La feria de El Bolsón ya tracciona la recuperación turística

Comenzó de a poco pero ya está de pie a pleno. Funciona cuatro veces por semana y tiene unos 200 puestos ubicados en la plaza Pagano. Es un atractivo para los visitantes.

Redacción

Por Redacción

Empezó con intentos cautelosos hace ya tres meses, con no más de 30 ó 40 puestos, pero desde la reapertura del turismo ya funciona a pleno. La Feria Regional de El Bolsón es un atractivo infalible, que seduce no solo a los turistas sino también a muchos lugareños.

Unos y otros buscan allí la artesanía única, original, el trabajo virtuoso con sello cordillerano o también el regalo ideal que -por ejemplo en estas vísperas de Navidad- contribuye a movilizar las ventas.

La feria en la plaza Pagano funciona de manera regular todos los martes, jueves, sábados, domingos y feriados, de 10 a 17.

Alrededor de 200 puestos pueblan ya la extensa herradura que rodea a la plaza del gran mástil y el lago artificial, remodelada a nuevo en los últimos meses.

El secretario municipal de Turismo, Bruno Hellriegel, dijo que la feria “tiene una tradición muy larga, de muchos años” que la ubican como la más valorada de la Patagonia. “Para nosotros tiene un valor emblemático”, reconoció.

Dijo que desde el área a su cargo en el último tiempo buscan revalorizar y promocionar especialmente los atractivos de naturaleza, pero la feria les compite de igual a igual, como puerta de entrada a un universo cultural muy característico de El Bolsón.

Hellriegel dijo que la feria hoy tiene una variedad muy grande y matices de todo tipo. Pero reconoció que conserva todavía “una cuestión, mítica, asociada al hippismo característico de una época” en el valle ubicado al pie del Piltriquitrón, que con sus variantes y herencias perdura hasta hoy.

Es posible encontrar en la feria muy cuidados trabajos en cuero, madera, metales, juguetes de paño, sahumerios, dulces, plantas, velas, chocolates, cerveza artesanal, crochet, pedrería, vitrofusión, miel, especias y muchas otras expresiones del arte y la gastronomía.

Es visitada con regularidad por turistas argentinos y extranjeros (un público que todavía no volvió, debido a la pandemia) y muchos de los visitantes no pernoctan en El Bolsón, ya que la feria también es cita obligada para los “transfer” que llevan turistas por el día desde Bariloche.

El secretario de Turismo dijo que los protocolos de prevención por Covid fueron elaborado con todo detalle y hasta ahora no han tenido problemas. Señaló que que la apertura dispuesta el 4 de diciembre empezó a mover la aguja del turismo en la comarca y El Bolsón registró el fin de semana largo una ocupación del 62%. Dijo que para después de las fiestas esperan alcanzar niveles del 75 a 80%.

El funcionario admitió que la relación del municipio con los feriantes no siempre fue buena, pero en el ùtlimo tiempo comenzaron a establecer un mejor vínculo a partir de los festejos por los 40 años de la feria, que se compulieron el año pasado, y de los arreglos realizados en la plaza.

Dijo que está todavía es motivo de debate qué tipo de arancel o canon se les debería cobrar por el uso del espacio público. Hellriegel dijo que hoy exponen y venden sin abonar nada al municipio y la admisión de nuevos artesanos depende de la comisión que ellos mismos conformaron para organizar el paseo. “Yo creo que algo deberían pagar, porque lo hacen todas las actividades comerciales en la ciudad”, opinó.


Experiencia movilizadora



Lorena Miranda, es de Buenos Aires, elabora muñecas y juguetes de trapo y de materiales reciclables y vende en la feria de El Bolsón desde hace 12 años. Contó que su “gancho” con el lugar nació cuando viajaba como mochilera, para recorrer la montaña y ya entonces sentía el imán de la feria. “Es algo que te atrapa, tiene una calidez… que no sé, no lo podría explicar”, aseguró.

Con el tiempo decidió quedarse y finalmente sus habilidades para la confección de muñecas le permitió “formar parte”. En estos días espera mejorar sus ventas con motivo de las fiestas y paliar en parte el largo y durísimo paréntesis que obligó a cerrar la feria durante casi seis meses.

“Esperamos poder sostenerla, el turismo ya empezó a venir. En el último fin de semana me compró gente de Neuquén y también de Córdoba. Y tengo amigos con cabañas que ya pactaron varias reservas para enero y febrero. La expectativa está”, dijo Lorena.

También deslizó un pedido: “en este momento de mucho cuidado no puede ser que no haya baños públicos. El municipio lo debería resolver, la gente nos pregunta y no sabemos qué hacer. Los mandamos al Automóvil Club”.


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