Los animales se atacan y comen entre sí en la perrera
La situación se da desde hace tiempo en Rincón de los Sauces. El municipio dejó de aplicar la eutanasia, aunque sigue capturando. Funcionarios y protectores se atribuyen responsabilidades.
Rincón de los Sauces- Los perros encerrados en la perrera de Rincón de los Sauces se atacan y comen entre ellos, aparentemente por falta de atención. Subsisten todos en un mismo predio sin divisiones, reproduciéndose en la misma perrera.
Cuando reciben comida, sólo algunos la prueban ya que no siempre alcanza para todos, quienes quedan con hambre matan a los más débiles y quedan a merced de sus compañeros en cautiverio.
Por lo menos media docena de perros fueron devorados por otros animales que al no recibir comida y agua en el establecimiento municipal, atacan para sobrevivir.
La presidenta de «ARPA» (Asociación Rinconense de Protección Animal), Nelly Soto, dijo a F.M. «La Radio» que «efectivamente los perros en la perrera se están comiendo entre sí, pero la institución hace todo lo posible para llevarles el sustento diario», sostuvo.
El vicepresidente de la protectora de animales, Roberto Nievas aclaró que los ataques de los perros no se producen por hambre «porque todos los días les llevamos de comer», dijo Nievas.
«Río Negro», llegó hasta el lugar en donde se encierra a los canes y sin suerte trató de obtener respuestas de un empleado del sector. «Nosotros no sabemos nada, a veces las mujeres de la protectora les traen algo de comida pero hace rato que no las vemos», comentó una persona que estaba dentro del predio sin querer identificarse.
Desde la protectora nadie pudo explicar cómo siempre existen entre 20 y 25 perros encerrados, si la camioneta con jaula atrapa entre 15 y 20 perros por semana y la muerte por eutanasia está detenida.
Los funcionarios encargados de medio ambiente dijeron a este diario que la atención de la perrera corresponde a la protectora de animales. «Las personas que integran la protectora deben llevarle comida y atenderlos, además tienen que encargarse de cuidar el predio», sostuvo en una entrevista Sergio Medri, a cargo del sector.
Según Medri, «hace dos semanas que la perrera no sale a capturar animales, los que se ven son los que hay y nada más», anticipó sin poder responder cuál era la responsabilidad por parte de la municipalidad.
Como en un relato de una novela de terror, después de la voraz lucha entre los perros más fuertes, quienes pierden son despedazados por otros que utilizan su carne para alimentarse. Los pedazos de animales que quedan tirados en el terreno, son levantados de noche por desconocidos y no se conoce el destino de los cuerpos.
Este diario pudo verificar el espantoso panorama después de una breve lucha que dejó como saldo un perro muerto. Las latas de agua estaban vacías y secas, lo que indicaba que los perros no tomaban agua en varios días.
Dudas sobre los perros atrapados en la calle
Los perros en cautiverio en la perrera de Rincón desaparecen sin explicación.
A la problemática de los ataques entre los animales se suman así las dudas sobre lo que ocurre tras las capturas. La camioneta con jaula atrapa entre 15 y 20 perros por semana, pero encerrados no hay más de 25 canes desde hace seis meses.
El servicio eutanásico fue detenido hace un año por un grupo de vecinos que se movilizaron hacia la perrera para que el municipio dejara de matar a los animales. Las declaraciones de los funcionarios del sector, dan cuenta de que hace dos semanas ya no se capturan más perros.
En las calles corre la versión de que quienes atrapan a los animales en las calles, perciben dos pesos por perro capturado. Lo cierto es que ninguna de las dos instituciones involucradas, municipalidad y protectora, pueden decir dónde están los perros que faltan de la perrera. A fines de 1998, la perrera comenzó a funcionar por un pedido de un gran número de vecinos que querían sacar a los perros de la vía pública. La municipalidad habilitó el viejo ex matadero municipal para recibir a los canes atrapados y darles muerte a través de una cámara de gas.
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