La liberación de tres cóndores que ya surcan el cielo de los Andes al mar
Un fotoperiodista del diario RIO NEGRO participó de la ceremonia ancestral que se realizó en Sierra Paileman. Este es su relato de ese hecho que comenzó bien temprano y cerró con el vuelo majestuoso.
Hace 20 años, a Sierra Paileman, llegaba el Proyecto Conservación Cóndor Andino (PCCA), Los Botana recibieron aquel continente que llegó para una primera liberación, en diciembre del 2003.
El viernes, como en aquella jornada se produjo otra liberación. En este caso fueron tres cóndores, que se suman a los ya 66 ejemplares liberados en esta zona: Kawsarchiq (el que hace comenzar a vivir, en quechua), nacido en el Ecoparque de Buenos Aires, Newen (fuerza vital, en quechua), nacido en el Bioparque La Máxima de Olavarría y Llahue (hijo, en huarpe), nacido en el parque Faunístico de San Juan. “El retorno del Cóndor al mar”, aquel sueño se hace más palpable.
La liberación es el acto cúlmine. Todo es parte de una ceremonia presidida por los pueblos originarios conducida por la comunidad Mapuche de Sierra Paileman. A la madrugada, se saludó al sol, luego se realizó una ceremonia íntima donde los presentes pedimos por la inserción del cóndor, en especial por estos tres pichones.
Cuando el sol ya comenzaba a hacerse notar, cerca de las 9 de la mañana, quienes participamos de la ceremonia fuimos hacia la casa de los Botana. Junto a ellos esperamos a las personas que iban a presenciar la liberación. Se dieron cita “unas 300 personas, de distintas edades, abuelos de noventa y pico de años, con bebés en brazos. Vinieron personas de distintas partes del mundo” expresó agradecido Luis Jacome de PCCA.
Luego de una charla donde se recordaron los momentos más importantes de este proyecto y se reconoció a personas e instituciones que han ayudado, comenzó la caminata hasta la base de la sierra donde se encuentra la condorera que albergó a los juveniles por aproximadamente dos meses. Allí se adaptaron al clima de la zona.
Una vez llegados, se comenzó a preparar una ceremonia donde participaron todos quienes iban a ver el primer vuelo de los tres condoritos que están identificados con los números 80, 81 y 82.
Rumy, integrante de un pueblo originario recordó que el Cóndor para los pueblos originarios es un mensajero entre el cielo y la tierra. Visto desde la cosmovisión mapuche, al Cóndor se lo conoce como Mañke, un intermediario, mensajero, werken, entre la wenumapu, la tierra de arriba, o “el cosmos” y la wentemapu, la tierra que pisamos y todo lo que hay en ella, ya sea la naturaleza o las personas.
Luego de la ceremonia donde se recordó especialmente a quienes ya no se encuentran, pero que fueron muy significativos para el Proyecto, se comenzó el operativo para la apertura del refugio de los juveniles cóndores. En ese momento, cuatro cóndores adultos y liberados anteriormente, volaron cerca del lugar para recibir a los liberados, sumando emotividad a la ceremonia.
Quienes realizamos la tarea de graficar la liberación, accedimos a un refugio para estar cerca pero no visibles al cóndor. Niños y niñas de establecimientos educativos que se acercaron a la base de la sierra Paileman soltaron plumas de cóndores al viento, que se encargó de llevarlas por el cielo.
Cerca de las 13:30, Vanessa miembro y referente del proyecto abrió la puerta de la condorera. Los tres juveniles se tomaron su tiempo para salir. Dos de ellos volaron rápidamente, Kawsarchiq y Llahue. El restante, Newen se dedicó a explorar las cercanías de la condorera para luego desplegar sus alas y tomar contacto con su nuevo hogar.
Si, ya es más palpable que el Cóndor volverá a surcar de los andes al mar.
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