La ganadería regional frente a una nueva oportunidad
Es elevada la dependencia comercial que existe todavía con la producción que llega del norte de la barrera sanitaria para abastecer las góndolas de los mercados de Río Negro y Neuquén.
Tendencias favorables
En tiempos en los que la discusión económica en la región sólo se dedica a debatir la renta petrolera, el monto de las regalías y la jurisdicción a la que corresponde la asignación de las áreas de explotación, un negocio formidable florece de a poco sin que los políticos de turno lo adviertan: la ganadería mediante engorde a corral o feedlot.
A diferencia de la ganadería tradicional realizada en grandes extensiones de tierra, alimentada con pastura natural, la modalidad de feedlot requiere campos más más chicos y a los animales se los mantiene con balanceados sobre la base de granos y suplementos.
La barrera zoofitosanitaria que establece la zona patagónica como libre de aftosa (sin vacunación con monitoreo para Río Negro y Neuquén y sin vacunación ni monitoreo para Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego), presenta una gran oportunidad para aquellos que se atreven a incursionar en un nicho del negocio agropecuario poco explorado en nuestra región. Desde marzo del 2013, dicha barrera rige desde el río Colorado hacia el sur, momento en el que se eliminó el corredor sanitario que permitía el ingreso de ganado vacuno en pie para su faena en los establecimientos de la Patagonia norte.
Si se analizan detenidamente los números de los últimos cinco años, y pasados doce meses de la eliminación del corredor, se observa que lejos de las dificultades que inicialmente se presentaron en cuanto al incremento de precio de los distintos cortes y la escasez de oferta de carne con hueso, el potencial de la actividad en la región es muy grande y el margen de crecimiento que ofrece indica que hay oportunidades para el ingreso de nuevos actores.
Otra noticia que espera la actividad potenciará las posibilidades de esta actividad. Altas fuentes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) aseguraron que antes de fin de año se unificará toda la región al sur del río Colorado, pudiendo ser comercializados al sur del paralelo 42 la hacienda y cortes con hueso producidos en Río Negro y Neuquén. Es decir se amplía el mercado para colocar todo tipo de productos cárnicos.
La barrera sanitaria divide a la actividad pecuaria del país en dos. Esto determina que parte importante de la lógica económica que muestra el mercado de la carne esté definido por los ingresos y egresos de producto que atraviesa dicha barrera. Naturalmente, la zona ganadera por excelencia en nuestro país es la región pampeana y el grueso de la producción vacuna tiene lugar en las provincias que la componen, las cuales no están libres de aftosa y se encuentran al norte de la barrera sanitaria denominada “zona sucia”.
Por ello, la clave para detectar la oportunidad de crecimiento para la actividad en la región hay que buscarla en entender la incidencia que puede tener la barrera y las potencialidades existentes al sur del río Colorado.
Desde que se volvió a establecer la barrera sanitaria a fines de los 90, la mayor parte del mercado de carne en la Patagonia se cubre con el ingreso de producto proveniente del norte de la misma. La tendencia se hizo aún más marcada desde marzo del 2013, cuando se eliminó la autorización al ingreso de carne con hueso o ganado en pie para su faena en el corredor sanitario de la Patagonia norte y se dio otro paso para unificar todo el territorio patagónico.
La estadística dada a conocer recientemente por el Senasa da cuenta de importantes cambios dentro del mercado cárnico de la región.
Uno de ellos muestra que durante el año pasado ingresaron a Río Negro y Neuquén, proveniente del norte de la barrera, cerca de 30.000 toneladas de carne sin hueso, volumen que representa un incremento del orden del 50% respecto de los datos consolidados para el 2012.
Los datos del cierre del primer semestre de este año, últimos computados por el organismo sanitario nacional, señalan que a estas dos provincias ingresaron 14.200 toneladas de carne sin hueso; un volumen que refleja un crecimiento del orden del 13% respecto del mismo período del 2013. La relación del primer semestre del 2012 y 2013 muestra un variación del 31%.
