plena, una vida como la conocemos, sin la naturaleza», dijo Díaz, que agregó que «se necesita un nuevo modelo económico para la naturaleza y las personas».

Esos hallazgos alarmantes provienen de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia-Política sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (Ipbes), aprobado por los 129 estados miembro de Naciones Unidas en el mes de mayo, cuyas principales conclusiones fueron publicadas en la revista Science la semana pasada para la comunidad científica y los tomadores de decisiones a nivel mundial.

Según la científica, si seguimos haciendo las cosas como hasta ahora, las proyecciones de lo que podría pasar en 2050 en el clima, en la regulación del agua, en eventos extremos, «pintan muy mal, donde las desigualdades se van a exacerbar».

«La región del Mediterráneo es una de las que figura en rojo en el cambio climático y el crecimiento en precipitaciones», detalló Díaz.


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