La represión ya dejó un muerto en Irán

Miles marcharon desafiando la prohibición oficial. Presionado, el ayatollah ofrece revisar la elección.

TEHERÁN (AP) _ En desafío a una orden del gobierno, más de 100.000 manifestantes opositores al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad salieron ayer a las calles de Teherán para apoyar al candidato pro reformista Mir Hossein Mousavi en su primera aparición pública tras unas elecciones presidenciales que aseguran fueron fraudulentas.

Uno de los manifestantes murió cuando hombres armados dispararon contra la multitud desde el predio de una milicia progubernamental.

La manifestación, engrosada por gente que salía de los edificios y calles laterales, sucedió horas después de que el líder supremo de Irán ordenara una investigación de las acusaciones de fraude.

Los manifestantes coreaban consignas a favor de Mousavi y muchos vestían el verde característico de su campaña electoral. La multitud tenía unos nueve kilómetros de largo y se estimaba que participaron cientos de miles de personas. Al principio, efectivos de fuerzas de seguridad armados con escudos y garrotes observaban la protesta en silencio.

Sin embargo, un grupo de manifestantes se desprendieron de la marcha y prendieron fuego a neumáticos y papeleras y varias motos fueron incendiadas. En medio de la represión, un fotógrafo de AP vio a una persona muerta por los disparos y a varias más que parecían tener heridas graves en la plaza Azadi (Libertad) de Teherán. Los disparos salieron del predio de una milicia voluntaria vinculada a la poderosa Guardia Revolucionaria.

Mousavi se detuvo al borde de la plaza, sitio del primer discurso del presidente tras la elección, para dirigirse a la multitud. «Larga vida a Mousavi´´, bramó la gente como respuesta. «Esto no es una elección, es una selección´´, decía una pancarta . Algunos manifestantes llevaban carteles que decían «Queremos nuestro voto´´ y levantaban dos dedos en señal de victoria.

«Queremos a nuestro presidente, no al que nos impusieron´´, dijo Sara, de 28 años .

El ayatollah Ali Khamenei ordenó más temprano al poderoso Consejo Guardián que investigue las acusaciones de fraude electoral, pero no era seguro que la decisión de la figura más poderosa de Irán -que elogió el resultado electoral- dejaría satisfechos a quienes protestan contra la reelección de Ahmadinejad ni calmaría los disturbios que por tres días han dejado partes de Teherán marcadas por incendios y escaparates rotos.

El consejo, de 12 miembros entre clérigos y expertos en leyes islámicas, puede declarar los comicios nulos, pero sería una decisión sin precedentes. Es más probable que sea un intento de calmar la situación. Lo último que quieren las autoridades es que las protestas y disturbios aumenten y se cuestione al régimen teocrático en el poder.


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