La vida en las pantallas

Los adolescentes, y los más chicos, pasan muchas horas de sus días en el mundo virtual. Antes de la pandemia, el fenómeno ya era extendido. Pero durante ese largo período de tiempo, todo se potenció. Los riesgos también. La especialista Roxana Morduchowicz habla del tema.

El 98 % de los adolescentes argentinos tiene al menos un perfil en alguna red social. Pero por fuera de ellas, o en medio de ellas, leen, estudian, escuchan música, se relacionan y hacen la tarea. Están conectados todo el tiempo. Y ocho de cada diez, lo hace sin ninguna compañía.


¿Es culpa del 2020 y la vida virtual que llevamos en pandemia? No parece. La Generación de lo simultáneo, como los llaman en el mundo, está acostumbrada a moverse en el mundo virtual y a hacer de todo y hacerlo a la vez, en ese lugar.

Para la Doctora en Comunicación de la Universidad de París, asesora Principal de la UNESCO en Ciudadanía Digital, y especialista en cultura juvenil y en la relación de los niños y adolescentes con las pantallas, Roxana Morduchowicz, lo más preocupante es la sensación de inmunidad que sienten los más chicos.

“Es un hecho que el 80 % de los adolescentes se conecta sin compañía de adultos o de un hermano. Y lo hacen encerrados en sus habitaciones, habitaciones que hoy son verdaderos cuartos tecnológicos, con tres y hasta cuatro pantallas (celular, computadora, televisor, por ejemplo)”, explicó la especialista durante el ciclo de conferencias YO Pienso que organizó el diario RÍO NEGRO, dedicado a adolescentes y pantallas.

“Lo que arrojan las investigaciones de todo el mundo es que ellos se sienten exentos de todo riesgo: el 95% asegura que no ve riesgos cuando usa internet”, detalló Morduchowicz.


Pero existen. ¿Cuáles son los usos no seguros? “En primer lugar -explica Morduchowicz-, suben demasiada información personal. Ponen su nombre y apellido; sus fotos; las fotos de vacaciones, la escuela a la que van”, enumera. Explica la especialista que, aunque los más pequeños no miden el alcance de la web, y tienden a creer que solo los conocidos van a leer su perfiles, “todo lo que se hace en la web deja una huella digital”.

La huella digital es la marca que dejamos en internet: cada like, cada opinión publicada, cada compra hecha en internet, cada foto, conforma nuestra huella digital. “Esta huella es pública, porque no hay nada privado en la web. Aunque quisiéramos, es imposible que no dejemos nuestra marca. Es difícil de borrar y puede quedar en internet para siempre. Tanto, que puede dañar la imagen a futuro. Los chicos deberían saber, por ejemplo, que las empresas pueden mirar lo que subió un joven a sus redes antes de decidir contratarlo”, detalla Morduchowicz.


Principales problemas



Durante la charla que compartió con la audiencia del RÍO NEGRO, Morduchowicz detalloó el uso y los riesgos de la web y de las redes en general.

1.- Uso limitado de la información: de acuerdo a las investigaciones, los adolescentes se quedan con el primer link que encuentran. No identifican al autor, no analizan ni exploran la procedencia de la información; y copian y pegan textos, algo muy alejado del pensamiento reflexivo que se impulsa en las escuelas.

2.- Viralizan contenidos sin analizar la consecuencias: solo por el hecho de haberlo recibido de u n amigo, se comparte.

3.- Acceden a sitios no deseados (pornografía, sitios no seguros, llenos de discursos de odio, de discriminación).

4.- Cyberbullying: es el acoso o agresión por internet. “Muchos dirán que la burla escolar existió siempre, y es cierto, pero la gravedad se intensifica por internet porque la audiencia es mucho mayor, no tiene límites, y trasciende las fronteras del aula. Además, dura más en el tiempo (en internet queda para siempre)”, detalla Murdochowicz. Y agrega que, a diferencia de lo que ocurre en la escuela, en la web el autor del acoso puede no tener una cara visible, porque se puede acosar de forma anónima. Y hay mayor rapidez de difusión.


5. Grooming: es la acción intencional de un adulto de acosar sexualmente a un niño y adolescente. ¿Cómo? Trata de establecer un vínculo de confianza; luego, de aislarlo del ámbito familiar; comienza a hablar sobre sexo; hay pedidos de intimidad, y luego amenaza con mostrar esas imágenes si no responde a nuevas exigencias.

6. Adicción: Aunque mucho se habla de la adicción a las redes, no todo uso intensivo es adicción. “La adicción -explica la especialista- requiere des un tiempo excesivo (no intensivo, como fue en la pandemia), tiene que haber desinterés de otras actividades; hay imposibilidad de abandonar la tecnología, baja abruptamente el rendimiento escolar, hay un claro desinterés por los amigos en la vida real, hay problemas de salud muy claros, de alimentación y cambios repentinos de humor”, enumera.


De padres e hijos



Aunque la relación de los adolescentes y niños con la tecnología es un tema de preocupación para padres, no es algo que deje afuera a los adultos. De eso habló, Morduchowicz con RÏO NEGRO.

