La Argentina y la política agrícola de la Unión Europea

Por Vittorino Allocco

El tema más conflictivo de las relaciones entre la Argentina y la Unión Europea es, sin dudas, la agricultura. Con el fin de dar a conocer los importantes cambios de la política agrícola común, he creído útil exponer los hechos sin ánimo de polemizar, con la única preocupación de mostrar que este importante sector de la economía europea -en plena transición- creará mayor espacio a las exportaciones agrícolas argentinas.

Los efectos combinados de las reformas de la política agrícola de la UE de 1992 y del 2000 conducirán a una reducción o eliminación de los subsidios que provocan distorsión en el mercado; otros serán reemplazados por subsidios de efectos más neutros en la producción y el comercio. Tomarán la forma de ayuda directa a la renta de los agricultores, con pagos diferenciales por hectárea.

La ayuda directa a la renta -de efecto neutral sobre la producción- permite mantener el modelo europeo de agricultura de comunidades rurales capaces de generar empleo, preservar los recursos y el patrimonio natural. No queremos que el cese de la actividad agrícola en zonas escarpadas (55% del territorio de la UE lo es) produzca una desertificación del suelo y su consiguiente despoblamiento. La mitad de los 7,5 millones de agricultores tiene más de 55 años.

Conforme al acuerdo de la Ronda Uruguay, la UE se comprometió a: Reducir el apoyo global a la agricultura en un 20%; reducir el 36% de los aranceles de importación; reducir los reintegros a la exportación un 36% en valor y un 21% en cantidad; garantizar un acceso mínimo a su mercado agrícola vía cuotas de importación con aranceles reducidos;

Y además, con la reforma de Berlín, a: reducir el 45% el precio sostén de los cereales; reducir el 40% el de la carne vacuna; reducir el 15% el de la leche.

La reforma de la PAC constituye un proceso permanente, a largo plazo, que va más allá de los objetivos mencionados en este artículo. En síntesis, llevará a: una reducción del nivel global de la producción agrícola; una mejoría sustancial de la competitividad de la producción europea; un mejor cuidado del medio ambiente y con productos de mejor calidad; una agricultura más extensiva y sostenible; mayor eficacia en favor de los pequeños agricultores;

En 1998, el reparto de los gastos globales de la política agrícola de la Unión Europea fue principalmente: 31.000 millones de euros en ayuda directa a productores; 4.800 millones en subsidios a la exportación; 2.000 millones en costos de almacenaje; 460 millones para retirar productos del mercado.

La UE decidió poner un techo al costo de su política agraria, cifrado en 40.500 millones de euros anuales. Aún más importante es el cambio de la filosofía en el gasto, ya que el 82% de los fondos será destinado a las rentas de los agricultores y sólo el 18% será utilizado en subsidios al mercado interno y externo.

Este cambio es aún más radical si se piensa que hoy, sólo el 9,4% de la exportación agrícola europea es subsidiada, cuando en 1992 era el 55%. Estos subsidios respetan las obligaciones derivadas del acuerdo con la OMC.

Sector de los granos. La reducción en el precio sostén del 45% acercará los precios de la producción al nivel del mercado internacional. La UE podrá exportar su trigo en el 2005 sin subsidiar su exportación, por lo cual la Argentina ya no tendrá que competir con ellas.

Queremos que se disciplinen también las políticas de créditos a las exportaciones, las organizaciones estatales de comercio y abusos a la ayuda alimentaria por parte de otros grandes exportadores. Los Estados Unidos practican con sus «loan deficiency payments» una política indirecta de subsidio a la exportación de granos que afecta los precios mundiales y va en sentido contrario a las reducciones de la Unión Europea, así como el abuso de la política de ayuda alimentaria, que aumentó un 120% en dos años.

Sector de la carne bovina. La reforma aprobada en Berlín conducirá, en el 2005, a una reducción del 40% en el precio sostén de la carne vacuna. Sin embargo, es probable que no elimine totalmente la diferencia de precio que existe en el mercado europeo respecto del mercado internacional. Es muy probable que la regulación del comercio internacional de la carne bovina siga administrada por cuotas de acceso a los mercados. Hay que señalar al respecto que la UE es el primer cliente de carne bovina argentina, absorbiendo en la actualidad más de la mitad de sus exportaciones.

Carne ovina. La Argentina se beneficia con un acceso privilegiado al mercado europeo, con una cuota de 23.000 tn de carne ovina libre de aranceles. La vocación ganadera del país debería permitirle aprovechar esta oportunidad. Notemos que en los años últimos sólo se exportaron unas 300 toneladas por año, utilizando una ínfima parte de la cuota.

