La Corte de EE. UU. avaló la inyección letal como método

WASHINGTON (DPA) – La Corte Suprema de Estados Unidos declaró ayer legal el uso de la inyección letal para ejecutar a presos condenados a la pena capital. Según los expertos, las ejecuciones aplazadas en varios estados norteamericanos podrán llevarse a cabo a partir de ahora utilizando este método.

En septiembre pasado se suspendieron las ejecuciones hasta conocer el fallo.

«Un método de ejecución viola la Octava Enmienda solamente si está deliberadamente diseñado para infligir dolor», escribió el juez Clarence Thomas en una opinión coincidente de la decisión de la corte, que contó con siete magistrados a favor y dos en contra. En concreto, el tribunal se ocupó de dos condenados a muerte en Kentucky, que no rebatían el veredicto del proceso, sino el método de ejecución. Argumentaban contra la inyección letal que está compuesta por tres químicos diferentes que causan la tortura durante la ejecución, lo que a su vez viola la Constitución por crueldad en el castigo.(ver infografía)

Los jueces de la Corte no consideraron apto el argumento y señalaron que los demandantes no habían demostrado de forma convincente que el riesgo de dolores en caso de que fallara el uso de una inyección supusiese un castigo horrendo, citan los medios locales, que se remiten al escrito firmado por el presidente de los magistrados, John Roberts.

Según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte en Washington, con la sentencia de hoy no se descarta el recurso contra la inyección en otros estados norteamericanos.

Los presos en Kentucky expusieron en su demanda que en varias ejecuciones de Estados Unidos, que se prolongaron durante 30 minutos, se podían percibir indicios de fuertes dolores por parte de los ejecutados.

Presentaron además estudios científicos que certifican que los condenados podían morir de forma tortuosa y ser plenamente conscientes de ello si la primera dosis del químico para anestesiar no era lo suficientemente fuerte. Paralizados por el segundo compuesto, los reos ni siquiera pueden gritar de dolor.

En tanto, la jueza Ruth Bader Ginsburg, en su opinión disidente, señaló que no hay garantías de que los prisioneros estén adecuadamente inmunizados ante el dolor. «No dispondría tan rápido en el caso, dado el riesgo en juego», escribió.

El anuncio del dictamen coincide con la visita a la Casa Blanca en Washington del Papa, Benedicto XVI, un férreo detractor de la condena a muerte.