-Muchos padres sienten que, como no entienden la tecnología, no pueden tener un diálogo o autoridad sobre ese tema. ¿Cómo se resuelve esa cuestión?

-El saber que tienen los chicos es un saber instrumental. Saben qué hacer si una pantalla se bloquea, o como configurar algo, pero eso no asegura el saber que uno desea que tengan. Lo que necesitan los padres es lo que ya tienen: criterio y sentido común. No necesitan saber manejar las tecnologías. Sí necesitan explicarles, por ejemplo, que no participen del bullying.

-Se da en muchas ocasiones que son los padres los que usan de modo más intensivo la tecnología que los chicos…

– Eso es algo que sucede muy a menudo. No le podemos pedir al chico algo que no hacemos. Por eso, si vamos a acordar algunas instancias de uso, todos debemos respetarlas.


-Otro punto, relacionado, es que aunque se les prohiba a loschicos subir fotos a las redes, muchos padres la suben al celebrar algunos acontecimientos.

-Sí. Hay muchos momentos en el año – cumpleaños, aniversarios, día del padre, o del niño, que los padres suben fotos de sus hijos, Hay que explicarles que nunca estamos seguros de quién esta detrás de la pantalla, y que cualquiera la puede usar esas fotos.

– Hace pocas semanas se conoció una denuncia contra Instagram por los efectos negativos que causa sobre todo en adolescentes. ¿Qué opinás de ese tema?

-Prácticamente todas las redes sociales generan un deseo de mayor uso, tienen un efecto adictivo. También es cierto que hace varios años salió una investigación, que dice que incluso para los adultos, Instagram es fuente de depresión, porque como todo el mundo sube momentos felices, genera la sensación de que todo el mundo es feliz menos yo. Y también, ocurre con los cuerpos: esos cuerpos que se muestran generan depresión o peor aun bulimia y anorexia. Es un problema muy grande y por eso volvemos a los adultos. Eso de preguntarle a los chicos, qué hiciste hoy en internet, es fundamental. No sabemos si hubo algo que les preocupó, o que les dolió, que los lastimó. Hay que hablar de lo que ocurre en el mundo de la web; es s fundamental para evitar esas consecuencias.


Qué se puede hacer, qué se debe enseñar


Nada reemplaza el diálogo familiar. Hay que explicarles a los chicos que todo lo que se comparte en internet es público y aunque ellos crean que configuran un perfil de modo privado, todo puede quedar expuesto.

Lo que se sube a la web es difícil de borrar. Se puede citar como ejemplo las búsquedas laborales: las empresas suelen mirar los perfiles de las redes sociales

Debemos explicarles que todos tienen derecho a la intimidad, que no hay que subir fotos o textos de otros sin su autorización.

El cyberbulling es una forma de violencia y aunque ellos no lo generen, también participan si comparten imágenes agresivas de otras personas.


Hay que subrayar la importancia de usar fuentes chequeables y confiables.

Es imprescindible distinguir entre quien me envió la información y quién la produjo. Que un amigo o un conocido haya compartido cierta información no es sinónimo de que esa información sea confiable o cierta.

No aceptar contactos de desconocidos.

Debemos explicar en qué consisten los sitios no deseados.

Hay que generar instancias de diálogo para que compartan en familia cualquier situación incómoda que les haya ocurrido en internet.

(Fuente: Roxana Morduchowicz, enseñanza digital)


Recomendaciones generales


Evitar las pantallas hasta los 3 años. ¿Por qué porque así se promueven las acciones motrices que no se pueden generar a través de pantallas y para promover su relación con la vida real

Acordar las edades para cada dispositivo. Hay un reconocido psicoanalista francés que sugiere la regla del 3 6 9 12. Hasta los 3: cero pantalla. A los 3: televisión, en compañía; a los 6 : tablet y compu pero sin internet. A los 9, los mismos dispositivos pero con internet, y en compañía. A los 12 el celular, que coincide con la edad en que terminan la primaria y van ganando en autonomía.

No equipar la habitación con tecnología. En edad escolar primaria hay que tratar de que la tecnología esté fuera de la habitación. ¿Por qué? Porque más tecnología en la habitación significa más horas de uso y en soledad.

Ubicar a las pantallas en espacios de circulación colectiva, porque aún cuando no estén todo el tiempo, los adultos pueden pasar y ver qué hacen con esas pantallas.


De noche, los dispositivos fuera del cuarto. Acordar tiempos de conexión y de desconexión. Esto depende de cada familia, pero si se acuerda, deben cumplirlos todos.

Encontrar un momento para navegar juntos.

Dialogar sobre los usos de internet: Los adultos deben estar al tanto de lo que hacen en internet.

En general, todos preguntamos cómo te fue en un examen, cómo te fue en tal partido. Pero hay una pregunta que no está instalada y debe incorporarse: ¿Qué hiciste hoy en internet?

Fuente: Roxana Morduchowicz


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