Le dispararon a un policía que fue a desarticular una fiesta clandestina en Neuquén

El proyectil impactó en el chaleco antibalas. Además, se descubrió otra fiesta clandestina por la que fueron notificadas 24 personas.

Un policía sufrió un disparo cuando fue a desarticular una fiesta clandestina en Neuquén. Ocurrió el viernes por la madrugada, en el barrio Confluencia. Los presentes huyeron del lugar trepando paredones y techos, mientras arrojaban piedras al patrullero.

El director de Seguridad, comisario Javier Ayala, explicó a RÍO NEGRO que los vecinos de la zona de las calles Chocón y Paimún comenzaron a denunciar ruidos molestos alrededor de las 2 de la madrugada del sábado. Cuando los efectivos llegaban al sector, en la casa señalada apagaban las luces y la música.

Alrededor de las 4.30 pudieron dar finalmente con la fiesta y comenzaron los inconvenientes. Mientras los presentes huían y arrojaban piedras, los uniformados escucharon detonaciones de arma de fuego. Siguieron con el procedimiento y notificaron a una mujer de unos 30 años y a dos hombres de uno 20, todos residentes de la vivienda donde se realizaba el evento.

Fue cuando vieron el daño en el chaleco antibalas que descubrieron que uno de los disparos había llegado al agente. El policía sentía un dolor en su espalda, pero creyó que era producto del golpe de una piedra. Luego vieron que tenía un hematoma en su omoplato, coincidente con el lugar donde estaba dañado el chaleco.

«Es raro que se dañen, una piedra no hace eso», aclaró Ayala y explicó que hay una investigación en curso para determinar los detalles y responsables del hecho.

Pero esta no fue la única fiesta del fin de semana. El domingo a la madrugada, en el barrio 14 de octubre, notificaron a 24 personas.

Los vecinos habían alertado sobre los ruidos y el patrullero encontró la casa por el alto volumen de la música. Los presentes intentaron negar que había un encuentro social, pero no pudieron disimular la cantidad de personas y terminaron aceptando el hecho.

La Policía informó que en el lugar se encontraban la dueña de la casa junto a otras 23 personas de entre 18 a 27 años. La mujer sería la madre de uno de los organizadores de la fiesta y quien le dio permiso para usar el lugar.

«Las familias que creen que es una actividad inofensiva, pero los expertos dicen que es peligroso», lamentó, en diálogo con AM Cumbre.


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