Sector lechero. La reforma de la política agraria de la UE no ha logrado reducir las cuotas nacionales de producción de leche, pero sí logró bajar los precios sostén en un 15%. En consecuencia, la UE continuará siendo uno de los líderes en la exportación de manteca, quesos y leche en polvo. Se espera hacia el 2005 un aumento de la producción de leche y quesos, y un mayor consumo en el mercado interno. Se estima que habrá un aumento del stock de leche en polvo.

Este sector necesitará reformas para un mejor equilibrio entre oferta y demanda. La próxima reforma de la política lechera de la UE será en el año 2005.

Mercado europeo y Argentina. La reforma de la agricultura europea y el haber cumplido de manera irrestricta el acuerdo agrícola de la OMC, ha significado para la UE una reducción de su participación en los mercados mundiales en beneficio de otros grandes exportadores: la Argentina pudo duplicar su cuota de mercado en el sector de los granos a costa de la reducción de Europa.

Por otro lado, existe la impresión de que el acceso al mercado de la UE es difícil. Sin embargo, la UE importa 9.000 millones de dólares en productos agrícolas desde el Mercosur y los Estados Unidos sólo 2.000 millones.

La UE es el primer importador mundial de productos agrícolas, con 61.500 millones de dólares, y segundo exportador, con 57.600 millones de dólares.

La UE es tradicionalmente el primer cliente de los productos agrícolas de la Argentina, absorbiendo un tercio de las exportaciones de este país de tales productos, primarios y manufacturados.

En 1999 el 54% de las exportaciones de carne bovina de Argentina fue hacia la UE; así como el 51% del pescado fresco y 34% del elaborado; el 60% de las frutas frescas; el 30% de las hortalizas; el 53% de la miel; el 65% de los alimentos para ganado y el 27% del vino.

Además, la Argentina es el único país de América Latina en beneficiarse con la equivalencia en certificación de productos orgánicos en la UE. Actualmente, la UE compra el 85% de las exportaciones argentinas de estos productos.

La certificación y el etiquetado de los productos transgénicos son una forma de información al consumidor, y de ninguna manera una protección. Al producir transgénicos, habrá que tener en cuenta las preferencias de los consumidores.

Intercambio UE – Argentina. La estructura de las exportaciones argentinas a la UE está poco diversificada, ya que sólo un 14% del total de sus exportaciones son industriales. El mercado europeo de productos industriales está entre los más abiertos, con una tarifa arancelaria con un promedio del 4%.

La escasa exportación de productos industriales de la Argentina explica el menor dinamismo del comercio argentino con la UE. Argentina debería mirar con más determinación las oportunidades que le ofrece el mercado europeo.

Sin embargo, el déficit comercial de la Argentina se redujo a 2.400 millones de dólares en 1999 y a 674 millones en los primeros siete meses de 2000. Con un intercambio anual de 12.000 millones de dólares, el déficit comercial de la Argentina ya no es muy significativo.

Se hace hincapié en que dos tercios de las exportaciones a Europa entran sin aranceles ni limitación; sin embargo, hay un grupo de productos sensibles que enfrentan restricciones para acceder a nuestro mercado y que sólo representan el 12% del total de las exportaciones.

Se estima que el total de aranceles que los productos argentinos pagan por acceder al mercado europeo alcanzó en 1999 a 377 millones de dólares; pero los productos europeos que acceden al mercado argentino pagan 953 millones. En otros términos, por cada dólar exportado a la UE, la Argentina paga ocho centavos de dólar, mientras que por cada dólar exportado a la Argentina, la UE paga casi el doble: 13 centavos.

Por otro lado, la inversión europea en la Argentina cumple una función esencial en la transformación productiva. En 1999, el 66% de la inversión extranjera fue realizado por las firmas europeas. En los diez años últimos, del total de inversiones de empresas extranjeras en la Argentina (126.638 millones de dólares), la UE aportó el 47%; el NAFTA el 41% y el Mercosur el 9%.

Hacia una Asociación UE-Mercosur. Pronto tendrá lugar en Brasil la tercera Ronda de Negociaciones con vistas a alcanzar una asociación política, económica, comercial y de cooperación entre la UE y el Mercosur, como se alcanzó con México. Esta negociación es prioritaria para la UE. Uno de los puntos de esta negociación será sin duda la reciprocidad de acceso a los respectivos mercados. No olvidemos que la agricultura será parte de la negociación, y la UE puede negociar concesiones. El éxito de esta negociación le permitirá a Europa mantener su posición estratégica de primer cliente y de primer inversionista del Cono Sur de América.

(*) Embajador, jefe de la Delegación de la Comisión Europea en la Argentina.


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