La última película de Steven Soderbergh

Más que actriz, la joven es una especialista en artes marciales.

LOS ÁNGELES (DPA) – Por fuera parece femenina, delicada y hasta frágil en algunas escenas, pero por dentro lleva la estructura de un soldado agresivo e implacable, casi indestructible: se trata de “Haywire”, uno de los últimos trabajos de Steven Soderbergh antes de retirarse, con acción y combate para seducir a la taquilla. El largometraje verá la luz el mañana en las salas de cine de los Estados Unidos con un elenco plagado de estrellas. La única que no tiene nombre de primera espada es, curiosamente, la protagonista Gina Carano, más conocida en el mundo de las artes marciales, donde está ubicada en el tercer puesto a nivel mundial del ranking. El resto son actores como Michael Douglas, Ewan McGregor o Antonio Banderas, gente experimentada para acompañar a Carano, que se pasa la película repartiendo golpes a diestra y siniestra. La modelo texana encarna a Mallory Kane, una agente encubierta que recibe una serie de encargos complejos que muchos gobiernos no aprobarían. Después de una misión en Barcelona y de otra en Dublín, descubre que algo ha salido mal y que se tiene que proteger de las muchas agresiones e intentos de acabar con ella. Finalmente su misión pasa por regresar a Estados Unidos para poner a su familia a salvo, además de buscar venganza contra aquellos que la han traicionado. Todo ello con la mano de un Soderbergh que hace unos meses anunció su decisión de dejar el cine para enfocarse en su otra gran pasión, la pintura. Oriundo de Atlanta, de 48 años, planteó la cuestión en vísperas de otro trabajo importante, “Contagio”, y sabedor de que aún le quedaban dos más por estrenar, “Haywire” y “Magic Mike”. Y todo en medio de una etapa productiva poderosa para el director, con muchas ofertas sobre la mesa, muy amigo de los actores, a los que ha llevado a cuotas importantes en su carrera, como Julia Roberts en “Erin Brokovich” o a Benicio del Toro en “Traffic”. Pero asegura que ya le ha dedicado varias décadas al séptimo arte y que es tiempo de dedicarse a otras labores. Esta no pasará en su portafolio personal como la mejor de sus creaciones, pero sí una que puede tener buena recepción en taquilla. Está por ver la recepción del público para el estreno de Carano en un largometraje de Hollywood y con una película de alto presupuesto, rodada con 25 millones de dólares. Y después está la violencia, que siempre vende. La cinta tiene amplias dosis de combates, tiros y escenas de acción donde Carano ha preferido no recurrir muchos a los dobles y especialistas, para añadirle unas dosis de interés al filme. Pese a todo, asegura que no es proclive a repartir golpes. “No soy una persona violenta”, dice la luchadora. “De hecho, no me gusta nada hacerle daño a la gente, pero me gusta luchar porque es algo honesto”. También explica que su fama de gran luchadora le ayuda mucho en el terreno sentimental. “Los hombres con los que salgo siempre quieren poner a prueba mi fuerza y luchar conmigo. Pero al final siempre acaban envueltos en mi ternura”, explica. Esa combinación de mujer dura y extremadamente femenina fue lo que atrajo a Soderbergh, convencido desde el principio que Carano debía ser su protagonista tras verla en acción en su campo de la lucha libre. “Gina nos permitió que los planos fluyeran de otra forma, más natural y sin tanto corte, porque no es la típica actriz”. Ése fue precisamente el reto en el estudio: hacer entender a los actores y los especialistas que rodearon a Carano que la texana no es una intérprete, y que eso les permitió concebir un rodaje y un producto poco usual para estos casos. Parecen dosis de adrenalina orgánicas para colmar las aspiraciones de los amantes de la lucha y del cine de acción.

Antes de dejar el cine para dedicarse a la pintura, Soderbergh le da instrucciones a la protagonista del filme.


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