La burocracia facilita que la basura siga descargándose al río Negro en Viedma

La Municipalidad de Viedma todavía no logró colocar las rejas en los caños que arrojan agua de lluvia al río Negro, y en consecuencia cada vez que corre líquido por los desagües, la basura de las calles continúa teniendo al curso de agua como depósito principal.

Si bien en estos días sólo cayeron 24 milímetros, desde la comuna se explicó que los pasos administrativos impidieron todavía concretar el trabajo de colocación.

La demora obedece a que la empresa que ganó la licitación no habría estado en el registro de proveedores, entre otros motivos, y en consecuencia la tarea recién se podría concretar el 2 de noviembre. Llamativamente, ese día es sábado.

También resultó notoria la decisión comunal de convocar a terceros para su instalación en virtud de que sólo se requiere adosar las rejas filtrantes a las bocas ubicadas en las estaciones de bombeo de los bulevares Ayacucho e Ituzaingó.

De acuerdo al cronograma de tareas informado en forma pública por el Departamento Provincial de Aguas (DPA), esas estructuras para contener residuos quedaron en poder del Municipio en junio pasado, es decir cuatro meses atrás.

Debido a las demoras oficiales, en mayo pasado un grupo de Vecinos Autoconvocados por la sanidad del rio Negro -molestos por la situación- colocaron una malla sobre el lecho del río Negro buscando contener los desperdicios que caen al río por un desagüe pluvial, cada vez que llueve.

Para asegurar la protección en la base de las bocas de la planta de bombeo del bulevard Ayacucho, en el lugar denominado Barco Hundido, los impulsores de la iniciativa se valieron de un alambre tejido.

Antes de echar manos a la obra para emplazar ese paliativo – y para evitar inconvenientes legales- indagaron en la normativa vigente y encontraron que el procedimiento se justifica al basarse en el artículo N° 1.781 del Código Civil y Comercial nacional.

Ese punto estipula que existe gestión de negocios cuando una persona asume oficiosamente la gestión de un negocio ajeno por un motivo razonable, sin intención de hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada, convencional o legalmente.