La sangre, siempre el chorro de sangre

La historia argentina chorrea sangre.

«Como cera chorrean las velas», solía reflexionar el historiador Enrique Barba.

Y la sangre surge en nuestra historia a chorro grueso y ruidoso.

Es en ese perfil de nuestro pasado donde más nos parecemos a España…

Porque aquí, como en España, siempre hubo ganas de matarse.

Siempre dos Españas en la historia.

Siempre dos Argentinas en la historia.

España del «36, dos Españas.

Argentina del «55, dos Argentinas.

Cada una con sus verdades.

Y aquel poeta español diciendo…

«Yo he visto tantas cosas claras que no eran verdad…

Yo he visto gritar viva España. Morir por esa España y era una España…

Yo he visto tantas cosas claras que no eran verdad…

Yo he visto gritar viva España. Morir por esa España y era otra España…

Yo he visto tantas cosas claras que no eran verdad…»

Así también en Argentina.

La Argentina de Lavalle fusilando a Dorrego…

Dos Argentinas.

La Mazorca de Rosas. Cuitiño y el padre de Leandro N. Alem saliendo de madrugada a degollar por la nuca…

«La Mazorca es el antecedente de los grupos de tareas de la dictadura de Jorge Rafael Videla», sentencia José Pablo Feinmann en «La sangre derramada».

Queda corta la comparación. Porque La Mazorca también es antecedente de la Triple A, esa banda de asesinos germinada, diseñada por José López Rega al amparo de Isabel Perón.

O antecedente de los fascistas de la Legión Patriótica, a los que Hipólito Yrigoyen dejó hacer mil tropelías en las calles de Buenos Aires…

El mismo Yrigoyen que miró para otro lado cuando el teniente coronel Héctor Benigno Varela asesinó a cientos de obreros en la ventosa Santa Cruz…

Siempre la sangre a chorros en nuestra historia…

La que hizo correr «El manco» Paz en las sierras de Córdoba.

O la que Justo José de Urquiza dejó que corriese en los días posteriores a Caseros.

La que dejó la consolidación de nuestras fronteras interiores.

También la orgía de sangre fervorosamente planificada por un grupo de asesinos de la Marina de guerra, que un 16 de junio bombardearon una plaza dejando más de 400 muertos…

Y la sangre sembrada por los matarifes de montoneros, el ERP y etc…

Y el gran chorro de sangre: el de la última dictadura militar…

Siempre la sangre en la historia argentina.

Con sus razones, claro está…


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