¿Libre mercado o cuento chino?

Darío Tropeano*


El sector público chino controla más del 70% de las ramas industriales fundamentales y su combinación con el sector privado impulsa actividades de mercado en todo el mundo.

En anterior oportunidad nos referimos en esta columna a los inicios de las sanciones contra la empresa de tecnología móvil china Huawei (“Huawei entre lo nuevo y lo viejo “18/12/18), las cuales por cierto se han incrementado con intensidad.

Operadores de telefonía celular de diversas partes del mundo han suspendido la compra de estos celulares (el segundo vendedor mundial de teléfonos), fabricantes de chips, en incluso Google anunció que dejará de dar soporte a los celulares de Huawei. Ello representa pavor a millones de portadores de la marca China en el mundo, incluso en los EE. UU., dado que sus móviles con sistema operativo Android ya no dispondrán de las actualizaciones de Google restringiendo notablemente el uso de aquel sistema operativo.

China y Huawei han superado temporalmente a los EE. UU. en la tecnología 5G que revoluciona la quinta generación de móviles aplicados al uso de automóviles, la totalidad de la tecnología del hogar y el uso en robots industriales que sustituirán diversas ramas de operarios humanos. Además el nuevo chip Kirim 980 de los equipos de telecomunicaciones de la marca China incorporan encriptación que impide su hackeo por los organismos de espionaje de Occidente.

EE. UU. dispuso una orden ejecutiva contra Huawei (15/5/19) y otras compañías Chinas que proscribe la compra o uso de tecnologías producidas “por un adversario extranjero que pueda producir riesgos sabotajes a los sistemas de comunicaciones de los EE. UU.“.

Además ha presionado a Japón, Australia y los Países centrales de Europa para que apliquen sanciones y cesen la adquisición de productos de la firma oriental.

Como parte de la su ofensiva global, EE. UU. elevó los aranceles a productos chinos del 10% al 25% por 200.000 millones de dólares, y aumentó los aranceles a la importación a la totalidad de los productos mexicanos por causa de la inmigración ilegal. Meses atrás aplicó aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de la Unión Europea , a los que esta replicó con medidas similares que incluyen alimentos, textiles, etc; también impuso sanciones comerciales en los últimos meses a Cuba, Venezuela, Irán.

El discurso del libre comercio presentado como una doctrina maravillosa (algunas economistas “caídos del mundo “ todavía pregonan en la televisión argentina sus bondades) parece que poco aplica en el siglo XXI, por lo menos por quienes representarían sus primeros exponentes. Está claro que el libre comercio es un libreto para países primarizados, con débil soberanía y sin proyecto nacional propio que de impulso a su desarrollo.

La realidad del gigante asiático es que la mano de hierro estatal bajo la disciplina de un proyecto nacional elevó 17 veces su PBI en casi 30 años. En 1990 el PBI de China era menor que el de la India; hoy casi lo ha cuadruplicado.

En el caso de China, algunos incluso se atreven afirmar que el libre mercado ha sacado a centenas de millones de la pobreza siendo el motivo de ese milagro económico. Grave error, si no se considera que en el país asiático es el Estado el que ha conducido el proceso de explosivo desarrollo en los últimos 30 años, acompañado por una pujante iniciativa privada.

El sector público Chino controla más del 70% de las ramas industriales fundamentales y su combinación con la actividad privada impulsa actividades económicas de mercado en todo el mundo (ver nuestra nota “ El dragón herido o el mundo en cambio, 9/8/13)”.

La realidad del gigante asiático es que la mano de hierro estatal bajo la disciplina de un proyecto nacional elevó 17 veces su PBI en casi 30 años. En 1990 el PBI de China era menor que el de la India; hoy casi lo ha cuadruplicado. Solo entre el 2011/2013 el País Asiático utilizó más cemento que los EE. UU. en todo el siglo anterior (USGS International Cement Review).

El sostenido aumento del nivel de vida de los chinos y la consecuente inversión en su mercado interno les sirvió para soportar la debacle de la crisis de Occidente del 2008 , que ha vaciado de futuro a sus clases medias. Las políticas arancelarias proteccionistas del presidente Trump han llevado a la súplica de empresas de los EEUU ( Apple, Nike) para que cese una política que consideran catastrófica para las compañías y los consumidores.

Se trata de un intento para reimpulsar el empleo y la radicación – nuevamente – de las grandes multinacionales de los EE. UU. que se fueron del país hace más de 20 años, atraídas por los bajos salarios de China, ventaja que hoy se ha perdido por el aumento salarial.

hace pocos días en una conferencia sobre “ el diálogo de las civilizaciones asiáticas“, el presidente Xi Jinping rechazó las políticas proteccionistas extremas, abogando por la apertura y la promoción de la infraestructura el comercio y las finanzas… “Pensar que una raza y una cultura son superiores e insistir con transformar otras civilizaciones es estúpido y desastroso“, afirmó.


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