Se puede inferir con toda esta batería de datos que en la región se está consumiendo más carne. Pero hay que aclarar que esta importante suba que se observó sobre la “importación” desde el norte del río Colorado está dada por la prohibición del ingreso de carne con hueso a partir del año pasado que abastecía al mercado con un promedio de 7.000 toneladas anuales y al reacomodamiento interno de la producción regional con un progresivo aumento de la oferta, como se está viendo hasta ahora.
La tendencia que confirma este último punto está dada, entre otros, en la salida de hacienda desde Río Negro y Neuquén hacia el norte de la barrera. En el 2009 cerca de 132.000 vacunos se “exportaron” desde estas dos provincias al norte de la barrera para su terminación. En el 2012 esa cifra alcanzaba los 43.000 animales. Para este año, las proyecciones dan cuenta de que la hacienda en pie vendida al norte no superará las 10.000 cabezas.
La estadística muestra que muchos ganaderos optan hoy por retener su hacienda y terminarla en la región, ya que existen incentivos económicos que estimulan esta alternativa productiva.
Siguiendo con este razonamiento, se puede inferir que el ingreso de carne del norte en los próximos años encontrará un nuevo piso de venta en la región con una oferta local creciente.
Números finos
Para abastecer las cinco provincias patagónicas entraron, en el 2013, casi 59.000 toneladas de carne sin hueso. Si se toma un costo promedio en góndola de $ 40 por kilo, el valor de lo ingresado desde el norte de la barrera representa más de $ 2.300 millones de pesos.
Tomando sólo los datos para Río Negro y Neuquén, se puede decir que unos 1.200 millones de pesos salieron el año pasado de la región para pagar la carne que llegó del norte de la barrera.
Semejantes números parecen demostrar que lo económicamente eficiente sería potenciar el desarrollo de una oferta propia de la zona libre de aftosa, que atienda la demanda con producción de la región. El margen que existe para el crecimiento de la oferta permite pensar en un desarrollo local que sustituya progresivamente a la carne pampeana, reduciendo costos de transporte, generando mano de obra y logrando encadenamientos de la actividad hacia atrás (por ejemplo necesidad de granos para engorde y producción de alimento balanceado) y hacia adelante (por ejemplo el desarrollo de los frigoríficos locales y cadenas de comercialización y transporte hacia dentro de la barrera).
Sin embargo, el potencial de la actividad no sólo es cubrir la demanda dentro de la barrera sanitaria. El verdadero valor de tener una zona libre de aftosa lo representa la posibilidad de incursionar con la producción ganadera patagónica en el mercado internacional. En este sentido, el continente asiático, donde se concentra el 60% de la población mundial, y el desarrollo de China como la primera economía global, presentan una creciente demanda de alimentos y productos primarios hasta ahora sólo aprovechada por nuestro país con el boom de la soja.
La reciente inclusión de la Argentina dentro de la cuota europea 481(ver recuadro), conformada por cortes de carne de alta calidad con terminación de feedlot, es otro paso a favor. La cuota se compone por 48.000 toneladas, donde EE. UU. tiene una participación del 51%, Australia del 27% y Uruguay del 21%. Pero en el 2013 la cuota no fue cubierta, quedando un cupo vacante de 6.000 tn. Un apetecible nicho potencial para los cortes argentinos.
El desafío por delante es múltiple. No implica sólo lograr un producto de calidad, capaz de ser colocado en el mercado de acuerdo con los estándares internacionales. Tiene también mucho que ver con la escala de producción.
La cantidad de cabezas existentes en las provincias debajo de la barrera sanitaria aún es pequeña respecto del mapa que presenta el país. Con incontables extensiones de tierra improductiva, caudalosos ríos que surcan la región y empresarios dispuestos a incursionar en la actividad, no caben dudas de que el crecimiento a mediano plazo debería ser exponencial.
A la vez, los estados provinciales tendrían que advertir la capacidad de producción latente y generar las instancias de fomento a la ganadería mediante programas adecuados que contemplen el acompañamiento, la disposición de áreas productivas y/o el subsidio para el inicio de la producción a los pequeños y medianos productores. Es importante que la política comience a razonar de otra manera y vea el potencial de mediano plazo que tienen provincias como Río Negro y Neuquén en su desarrollo ganadero.
diego penizzotto
diegopenizzotto@rionegro.com.ar
javier lojo
jlojo@rionegro.com.ar
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