La copa del Campeón del Mundo está en Picún Leufú y la hace Pedro Wlasiuk

A la vera de la Ruta 237, el joven exhibe orgulloso unas replicas doradas de esa copa que tanto celebramos. La primera la hizo en 2014; volvió a intentarlo en 2018. En 2022 esperó hasta la Final. Desde ese día, las vende sin parar.

Una copa en forma de alcancía, que compró por internet en 2014, fue la inspiración de Pedro Wlasiuk para crear su propia estatuilla de yeso y multiplicar en la región la Copa del Mundo que Argentina ganó en el Mundial de Qatar 2022.

Soy el creador de la Copa del Mundo”. Así se presenta Pedro ante RÍO NEGRO. Este joven de 34 años de Picún Leufú desarrolló una réplica que, a los pocos días del triunfo de la selección de Lionel Messi, vende con mucho éxito a la vera de la Ruta Nacional 237, a la altura del kilómetro 1353.

Junto a la Ruta Nacional 237, a 500 metros del acceso a Picún Leufú, se exhiben las Copas del Mundo de yeso que hace Pedro Wlasiuk. Foto: Chino Leiva


Cuando se pasa por Picún Leufú es imposible no ver las copas relucientes, doradas, majestuosas, que se exhiben frente a un portón que da acceso al taller de Pedro, a unos 500 metros de la entrada al pueblo, ubicada a mano derecha para quienes viajan desde la cordillera hacia Neuquén.

“Estoy sorprendido, gente de distintos lugares, de todo el mundo se llevó una de mis copas, eso me llena de alegría”, dijo Pedro que hasta el momento lleva vendidas unas 150 copas desde fines de diciembre, cuando se embarcó en esta aventura impulsada por el triunfo de Argentina en el Mundial de Fútbol.

La idea de confeccionar la Copa del Mundo no es de ahora, pero tomó impulso con el último Mundial. Pedro en 2014 compró una copa en forma de alcancía por internet, por entonces estaba en curso el Mundial de Brasil. “Cuando me llegó la copa pensé que todos tenían que tener una, para mi era como un sueño, vengo viendo los mundiales desde chico y se me ocurrió hacer mi propia copa”, relató.

En ese entonces a pesar de la ilusión argentina, el equipo nacional no pudo alzar la copa y se desmoronó la idea de Pedro, que había hecho algunos ensayos y réplicas.

En stock. Pedro fabrica cada Copa del Mundo a mano, con tres moldes que elaboró. Foto: Chino Leiva


En 2018, con el Mundial de Rusia el joven emprendedor volvió a desempolvar sus moldes y fabricó algunas copas para vender, pero no tuvo resultado y nuevamente la selección regresó con las manos vacías. Optó por regalar toda su producción, aunque conservó un ejemplar que tiene la firma del “Vasco” Julio Olarticoechea, el jugador de la selección que ganó el Mundial de 1986 junto a Diego Maradona, que tuvo en sus manos su réplica cuando visitó Picún invitado por el municipio.

Y llegó el 2022. “Esta vez esperé que lleguemos a la final y que ganemos porque era como una mufa que hacía las copas antes y no ganábamos”, señaló entre risas al recordar la tensión con la que vivió el Mundial de Qatar y cuando llegó el último penal del partido contra Francia, salió eufórico a festejar con su copa.

Margarita, la mamá de Pedro Wlasiuk, es incondicional y parte importante en el emprendimiento de la Copa del Mundo. Foto: Chino Leiva


Ya antes del Mundial Pedro estaba “convencido que íbamos a ganar”, dijo y recordó que un día, en la previa al debut de Argentina soñó con el triunfo, luego de pedir a Dios “una señal”. Y así fue.

Al día siguiente de aquel memorable 18 de diciembre, Pedro rescató de su taller las copas que le habían quedado hechas del 2018, las pintó con el color oro metalizado y empezó a publicarlas en sus redes sociales para la venta. “Quería que todos puedan sentir lo que sentí yo cuando tuve en mis manos la copa que me había comprado”, afirmó y admitió que pensó en ponerla a un precio accesible para que llegue a más personas (hoy se ofrece a 5.000 pesos).

Como la venta en las redes sociales se limitaba a conocidos, a los pocos días, a dos semanas del triunfo, Pedro sacó sus copas a la ruta y fue un éxito. “Puse unos tambores y un tablón afuera del taller, con una bandera argentina, y empezó a parar la gente, los turistas que pasaban por acá, muchos de Buenos Aires, de Córdoba, de Brasil, Perú, Alemania, de todos lados”, contó entusiasmado al ver el resultado de su trabajo.

Muchos le devolvieron la alegría enviándole videos o fotos de su copa en distintos paisajes y hasta un argentino que vivía en España y pasó con sus dos hijos por la ruta, le compartió hace poco el video cuando tuvieron una escala en su regreso en un aeropuerto de Francia donde exhibieron la Copa del Mundo hecha en Picún.

Sobre una bandera argentina y un tablón, se exhiben las Copas del Mundo a la vera de la Ruta 237, en Picún Leufú. Foto: Chino Leiva


A Pedro le lleva entre 5 y 6 días hacer cada copa, que primero pasa por el molde de silicona con fibra de vidrio que diseñó a mano, luego tiene un tiempo de secado, el pulido de los detalles, la pintura en color dorado, la base verde y el secado final.

Hoy cuenta con tres moldes para agilizar la producción y cambió el aerosol por pintura sintética color oro metalizado y un barniz final, para que no se deteriore. La venta le ayuda económicamente y despunta un hobby que disfruta plenamente.


“No queda exacta, pero queda bien, es una copa que cualquier persona puede tener y disfrutar”, afirmó el joven que trabaja a diario en el premoldeado de hormigón y tiene la ayuda inconmensurable de su mamá Margarita y su pareja Lorena: “Sin ellas no podría hacer nada”.


Cada día se turnan entre los tres para estar atentos a la demanda de quien se detenga en la ruta a consultar por una copa. De 9 a 21 están todas exhibidas en su tablón, sobre la bandera argentina, frente al taller, a unos metros de la entrada a Picún Leufú.


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