Las 16 cuadras que los roquenses eligieron para encontrarse y comprar
La calle Tucumán, entre San Juan y Mendoza, es el espacio colectivo más utilizado por los vecinos de la ciudad, no sólo para pasear o ir de shopping sino también para la reunión casual o programada. Ese carácter lo conserva desde principios del s. XX.
Un abrazo prolongado, sin vergüenzas, estrechó a las dos mujeres en la vereda en medio del bullicio matutino. “Tantos años, más de 20, ¿no? …” dice una mientras se aparta sólo un poco para reconciliar su mirada con ese rostro que le trae la memoria de una juventud compartida.
Esa misma tarde de este invierno 2017 que ya quiere irse, ella y él, adolescentes apenas, tomados de la mano llevan los ojos anegados de estrellas del amor que se tienen.
Más allá, en la vereda del café, una “barrita” de hombres medianamente jóvenes vociferan el desempeño de tal o cual jugador y técnico en el último clásico del fútbol. Cerca, en otra mesa, tres viejos amigos se entreveran en la discusión sobre lo que pasará en las próximas elecciones. Cuadras después, en el circuito de las heladerías, una pareja comparte cucuruchos y sabores con sus dos chiquitos, ávidos de la fresca dulzura.
Y yo, testigo involuntaria, reconozco en esas postales humanas la esencia del espacio colectivo más transitado por cada uno de los habitantes de General Roca: la calle Tucumán.
Ya desde muy temprano en el siglo XX (décadas del ‘20 y ‘30) era la escogida para el paseo o la reunión social. La llamada “vuelta al perro” se extendía entre España y Sarmiento. Con los años se sumaron unas cuadras pero tampoco tantas.
En sus veredas es donde todos se encuentran, sea por casualidad o porque hicieron cita. Si no es la misma vía pública hay ámbitos conocidos, como el bar Avenida, El Nuevo Molino o el Café 43 que superaron las modas y hace décadas son un clásico para la juntada entre dos o más amigas y amigos o parejas, en cualquier momento de la semana. Claro, si hace calorcito, la preferencia está en las disputadas mesitas al aire libre.
Pero ya no son las únicas confiterías que concentran el ánimo gregario de los vecinos. Heladerías y nuevas propuestas de encuentro y socialización amplían la oferta hacia el este y el oeste.
Su propio récord
La Tucumán no es la más antigua, ni la más larga pero sí tiene un récord: el de la mayor cantidad y densidad de comercios. En una recorrida concienzuda, “Río Negro” contabilizó 361 en las 16 cuadras comprendidas entre San Juan y Mendoza, el tramo más codiciado por negocios y empresas. La cifra incluye los locales con habilitación municipal situados a nivel de la calle, con vidrieras o puerta de ingreso visibles. Son más si se añaden los ubicados en el interior de los edificios o en las tres galerías comerciales con salida a Tucumán. Igual, la cantidad puede variar de una semana a otra, tanto por los cierres súbitos y las aperturas como por la inauguración de locales recién construidos, un fenómeno que muestra el dinamismo del sector.
Las cuadras con más comercios son las situadas entre Buenos Aires y Chacabuco y entre Neuquén y Don Bosco.
Hay otra modalidad comercial que no por combatida es menos real. Los puestos callejeros o carritos con los más variados artículos, y hasta manteros o vendedores ambulantes pueblan la Tucumán. Un sábado a la tarde nublado y fresco llegan a sumar nada menos que 27 entre Chacabuco y Santa Cruz y muchos más los días lindos o de fiestas populares, como este aniversario.
La globalización ha llegado con sus efectos a todos los rincones del planeta imponiendo tendencias de consumo y relegando al olvido el intercambio minorista con fines económicos de productos y servicios en una enorme variedad de rubros. Sin embargo, en esta mediana ciudad patagónica no son tan pocos los que resisten. Y algún partidario de la “antiglobalización” todavía puede ser consecuente con sus ideales pues, si se fija con atención, al menos en cada cuadra de la Tucumán un negocio o más pertenecen a la época en que el compromiso de pago a plazos era verbal y con eso bastaba. “La palabra era lo que valía”, subraya Angel “Beto” Alvarez (81), propietario de un conocido taller de chapa y pintura que ha superado largamente los 50 años de existencia.
Mabel Szerman se siente orgullosa. No es para menos porque ya hay una cuarta generación de la familia asumiendo responsabilidades en la tienda El Coloso, toda una institución roquense, que aparte da trabajo a 16 empleados. El negocio abrió en 1936 y siempre estuvo en el mismo sitio: el edificio que con anterioridad supo albergar dependencias del gobierno territorial, luego municipal y hasta calabozos. “Mi abuelo, Samuel Szerman vino de Polonia en 1930. Siempre fue un negocio familiar”. En 1966 construyeron la primera parte del nuevo edificio en lo que era una entrada de camiones. “Antes se vendía de todo, incluso crema para manos, relojes, hilo y agujas, calzado…”.
