Las casualidades que se repiten en Vaca Muerta

La sorprendente contemporaneidad del autoreconocimiento público de la comunidad Campo Maripe con lo que se considera el nacimiento de Vaca Muerta aún hoy, a casi seis años, es muy difícil de explicar. Un erudito funcionario provincial jugó por aquellos años un inequívoco presagio: “cuando Nación venga por la vaca soy el primero que se pone la vincha”, en una referencia poco respetuosa a un símbolo típico del pueblo originario.

El caso siempre fue complejo. En el momento más tenso del conflicto entre el exgobernador Jorge Sapag y el por entonces CEO de YPF, Miguel Galuccio, por la reforma de la ley de Hidrocarburos, la comunidad obtuvo de la Provincia la personería jurídica.

También fue mimada por YPF con un proyecto rural que acondicionó decenas de hectáreas bajo riego cerca del río Neuquén. Años después Shell acordó un pago en efectivo en una suerte de canon por convivencia pacífica.

Los Campo Maripe son reconocidos vecinos de la zona de Añelo y su pacífico pasado sólo se vio manchado cuando bloquearon una visita del candidato a la presidencia Daniel Scioli, una actividad de la que casi nadie sabía nada excepto ellos. Pero su reclamo de tierras, apoyado por zonal mapuche Xawvnko, de largas relaciones con las petroleras, fue desestimado casi por la misma cartera de funcionarios con los que inició todos sus diálogos. Curiosamente el paso de los años parece haber creado una máxima que se repite: La paciencia y la urgencia tienen una magnética conexión en Vaca Muerta.


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