Los cuestionamientos que no desaparecen
WASHINGTON (AFP).- La gran campaña de comunicación sobre Irak organizada por Estados Unidos para marcar el primer aniversario del traspaso de la soberanía a los iraquíes no logró disipar los cuestionamientos sobre la estrategia de Washingon, según analistas.
El discurso que dio el presidente George W. Bush el martes por la noche en la base militar de Fort Bragg en Carolina del Norte (sudeste) fue, junto a la visita a la Casa Blanca del primer ministro iraquí, Ibrahim al-Jafaari, el punto central de esa campaña de difusión.
«A medida que los iraquíes asuman su propia seguridad nos iremos retirando» de ese país, subrayó Bush en un discurso en el que subrayó que «fijar un calendario artificial enviaría un mensaje erróneo a los iraquíes que necesitan saber que Estados Unidos no los abandonará antes que el trabajo termine».
El mandatario no dio detalle alguno sobre las etapas que incluiría la retirada del país e insistió en la necesidad de que Estados Unidos se mantenga firme, unido y determinado, como el país que fue al día siguiente de los atentados de Al Qaeda contra Nueva York y Washington del 11 de setiembre de 2001. «El presidente Bush presentó argumentos fuertes y serios para proseguir la misión en Irak y pidió a los estadounidenses que mantengan su apoyo y agradecimiento a los militares por su sacrificio», consideró Michael O'Hanlon, investigador del Instituto Brookings, en una columna en Washington Post. «Pero mientras pide mucho a los demás, no hace suficiente para cumplir su parte en el trato: corregir su paso».
Más de 1.730 soldados estadounidenses murieron en Irak y la oposición a la guerra es la más alta desde el inicio de la invasión, con 58% de los norteamericanos que desaprueban la conducción de la campaña militar. De hecho, es probable que el discurso presidencial, que dejó con las ganas a los analistas, no haya logrado un cambio real en la opinión que tienen los estadounidenses sobre cómo el gobierno maneja la situación en Irak. Una amplia mayoría vio con malos ojos la intervención de Bush, que sólo fue seguida por 20 millones de telespectadores, según cifras del instituto Nielsen, que evocó una caída de 41% de la audiencia con respecto a la anterior conferencia de prensa del mandatario en un horario central.
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