La tienda afrontó con éxito durante 80 años los cambios sociales y económicos, por lo que la pregunta es obvia:
P- ¿Cuál es el secreto además de la habilidad para los negocios?
R- “Sin dudas –dice Mabel– la clave de los comerciantes locales para permanecer es ser propietarios del inmueble”.
Es una buena razón ya que el precio de los alquileres, que hoy por hoy parte de un piso promedio de unos $ 20.000 mensuales para un local chico ha empujado a muchos emprendimientos a bajar costos optando por calles transversales o paralelas a la Tucumán aun a sabiendas de que el movimiento de gente no será el mismo.
Otro ejemplo de permanencia es la panadería de casi esquina Italia, que se construyó e inauguró en 1904 y es seguramente el comercio más antiguo que continúa abierto, además en su edificio original casi intacto. Aunque cambió varias veces de mano, el último dueño, Eduardo Mirazo, ya sumó 51 años detrás del mostrador. Recuerda que los primeros fueron los hermanos españoles Fidel y Nazario Fernández. “Fue una de las primeras panaderías que se fundaron tras la inundación (de 1899) en el nuevo pueblo y se inició como panadería y herrería”.
¿Y los vecinos?
En medio de tanto trajín, sobre la vía más comercial de Roca también viven muchos vecinos. Sin embargo su presencia pasa casi inadvertida hasta que, más allá de San Juan o de Mendoza (donde Tucumán se transforma en Viedma) la calle recupera el ritmo apacible de cualquiera otra en un barrio de la ciudad. Y hasta puede que como antaño los niños jueguen en ella sin preocuparse por el tránsito.
En Gómez, en cambio, conserva su carácter más ajetreado, si bien la calzada se interrumpe en dos ocasiones, al 4.400 y al 5.300, para continuar después hasta su última cuadra.
El futuro siempre será una incógnita pero por lo que se ve, todo indica que la calle Tucuman seguirá siendo reflejo y galería de las conductas más sociales de los habitantes de General Roca.
Hermosa vista de Tucumán y Roca, el cruce donde a diario se redefine la vida diurna y nocturna de la ciudad.
Hechos, fechas y
costumbres de antes
Bodas de oro con la ciudad
Hoy también es día de festejo para Jorge Ibargüen, su hijo Jesús, y los 29 empleados que trabajan en la firma. Y es que el primer local, el de Tucumán al 300, abrió el 1 de septiembre de 1967, hace exactamente 50 años, aunque –aclaran- “la habilitación municipal es de 1969”.
– “Mi viejo siempre cuenta que lo primero que vendió fue un cuarto de litro de negro pizarrón y una lija”, recuerda Jesús con ternura.
La fecha fue una cábala ya que las 7 sucursales que abrieron después en esta ciudad, Neuquén, Regina y Las Grutas se inauguraron también un 1 de setiembre.
Todo un homenaje a Roca.
Todavía en 1962, carros de tracción a sangre recolectaban los residuos.
Gentileza
Era la densidad media de casas entre Santa Cruz y Belgrano, en los años 30.
De 2 a 3 por cuadra
Club de fans
En 1962, una ordenanza municipal creó la Comisión de Amigos de la Calle Tucumán.
Prohibido “distraídos”
El municipio acaba de repintar de amarillo los cordones donde no se puede estacionar.
Semáforos de piso
¿Será este un avance futuro? Están pensados para los que cruzan mirando el celular.
Datos
- “Es tranquila aunque hemos sido víctimas de robos como todo el mundo. Siempre fue la calle de movimiento y tránsito en Gómez”.
- Graciela Merino, nacida y criada en la ultima cuadra, en J. J. Gómez.
- El 4 de octubre de 1955, la Tucumán recuperó su nombre original y dejó de llamarse Presidente Perón por orden de la Gobernación Militar de Río Negro que dispuso, tanto para calles como para edificios públicos, la “devolución inmediata de su antigua designación”.
- A principios del siglo XX, en la esquina donde hoy está el Banco Nación había un enorme medanal y allí pernoctaban las tropillas con cargas en sus largas travesías hacia el sur o el norte del país.
- En Italia y Tucumán, el famoso hotel Toscano -donde se alojó el ingeniero Cipolletti-, con su cine y salón de baile supo ser el epicentro de las reuniones sociales en la ciudad.
- Los tres días de Carnaval eran el único festejo callejero. Los corsos, con disfraces, carros y jardineras se hacían sobre la Tucumán, desde Italia a España. A las 24 terminaba el corso y empezaba el juego con agua, también con lanzaperfumes.
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