Lo mataron a balazos en pleno centro neuquino

NEUQUEN (AN).- Un hombre fue asesinado a balazos frente a un pub céntrico la madrugada de ayer, al enfrentarse al más puro estilo mafioso con dos sujetos que tras la pelea se dieron a la fuga. La víctima, ex-propietario de un conocido cabaret que funcionó hasta hace unos años en la zona del bajo, quedó tendido en la calle con un disparo en el tórax y otro en la cabeza. Antes de morir alcanzó a accionar un arma que portaba.

Los agresores, dos sujetos reconocidos por su vinculación al ambiente de la prostitución, fueron rápidamente identificados por la policía y se lanzó un espectacular operativo en su búsqueda que incluyó al menos cuatro procedimientos, en distintos puntos de la ciudad y la periferia, que fracasaron.

«Estamos ante un típico ajuste de cuenta entre «hampones». Manejaron los códigos que los caracteriza», sentenció un investigador policial.

Minutos antes de las 5 de ayer Víctor Hugo Vie, de 60 años, apareció en la puerta del pub «Neón», de la calle Buenos Aires casi Rivadavia, en el sector elegante del alto neuquino. A su encuentro salieron dos sujetos a los que los investigadores individualizaron como «El Puntano» Garro y un joven de apellido Arrieta, con los que mantuvo una corta discusión.

A la vista de los parroquianos los hombres sacaron a relucir las armas y el estampido de los tiros ahogó las palabras. Vie recibió dos impactos a quemarropa. Según la autopsia, uno le ingresó y salió por el tórax y el otro quedó en la cabeza, de donde lo rescató la autopsia. Es calibre 22 largo.

Los agresores salieron corriendo hacia la calle Independencia y a unos treinta metros dejaron caer un revólver calibre 22 largo marca «Rubí Extra» y una pistola Browning 9 milímetros. Se cree que alguien los esperaba en un vehículo.

«No sabemos con certeza cuáles fueron los móviles del enfrentamiento, pero esta gente no llega a los tiros por las mujeres. En el medio hay intereses más pesados, como las drogas», dijo una fuente policial.

Vie había sido visto poco antes al salir de un café de 25 de Mayo 50. Cerca de ahí se cruzó con dos jóvenes que denunciaron que los amenazó de muerte, al parecer sin motivo. Además le vieron un arma.

En su ropa se halló la llave de un Fiorino beige, que estaba estacionado muy cerca de ahí. Tenía los vidrios bajos y se comprobó que lo utilizaba la víctima, aunque estaría a nombre de otra persona.

«No sabemos nada. El personal de la noche que estaba cuando se produjo el hecho recién vuelve a trabajar mañana», dijo escuetamente un empleado de «Neón», cuando fue consultado ayer al mediodía. En el salón reinaba la calma, con una suave música de fondo, un cliente sentado a una mesa y otro en la barra. La única referencia al violento episodio de unas horas antes era la sangre coagulada de la víctima, pegada en el asfalto.

A cincuenta metros del cuartel central de la policía se realizó un amplio operativo policial. Allanaron un «aguantadero» pero no encontraron lo que buscaban.

En un domicilio cercano a Balsa Las Perlas, en otro del barrio Gran Neuquén y otro de Melipal, se cumplieron operativos con idéntico resultado: negativo.

«Están en la ciudad, son unos pelagatos que no disponen de medios como para abandonar la zona», dijo una fuente.

Hasta ayer el sórdido submundo de la prostitución y las actividades ilegales impuso sus códigos de silencio.

Otro crimen similar

NEUQUEN (AN).- La madrugada del 27 de agosto del 98, tres pistoleros acribillaron a balazos a Rafael «Conejo» Navarro. Fue una ejecución a sangre fría, en el garage de la vivienda que ocupaba en el barrio Mariano Moreno, con un sórdido trasfondo de prostitución y drogas que nunca fue esclarecido.

El caso guarda similitudes con el asesinato de Víctor Vie, ayer a la madrugada. Por sus características de ajuste mafioso, por las versiones de oscuros motivos, por la escasez de pistas sobre el paradero de los autores.

El «Conejo» Navarro, quien tenía 24 años al momento de encontrarse con la muerte, era un proxeneta amigo de otro hombre muy popular en el ambiente: Rito Esteban «Pelado» Avila.

De hecho, la vivienda donde lo mataron era de Avila.

Los asesinos coparon la casa durante la madrugada aprovechando que sólo estaba la niñera. Y esperaron pacientemente a su objetivo.

Nunca quedó claro si buscaban a Navarro o a Avila.

Quiso el destino que el primero en llegar fuera el «Conejo» y según dicen, le dispararon sin mediar palabra.

Pronto se cumplirán dos años de ese homicidio que convulsionó al ambiente del hampa. No hay detenidos y si bien se siguió la pista de algunos sospechosos, el caso sigue abierto.