Las mujeres que se animaron a la Regata

Apenas 14 de los 160 palistas son mujeres en esta edición.

El calor castiga sin piedad en el medio del monte a 40 kilómetros de Conesa. Después de un día de descanso, la Regata retoma su pulso, pero a diferencia de la etapas anteriores, el punto de partida del quinto parcial no es en un balneario sino en una playa agreste dentro del campo rural Bacciadone que tiene costas hacia el río Negro.

Los casi 40 grados del mediodía parecen no afectar demasiado a Raquel Leonarhdt y María Inés Flores, felices de estar en esta competencia. Y no sólo porque así lo manifiesten, sino que sea cual sea la situación, siempre vienen sonrientes arriba de la embarcación N° 78, que el único bote doble femenino de esta edición de la travesía, que a diferencia de otros años tiene un acotado cupo femenino.

De los casi 160 palistas que comenzaron la carrera en la Isla Jordán el pasado sábado, apenas 14 son mujeres. Hay sólo dos botes K1 damas, otras tres chicas en el K2 mixto; otras tantas en el K2 Travesía mixtos A; y cuatro entre los Travesías mixtos C.

Lo cierto es que Raquel y María Inés componen el solitario bote doble femenino de esta Regata. Su fin no es competitivo, todo lo contrario. “Es una terapia, un disfrute que se tiene que vivir al menos una vez en la vida”.

“Es la primera vez que la corremos. Estamos disfrutando de todo lo nuevo y encantadas de toda esta vivencia que nos regala el río día a día”, afirman las únicas mujeres que se animaron a formar una dupla para esta edición.
Raquel tiene 45 años y María Inés cumplió 59 en plena competencia.

Dicen casi a dúo que están cumpliendo un sueño, a pesar del contexto desfavorable provocado por la pandemia. “Estuvimos con barbijo en todas las preparaciones, pero se puede. Hay que cuidarse, nos emburbujamos un poco y acá estamos”, cuenta María Inés, que hace apenas dos veranos comenzó a remar.

Raquel comenzó a hacerlo hace siete años y jura no hay nada más bello que el río por dentro. “Es otro mundo. El que nunca lo hizo, no sabe de lo que se está perdiendo. Todos se tienen que animar: chaleco, pala, bote y al agua, a disfrutar”. Su compañera redobla la apuesta: “Hay que animarse y admirar semejante maravilla. No se puede describir, hay que estar adentro”.

Felicidad en el agua al terminar la etapa de ayer. Foto: Jorge Tanos.

El ejemplo de Raquel y María Inés quizás empuje a otras a formar parte de esta travesía, que históricamente ha tenido mujeres que han marcado hitos en la prueba de canotaje más larga del mundo.

“Si no se quiere venir a competir, hay que venir a disfrutarla. Conozco muchas chicas que reman pero todavía no se animan a tomar parte de esto. Esta es nuestra primera vez y ya no tenemos dudas; hay que animarse”, pide Raquel. María Inés lo sugiere como terapia también. “Y no sólo mental, para mi salud fue más que importante. Yo tengo fibromialgias, artritis en las manos… Y con el canotaje se me modificó todo y chau medicamentos. La Regata es sanadora… el canotaje es sanador…”.

Raquel, que junto a su compañera representan al club Dos Puentes -que está debutando en la Regata- también tiene algo para decir. “Correr la Regata es súper relajante, el canotaje ayuda a la salud mental”, y deja un mensaje. “Chicas, todas las agua, que para la próxima Regata tenemos que ser muchas más”.


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