La globalización amenaza a las pymes, afirman

Un jurista italiano cree que el Estado debe intervenir.

SAN CARLOS DE BARILOCHE .- El abogado y catedrático italiano Francesco Galgagno reconoció ayer en esta ciudad que los efectos de la globalización económica pueden ser perjudiciales para las pymes.

En ese sentido reivindicó la abundante y precisa legislación de su país, que prevé la intervención del Estado para ayudarlas a superar los efectos de las crisis cíclicas.

Dijo sin embargo que el auxilio habitualmente no se da en forma de subsidios sino en la búsqueda inmediata de una reconversión, programa que se plasma a través de nuevos productos y mercados, que ofrecen una mayor probabilidad de subsistencia y crecimiento.

El destacado especialista disertó aquí en las Segundas Jornadas Rionegrinas de Derecho Privado, que concluyen mañana y reúnen a unos 150 juristas de la región.

El especialista italiano caracterizó a la globalización en curso como un proceso complejo cuyas consecuencias no son similares para todos los sectores.

«Para los industriales pequeños (que poseen firmas de treinta a cincuenta operarios) resultó beneficiosa porque les permitió ampliar sus mercados», dijo en referencia a lo ocurrido en Europa.

Diferenció luego los casos de «los pequeños comercios e industrias artesanales» que dependen excesivamente de su condición de proveedores de firmas más grandes.

«Con ellos queda claro que el mercado no lo es todo -apreció Galgagno- y en este punto el rol del Estado debe ser abrirles a esas microempresas los contactos internacionales» para conseguir clientes más diversos y numerosos.

Galgagno aprovechó la ocasión también para defender la intervención estatal para sostener empresas que quiebran.

Explicó que si la crisis es generalizada «no se puede hacer mucho», pero si una empresa enfrenta una crisis particular «en Italia la ley prevé que intervenga un órgano del gobierno para llevar adelante una administración controlada».

«El administrador podrá decir 'esta empresa está mal gerenciada y por eso no funciona'-ejemplificó-. Entonces busca nuevos dueños capaces de iniciar una gestión distinta y de reconvertir el producto. De esta manera ganan todos, incluso los acreedores».

Dijo que esa legislación fue modernizada recientemente y que también se ocupa del problema del empleo, ya que establece como una de las condiciones del salvataje estatal que la empresa «mantenga estable el número de trabajadores».

Para Galgagno el fenómeno de las crisis cíclicas suele afectar poco y nada a las grandes firmas pero son un dolor de cabeza para las empresas chicas.

Consideró apropiado entonces que estas últimas busquen insertarse temporalmente en grupos más grandes «que tengan pulmones suficientes» para aguantar una debacle financiera.

El experto observó por otra parte que los avances tecnológicos están introduciendo profundos cambios e inaugurando nuevos campos de debate en el derecho privado.

Dijo por ejemplo en ese sentido que el derecho en Europa se modernizó ya para contemplar los contratos que se celebran vía digital y que incluso son tomados como válidas las certificaciones de un escribano transmitidas por Internet.

«Ahora lo que se discute es si se aplica la ley del comprador o la del vendedor -comentó el experto-. Desde el punto de vista de la defensa del consumidor, aparece como lógico aplicar el derecho del comprador, pero los vendedores dicen con razón que no pueden diversificar sus contratos con variantes para cada uno de los países de radicación de sus clientes. Ese es uno de los problemas no saldados».


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