Lugar común: fútbol argentino
juan mocciaro
jmocciaro@rionegro.com.ar
Al fútbol argentino le encanta habitar sus lugares comunes. Se queda en ellos porque allí encuentra todas las respuestas que lo tranquilizan, pero que en realidad lo engañan. El fútbol argentino, sus protagonistas, se dejan engañar por sus lugares comunes porque a cambio le escapan a las responsabilidades. Le evita dar explicaciones.
Uno de esos lugares comunes dice que en el fútbol argentino cualquiera le puede ganar a cualquiera. Así se explicó el triunfo inesperado de Unión, un cualquiera, sobre Boca, otro cualquiera. Pero, se sabe, ni Unión ni Boca son cualquier equipo.
Unión era, antes de ganarle a Boca, un equipo que hacía 26 partidos que podía hacerlo y que salvo un milagro, se irá al descenso. Y Boca es, sigue siendo, uno de los mejores equipos del mundo, apenas unos puntos por debajo del Barcelona, según la última tabla global dada a conocer por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS). Y es, además, como si fuera falta más, el equipo de la fórmula infalible, la de Carlos Bianchi DT y Juan Román Riquelme con la 10 y la cinta.
El remate del lugar común es que de eso se trata lo lindo del fútbol. Y listo. Nada más. Pase el que sigue. Y el que sigue es el celular de Dios que no tiene señal y esas cosas, pero de por qué Unión le ganó a Boca, nada. O casi.
El regreso de Román no solucionará los más graves problemas de Boca, que son los de su estructura defensiva y que no sólo involucra a los defensores. La permeabilidad de sus volantes centrales, la nula participación defensiva de sus volantes externos, las espaldas de sus laterales y la ineficacia de sus zagueros son el problema.
Boca se está sacando de la peor forma una excesiva expectativa y la idea que nada podría salir mal si Román y el Virrey coincidían. Coinciden y todo va mal.
Fin del lugar común.
río suelto
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