Las grandes potencias prevén una desaceleración de sus economías

Los países ricos se reunieron en Japón para analizar la crisis financiera global. Pidieron informes a los bancos y a petroleros que aumenten la producción.

TOKIO.- Los ministros de Finanzas y los bancos centrales de los siete países más ricos del mundo (G7) estimaron ayer que sus economías iban a sufrir una desaceleración a corto plazo, según el proyecto del comunicado final de su reunión en Tokio.

«En todas nuestras economías, en diferentes grados, se prevé que el crecimiento se desacelere a más o menos corto plazo», advirtieron los representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón.

El terreno en el que se mueve la economía mundial es «más difícil e incierto» que durante la última reunión del G7 el pasado octubre, según el proyecto del texto final, que fue aprobado al término de una media jornada de trabajo.

«En Estados Unidos, el crecimiento de la producción y del empleo se ha desacelerado considerablemente y los riesgos aumentaron», agrega la nota, que subraya que el mercado inmobiliario residencial estadounidense registrará un deterioro «más amplio» que el vivido hasta ahora.

Para hacer frente a esta coyuntura nada alentadora, los países del G7 se muestran dispuestos a «emprender las acciones apropiadas, individual o colectivamente» con el fin de garantizar la estabilidad y el crecimiento de sus economías y de los mercados financieros.

Instan, según el proyecto, a los bancos a hacer público de qué forma se han visto afectados por la crisis de las hipotecas de riesgo en Estados Unidos, insistiendo en la «importancia de desvelar por completo y rápidamente sus pérdidas».

Estos esfuerzos de transparencia deben ir acompañados de «medidas para reforzar su base de capital si es necesario».

El G7 estima que estas medidas desempeñarán un «papel importante en reducir la incertidumbre, mejorar la confianza y restablecer el funcionamiento normal de los mercados», en plena tormenta por una crisis que se hizo evidente por primera vez el pasado verano boreal, cuando se sintieron las primeras consecuencias de las 'subprimes'.

Paralelamente, los siete Estados más ricos instaron a los «países productores de petróleo a aumentar su producción» con el fin de frenar la escalada actual de los precios, que agrava los riesgos de recesión de sus economías.

El comunicado final también podría incluir un apartado sobre las tasas de cambio, tradicionalmente manzana de la discordia entre las siete grandes economías.

Los países de la zona euro quieren que el comunicado final del G7, además de la habitual mención sobre la debilidad juzgada excesiva del yuan, haga hincapié en la caída continúa del dólar frente a la moneda europea, que penaliza a los exportadores del Viejo Continente.

«La apreciación del euro ha alcanzado un nivel que se puede considerar ya por encima de su nivel de equilibrio», declaró el comisario europeo para Asuntos Económicos, Joaquín Almunia.

Sin embargo, la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, admitió el sábado no esperar ningún milagro. «No tengo muchas esperanzas» de que esta cuestión quede reflejada en el comunicado final, dijo.

Las fricciones sobre las tasas de cambio se han atenuado después de que el Banco Central Europeo insinuara el pasado jueves una próxima rebaja de los tipos de interés, lo que provocó de inmediato un cierto retroceso del euro frente al dólar.

En Tokio, los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del G7 examinan además un informe preliminar del Foro sobre Estabilidad Financiera, que trabaja sobre las agencias de calificación de riesgo -acusadas de haber ampliado la crisis financiera-, y sobre la transparencia en las cuentas de las entidades bancarias. (AFP y DPA)


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