La biodiversidad en las zonas áridas ayudaría a amortiguar efectos del cambio climático
Pese a la buena cantidad de lluvias caídas este año, todo indica que los períodos de sequía tenderán a acentuarse en el futuro. La vegetación juega un rol clave para atenuar el proceso.
Proyecto maras
El norte de la Patagonia ha estado afectado por una fuerte sequía desde el 2007, con importantes consecuencias productivas, económicas y sociales. Si bien este ciclo seco parece haberse comenzado a revertir a partir del presente año, existen evidencias científicas de que, como consecuencia del cambio climático global, las sequías tenderán a hacerse más severas, prolongadas, recurrentes y afectarán áreas más extensas en los próximos años.
En un estudio reciente, que fue publicado en la revista Biology Letters, se demostró que la diversidad de especies vegetales en las zonas áridas y semiáridas de la Patagonia es crucial para amortiguar los efectos de la sequía sobre el funcionamiento de los ecosistemas. En el estudio, liderado por investigadores del INTA, en colaboración con investigadores del Conicet y de la Universidad Rey Juan Carlos (España), se analizó la marcha de los índices de vegetación a partir de información provista por imágenes satelitales y se la relacionó con información climática y los datos de vegetación obtenida en terreno de 310 parcelas de monitoreo de ecosistemas áridos y semiáridos de la Patagonia. Los resultados extraídos en este estudio muestran que el impacto de la sequía sobre la productividad de los ecosistemas es mayor cuanto mayor es la intensidad de la sequía y la temperatura. Este efecto negativo del clima es atenuado cuanto mayor es la diversidad de especies vegetales del ecosistema.
La importancia de la diversidad de especies para amortiguar los efectos negativos de la sequía había sido demostrada anteriormente en estudios realizados bajo condiciones controladas en invernadero. El estudio conducido por el INTA es el primero en demostrarlo en condiciones de campo para una región tan extensa como la Patagonia y con un número tan alto de sitios de observación.
“Los ecosistemas con mayor diversidad de especies de plantas tienen mayor probabilidad de tener especies más tolerantes a la sequía y, además, pueden hacer un uso más eficiente de los recursos disponibles debido a la complementariedad entre las especies”, “por ejemplo, algunas especies consumen el agua almacenada en las capas superficiales del suelo, mientras que otras lo hacen desde las capas más profundas, por eso es muy importante conservar la diversidad de especies y, de esta manera, la diversidad de estrategias en el uso de los recursos” señaló el Ing. Juan Gaitán, del INTA Bariloche.
Según el especialista, “estos resultados tienen importantes implicancias para el manejo de los pastizales naturales de la Patagonia, dado que la sobreexplotación de los mismos causa una pérdida de la diversidad de especies y con ello aumenta la susceptibilidad a los ciclos de sequía”.
Para evitar la sobreexplotación de los pastizales, principalmente por sobrepastoreo, el INTA ha desarrollado tecnologías que tienen por objetivo ajustar la carga animal a la productividad forrajera de los campos y de esta manera evitar la degradación de las tierras y la pérdida de especies. Según el Ing. Donaldo Bran, otro investigador del INTA Bariloche, “nosotros hemos demostrado que en los pastizales naturales bajo pastoreo intenso se mantienen niveles de diversidad deprimidos, y si se sigue presionando esos niveles cambian hacia estados que ya no se pueden recuperar”. En este sentido, el estudio recientemente publicado demostró de una manera empírica la importancia de conservar la diversidad de especies como una forma de mantener la producción de forraje para el ganado y la provisión de otros servicios ecosistémicos que las zonas áridas y semiáridas nos brindan.
Este estudio forma parte de un proyecto más amplio del INTA denominado “Monitoreo Ambiental para Regiones Áridas y Semiáridas (Maras)”, conducido por investigadores de la Estaciones Experimentales localizadas en Bariloche, Esquel, Trelew, Río Gallegos y Viedma. A través del proyecto Maras se instalaron 310 parcelas desde Tierra del Fuego hasta el norte del Neuquén, en las cuales se monitorearán indicadores del suelo y la vegetación a largo plazo.
Indicadores
“En las zonas áridas y semiáridas, debido a la escasez de agua, la vegetación no cubre totalmente el suelo sino que tiene una distribución discontinua en forma de parches vegetados en una matriz de suelo desnudo”, explicó el Ing. Gaitán. Según el investigador, “la configuración espacial de los parches de vegetación es muy importante porque determina la manera en la cual la vegetación protege al suelo contra los procesos erosivos”. De acuerdo con esto, “en las Maras medimos indicadores del tamaño (ancho, largo y altura) y densidad de los parches vegetación y la distancia entre los mismos” agregó.
Además, se registra el número de especies vegetales presentes y el porcentaje de suelo que cubre cada una. En cuanto al suelo, se miden 11 indicadores del estado de la superficie relacionados con la capacidad del mismo para almacenar agua, reciclar nutrientes y resistir la erosión del viento y de la lluvia.
Además, se toman muestras del suelo para analizar en el laboratorio variables que hacen a la calidad del mismo, tales como contenido de materia orgánica y nitrógeno, pH, salinidad y textura.
Esta red de parcelas, junto con el análisis de imágenes satelitales y datos climáticos, permitirá contar con un sistema regional de monitoreo cuya finalidad es detectar la tendencia de los procesos de desertificación y cambio climático y proporcionar alertas tempranas que ayuden a tomar decisiones de manejo para frenar y revertir el problema.
El problema de la sequía
En el Laboratorio de Teledetección-SIG del INTA Bariloche se realizó un análisis sobre la evolución de la superficie de las lagunas Carilaufquen Chica y Grande, próximas a la localidad de Ing. Jacobacci. El análisis se realizó mediante la utilización de imágenes del satélite Landsat de enero o febrero de cada año, desde 1997 hasta el 2013. Como se observa en las imágenes, la superficie de las lagunas se incrementó desde 1997 hasta el 2003, año en que comenzaron a decrecer, primero lentamente y desde el 2007 en forma más acelerada. Por lo tanto, el 2007 puede señalarse como el inicio de la sequía en la Región Sur de la provincia.
Un informe oficial, que acompaña el decreto Nº 487 del gobierno de la provincia del 6 de mayo del 2014, da cuenta del impacto que tuvo la sequía sobre el sector agropecuario en la provincia de Río Negro. Al 2013, se estima que permanecen menos de 4.000 productores, de los más de 5.000 que existían antes de que se iniciara el período seco. El número de ovinos en la Región Sur, que llegó a superar los 2.000.000 de cabezas antes del inicio de la sequía, se redujo al 2013 a aproximadamente 600.000 cabezas, ya que gran cantidad de hacienda se trasladó a los departamentos del noreste (principalmente Adolfo Alsina) y al partido de Patagones, de la provincia de Buenos Aires. En el sector ovino, los efectos de la sequía fueron agravados en magnitud por la caída de cenizas del volcán Caulle-Puyehue en junio de l2011. Si bien en el presente año las precipitaciones registradas superaron entre un 100 y 200% los promedios históricos, existen evidencias, derivadas de modelos climáticos a largo plazo, que las sequías tenderán a agravarse en el futuro.
(*) Laboratorio de Teledetección y SIG Área de Recursos Naturales.
Jefe del Grupo Evaluación, Uso y Monitoreo de Tierras INTA EEA Bariloche
Ing. Agr. MSc. Juan J. Gaitán
gaitan.juan@inta.gob.ar
Proyecto maras
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