La historia del Trinche Carlovich, un símbolo del potrero argentino

El ‘‘Trinche’’ Carlovich murió debido las agresiones sufridas el miércoles cuando le robaron su bicicleta. Pocos lo vieron jugar, pero todos saben que fue crack.

‘‘Faltando un minuto, están cero a cero. Tomó la pelota, sereno en su acción. Gambeteando a todos, enfrentó al arquero y con fuerte tiro quebró el marcador’’.
Así termina ‘‘El Sueño del Pibe’’, tango de Osvaldo Pugliese. Ayer dejó de latir el corazón de Tomás Carlovich, conocido por el mundo futbolero como el ‘‘Trinche’’. Podría sonar aquel tango mientras se escriben estas líneas. Tan injusto fue lo ocurrido en las últimas horas como grande su historia. Es muy difícil que exista unanimidad de opiniones positivas sobre alguien, y más en esa ciudad. Pero tanto los que lo vieron jugar como quienes no llegamos a hacerlo sabemos que el Trinche fue crack.

Nació en Rosario, el 19 de abril de 1946. Fue el séptimo y último hijo de Elvira y Mario. Hizo inferiores en Central donde jugó un puñado de minutos en primera.
“Es un fenómeno de jugador, pero no le gusta el sacrificio, por eso no triunfó. Jugaba conmigo en Central y prefería irse de caza o de pesca. ¡Qué lástima!. Tenía condiciones técnicas únicas. Al marcarlo, el tipo desaparecía por cualquier lado y con él desaparecía la pelota”, expresó Carlos Timoteo Griguol, quien no lo tuvo en cuenta en la Academia.

Brilló en Central Córdoba con su estilo despojado. Alguna vez César Luis Menotti dijo que ‘‘le gustaba más jugar al fútbol que ser profesional’’. En el ‘‘Matador’’ de Rosario, equipo tradicional del ascenso, este gambeteador nato hizo culto del engaño más útil con su habilidad, dejando en ridículo a los rivales.

Carlovich en las tribunas de Central Córdoba de Rosario. Foto: Télam

Dicen que metía un tubo para evitar al rival y lo esperaba con la pelota en el pie para intentar otro. Y le salía, no lo podían agarrar. Los relatos de técnicos, jugadores e hinchas son el único testimonio porque no hay videos. Para verlo al Trinche se apela a la memoria de los que tuvieron la fortuna de verlo. ‘‘Hacía cosas que iban contra la ley de gravedad’’, contó Carlos ‘‘Cai’’ Aimar, que lo tuvo de compañero en Central.

Roberto Fontanarrosa dijo en su momento: “El Trinche anticipó cosas que después se le vieron a Claudio Borghi. Coincido en que fue uno de los mejores jugadores del país”.
‘‘Central Córdoba fue como estar en el Real Madrid’’, dijo alguna vez Carlovich y completó: ‘‘a mi me gustaba jugar a la pelota’’.

El Trinche jugaba igual en un equipo que en el potrero. No son pocos los que estiman que él prefería un partido de barrio, donde se juega por el amor a la pelota. La esencia más pura del futbolero argentino sufrió en las últimas horas una baja sensible. El asesinato le quitó al Trinche los años de vida que le quedaban junto a su familia en el barrio Tablada, pero su gambeta rosarina vivirá por siempre.

La anécdota inmortal
Los clubes que lo tuvieron: Central (69-70), Flandria (1971), Central Córdoba (72-73, 78 y 80-82), Independiente Rivadavia de Mendoza (1976), Colón (77), Deportivo Maipú (78-79), Andes Talleres de Mendoza (1979) y Newell´s de Cañada de Gómez (85).

Como buen mito futbolero, sobre el Trinche hay mil historias. La más icónica es sobre el amistoso que jugó la selección nacional antes del mundial de Alemania 74’. El combinado que dirigía Vladislao Cap visitó a un combinado rosarino integrado por un mix de jugadores de Central y Newell’s, con el Trinche como único integrante por fuera de los dos grandes de la ciudad.

Cuenta la leyenda que el DT de la selección le pidió a su colega rosarino que sacara al Trinche en el entretiempo porque les estaba pegando un baile bárbaro. Años después, Carlovich confesó: ‘’ese día me salieron todas’’.
Argentina perdió 1-3 con Rosario y el Trinche le sumó un capítulo más a su vida llena de fútbol.

Homicidio en ocasión de robo

Tomás Carlovich estaba internado desde el miércoles último en el en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez de Rosario y no superó la intervención quirúrgica a la que fue sometido a raíz del edema cerebral que padecía, debido a las lesiones que lo ocasionó un grupo de jóvenes que le robó su bicicleta.
Carlovich fue asaltado cuando iba en su bicicleta por Paraná y Eva Perón del barrio Azcuénaga, en la zona de vías férreas de la Estación Rosario Oeste, y los golpes sufridos le ocasionaron un severo traumatismo de cráneo. Así llegó al centro médico con alteraciones neurológicas y en estado grave. Su cuadro fue empeorando. Sufrió un paro cardiorrespiratorio y los médicos decidieron inducirlo a un coma farmacológico con la expectativa de que pudiera ir absorbiendo el hematoma intracraneal. Los profesionales no pudieron establecer si el golpe frontal y en uno de sus parietales fue producto de una agresión externa o sólo por la caída cuando lo empujaron para robarle. Ayer por la mañana no superó la intervención quirúrgica a la que fue sometido a raíz del edema cerebral que padecía y murió.
Por el cariño que le tiene el pueblo rosarino y futbolero, las redes sociales se inundaron de lamentos y pedidos de justicia. Hay un detenido. Se trata de un hombre de 32 años que habría sido el autor del crimen.

»Éste jugaba mejor que yo»

La última vez que Diego Maradona estuvo en Rosario, cuando Central le ganó a Gimnasia por la Superliga, el “Trinche” fue al hotel a saludarlo.
“No sé si hablarle porque me va a sacar cagando”, confió a sus amigos durante la espera. Diego apareció por el lobby y cuando se enteró de quién era lo sorprendió: “¿Cómo andás, Trinche, cómo no te voy a saludar si vos jugabas mejor que yo?”. Y le regaló una camiseta autografiada con esa frase: “Este jugaba mejor que yo”.

OPINIÓN- *por Carlos del Frade, periodista

Dolor en Rosario

El querido “Trinche” Carlovich no pudo gambetear el guadañazo artero que lo esperaba hace décadas. Desigualdades planificadas, violencias desbocadas. Ahora estarás en la bandeja de arriba esperando que las mayorías cambiemos las reglas de juego en la cancha grande de la realidad para que nadie, nunca más, mate para robar. Absurda, traicionera y dolorosa muerte que debe ser mucho más sentida en el querido barrio Tablada.

La vida y la muerte del Trinche forma parte de la síntesis del barrio y la ciudad. El largo y doloroso viaje desde los años setenta al presente. Cancha chica del fútbol, cancha grande de la realidad. En aquella ciudad obrera, portuaria, ferroviaria e industrial y capital nacional del fútbol, el Trinche brillaba de una manera fenomenal. La planificada desindustrialización y desocupación cambió la piel de la ciudad. Piantó la ciudad obrera. Piantó la magia y también la pierna fuerte, si hacía falta, del Trinche. Y acá estamos. Mordiendo la bronca por el asesinato del Trinche, en una ciudad que debe, indefectiblemente, recuperar aquello que le fue robado para que el presente sea distinto.


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