Exclusivo Suscriptores

La estrategia de Piedrabuena que inquieta al Poder Judicial de Neuquén

El juez de Garantías enfrenta cargos penales y un Jurado de Enjuiciamiento. Hasta ahora logró ganar tiempo y poner nerviosos a magistrados, fiscales y defensores.

Ocurrió ayer a la mañana, en una audiencia por una causa conexa al escándalo del hipermercado. El abogado defensor del juez Diego Piedrabuena, Francisco Oneto, y la esposa del magistrado, Liliana Geldres, se cruzaron a los gritos con los integrantes del Tribunal de Impugnación.

Estuvieron al límite del insulto, hubo amenazas de sanciones, y el final a nadie sorprendió: Oneto recusó a dos de los jueces de Impugnación por presunta falta de imparcialidad. A uno de ellos lo tildó de creerse «emperador del derecho».

El comportamiento agresivo en las audiencias, invocar derechos supuestamente vulnerados, pedir reposición, revisión e impugnación ante cualquier decisión adversa, hablar aún sin autorización por encima de otro orador, quejarse porque no le dan la palabra, y finalmente recusar a quien se expresa en contra de sus intereses, es una constante de Piedrabuena y su abogado Oneto desde que fue imputado por los incidentes del 12 de diciembre pasado en el hipermercado. La estrategia se profundizó cuando se declaró admisible el Jurado de Enjuiciamiento en su contra.

Las contiendas que entabla el equipo Piedrabuena, utilizando todas las herramientas procesales, no apuntan casi nunca al fondo de la cuestión. Por ejemplo en la audiencia de ayer a la mañana, una buena parte de las dos horas y media se consumieron en una agotadora discusión sobre a quién le correspondía la última palabra antes de que el Tribunal pase a deliberar.


La denuncia


Francisco Oneto, el abogado de Piedrabuena.

El tema de fondo de la audiencia merecía un tratamiento serio. Geldres denunció, el 11 de febrero pasado, que el día que la detuvieron por los incidentes del hipermercado abusaron de ella durante la requisa en la comisaría Primera, adonde la llevaron demorada junto con su esposo.

Como informó Río Negro en mayo pasado, la denuncia fue remitida al fiscal de Delitos Sexuales, Manuel Islas, quien la desestimó tras una corta investigación. «Lo que relató Geldres que le sucedió en la comisaría Primera es el procedimiento que por ley realiza el personal policial denominado requisa que consiste justamente en la palpación corpórea y superficial efectuada por personal policial –masculino o femenino según el caso- sobre el cuerpo del detenido/a en búsqueda de cosas peligrosas», dictaminó el fiscal.

La mujer policía encargada de la requisa declaró que sólo le pidió que se quitara el corpiño con alambre, y que lo hizo en la privacidad del baño. En consecuencia, el fiscal Islas archivó la denuncia el 26 de marzo.

Geldres pidió que un juez revise la decisión. La audiencia se hizo el 5 de mayo pasado ante Leandro Nieves, quien confirmó la decisión del fiscal.


La audiencia no tiene VAR


No conforme con esa decisión, presentó una impugnación. La audiencia se hizo este miércoles ante los jueces Andrés Repetto, Daniel Varessio y Florencia Martini. Fue privada, por las características del delito, pero los detalles trascendieron luego del escandaloso final.

Jamás cumplió los fines para los cuales fue convocada. La querella, representada por Oneto en nombre de Geldres, pidió que el recurso de impugnación se declare admisible, y la fiscalía a cargo de Manuel Islas solicitó que se rechace. Oneto reclamó la última palabra, los jueces le dijeron que sólo está reservada para los imputados mientras que él es querellante, el abogado pidió reposición y la discusión se trabó.

En medio del griterío entre el querellante, su representada y los jueces, Oneto dijo que creyó escuchar que el juez Varessio había pronunciado algunas palabras que podrían darle motivos para recusarlo. Pidió que repitan el audio, algo equivalente al VAR en un partido de fútbol.

La Oficina Judicial le dijo que era imposible por una cuestión técnica, de modo que Oneto lo recusó directamente. Cuando el juez Repetto, presidente del Tribunal, le advirtió que podía imponerle una sanción por las constantes faltas de respeto, también lo recusó a él.

¿Qué pasará ahora? La recusación de los jueces aterrizará en la sala penal del Tribunal Superior de Justicia, pero ninguno de los vocales está en condiciones de intervenir: todos, en distintas etapas, quedaron involucrados en el jury contra Piedrabuena. Si no se apartan, seguramente la esposa del magistrado los recusará. Así de sensibles están los ánimos.


Inquietud y temor


La estrategia de Piedrabuena inquieta al Poder Judicial. Su política de recusar jueces y fiscales, muchas veces con éxito, genera roces, desgaste y desaliento interno. Algunos lo evitan, no atienden el teléfono, preparan argumentos para no aceptar el caso si los llegaran a convocar. Ni los defensores públicos están fuera de su espectro de acción: Raúl Caferra y Leandro Seisdedos renunciaron ya tres veces a defenderlo.

Poco a poco empieza a instalarse el temor. Ya no es sólo la preocupación por el desprestigio que los está alcanzando a todos sin distinción como una indetenible mancha de aceite. Es miedo. Al escrache, a la fake news, a quedar entrampados en algo sin retorno.


Comentarios