Las investigaciones de corrupción llegan finalmente a Lula
La investigación iniciada oportunamente en relación con el llamado “mensalao” (los pagos mensuales ilegales, aparentemente realizados en el 2005 a un grupo de legisladores federales brasileños para comprar sus voluntades) sigue avanzando. Lenta, pero firmemente. El Ministerio Público del Brasil acaba de comenzar a investigar formalmente la relación que podría existir entre el propio expresidente Luiz Inácio Lula da Silva con ese esquema corrupto. Para ello ha dado instrucciones expresas a la Policía Federal brasileña de profundizar la investigación en torno a la actuación que pudo corresponderle al exmandatario en el “mensalao”. Como se esperaba, ciertamente, porque es obvio que no parecía demasiado factible que el hábil y aún muy popular líder del Partido del Trabajo no tuviera conocimiento alguno de lo que sucedía. Habrá que ver, sin embargo si se puede, o no, probar su vinculación con este triste episodio. Nunca es fácil hacerlo. Pero la investigación está ahora en marcha. La tarea policial comienza –es cierto– luego de meses de análisis de pruebas y antecedentes por parte de los propios fiscales. Después de que se condenara al propio jefe de Gabinete de “Lula”, José Dirceu de Oliveira, el año pasado a nada menos que 10 años de prisión. Ocurre que un hombre de negocios, también condenado por este episodio, Marcos Valério de Souza, que enfrenta una sentencia que dispusiera, para él, 40 años de prisión, ha dicho en su testimonio que tanto “Lula” como su exministro de Hacienda, Antonio Palocci, negociaron juntos un aporte ilegal de una empresa de telefonía (aparentemente Portugal Telecom, que tiene operaciones en Brasil) a través de un proveedor de la misma, originario de Macao (la excolonia portuguesa hoy un territorio administrativo especial de China). Con ello De Souza espera seguramente que su “colaboración” con la investigación pueda permitirle solicitar una reducción de su larga condena. Los fondos comprometidos se habrían, en su momento, acreditado en las cuentas de varias empresas de publicidad brasileñas que trabajaban para el partido de “Lula”, de manera de poder pagar así gastos de campaña ya realizados, que estaban en mora. Cabe destacar que “Lula” aún no ha sido notificado, formal y expresamente, de cargo alguno en su contra. Pero en su derredor se cierne una aparente tormenta. Oscura y no demasiado inesperada. Pero tormenta al fin. Mientras tanto, los dirigentes del Partido del Trabajo que fueron condenados en noviembre pasado aún no han sido notificados ni han ido a prisión. Por razones formales, pero es así. “Lula” –y su partido– ha decidido permanecer en silencio. Sin formular declaraciones en ningún sentido. Con la esperanza de que, de pronto, la Policía “no encuentre” rastro alguno que incrimine al expresidente y dar entonces por cerrado este capítulo realmente ingrato de la notable vida política del exmandatario y del Brasil todo. (*) Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
EMILIO J. CÁRDENAS (*)
La investigación iniciada oportunamente en relación con el llamado “mensalao” (los pagos mensuales ilegales, aparentemente realizados en el 2005 a un grupo de legisladores federales brasileños para comprar sus voluntades) sigue avanzando. Lenta, pero firmemente. El Ministerio Público del Brasil acaba de comenzar a investigar formalmente la relación que podría existir entre el propio expresidente Luiz Inácio Lula da Silva con ese esquema corrupto. Para ello ha dado instrucciones expresas a la Policía Federal brasileña de profundizar la investigación en torno a la actuación que pudo corresponderle al exmandatario en el “mensalao”. Como se esperaba, ciertamente, porque es obvio que no parecía demasiado factible que el hábil y aún muy popular líder del Partido del Trabajo no tuviera conocimiento alguno de lo que sucedía. Habrá que ver, sin embargo si se puede, o no, probar su vinculación con este triste episodio. Nunca es fácil hacerlo. Pero la investigación está ahora en marcha. La tarea policial comienza –es cierto– luego de meses de análisis de pruebas y antecedentes por parte de los propios fiscales. Después de que se condenara al propio jefe de Gabinete de “Lula”, José Dirceu de Oliveira, el año pasado a nada menos que 10 años de prisión. Ocurre que un hombre de negocios, también condenado por este episodio, Marcos Valério de Souza, que enfrenta una sentencia que dispusiera, para él, 40 años de prisión, ha dicho en su testimonio que tanto “Lula” como su exministro de Hacienda, Antonio Palocci, negociaron juntos un aporte ilegal de una empresa de telefonía (aparentemente Portugal Telecom, que tiene operaciones en Brasil) a través de un proveedor de la misma, originario de Macao (la excolonia portuguesa hoy un territorio administrativo especial de China). Con ello De Souza espera seguramente que su “colaboración” con la investigación pueda permitirle solicitar una reducción de su larga condena. Los fondos comprometidos se habrían, en su momento, acreditado en las cuentas de varias empresas de publicidad brasileñas que trabajaban para el partido de “Lula”, de manera de poder pagar así gastos de campaña ya realizados, que estaban en mora. Cabe destacar que “Lula” aún no ha sido notificado, formal y expresamente, de cargo alguno en su contra. Pero en su derredor se cierne una aparente tormenta. Oscura y no demasiado inesperada. Pero tormenta al fin. Mientras tanto, los dirigentes del Partido del Trabajo que fueron condenados en noviembre pasado aún no han sido notificados ni han ido a prisión. Por razones formales, pero es así. “Lula” –y su partido– ha decidido permanecer en silencio. Sin formular declaraciones en ningún sentido. Con la esperanza de que, de pronto, la Policía “no encuentre” rastro alguno que incrimine al expresidente y dar entonces por cerrado este capítulo realmente ingrato de la notable vida política del exmandatario y del Brasil todo. (*) Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
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