Luis Salinas: “Cuando parta quedará lo que hice”

El guitarrista regresará a Neuquén el viernes próximo. Presentará su último disco en el Salón Rainbow de Casino Magic, a las 21:30.

Música

Luis Salinas llega otra vez a Neuquén, precisamente al Salón Rainbow del Casino Magic con un nuevo trabajo de música argentina desde su particular y talentosa visión en el que recorrerá temas populares, propios y algunas perlas, acompañado por Jorge Luis Giuliano, último guitarrista de Mercedes Sosa, en el bajo estará el talentosísimo multiinstrumentista Amílcar Ábalos, nieto de Adolfo, y como invitado, el percusionista local Mario “El Negro” Giménez.

“Personalmente, a mí me gusta más tocar en vivo. Hay una energía espiritual ahí, relacionada con los músicos y con el público que va a escucharme y convierte eso en algo único e irrepetible. La música, más allá de la notas, es energía espiritual pura, entonces es muy importante con quién toco, dónde toco y la gente con la que siempre trato de generar una complicidad”, confiesa Salinas en su entrevista con “Río Negro”.

– Sabés que hay un público que te espera en Neuquén o donde vayas en Argentina, Europa, Estados Unidos…

-Sí. Qué sé yo… Soy un músico muy agradecido de poder hacer lo que gusta y bueno… Siempre digo que la felicidad son momentos, y cuando toco y siento que estoy en el lugar indicado concretando lo que amo, ese es un tiempo feliz. Eso pasa cuando a todo eso se suman los compañeros de escenario y la gente que viene a escuchar, a disfrutar… Es como un amor correspondido. Esas experiencias son maravillosas y difíciles de explicar con palabras.

-Cuando todo eso termina, ¿cómo quedás?

– Generalmente, en blanco. Pero con un cansancio muy lindo, porque entiendo que el artista está para dar. El solo hecho de ir a entregar lo que amo a quien viene a escucharme, paga todo. Hay quienes no pueden mostrar lo que sienten, muchos artistas que he conocido se han quedado con lo que tienen dentro, no pudieron desarrollarlo, sacarlo afuera. Y cuando se puede, hay que agradecerlo siempre. Después de un concierto, me gusta relajarme, estar tranquilo…

Recuerdo que hace muchos años me enojé con un colega porque cuando terminamos, se fue corriendo a tocar a otro lado y yo había notado que en el concierto había rendido a la mitad, por eso necesitaba irse a otra parte… Yo creo que hay darlo todo, porque -como te dije- es un momento único e irrepetible. Y después quedo en paz. Siempre tenemos esa sensación y de relajarnos porque dimos cuanto teníamos. Es lo que sigue. Ahora si termino y estoy desesperado por ir a otro lado, es porque no me entregué a fondo.

Hay una carga muy grande, yo siempre ruego porque la gente se lleve lo que viene a buscar y que salga lo mejor posible. Hay días más inspirados que otros, pero la actitud no se negocia. A mi hijo, antes de que subiera a tocar por primera vez, le dije: Juan, escuchá tus notas, a tus compañeros y disfrutá, no hay nada que demostrar. Y bueno… es un poco eso.

Por eso Paco de Lucía, por ejemplo, a quien vi en su última actuación en Buenos Aires, tocó con un pibe de 25 años. Presencié la prueba de sonido y luego sonó como los dioses, con una energía tremenda que me emocionó. No se dedicó a mostrarse un poco y después a aprovechar a sus músicos… Los grandes que conocí, dan todo. BB King es igual. Hay cosas complicadas de traducir en palabras, como esto, la emoción, el amor al trabajo, la creación.

– Cómo es tu relación con la guitarra?

– Mi relación con la guitarra es tal que si tengo un compromiso de cualquier tipo y la agarro, llego tarde. Entonces, prefiero no agarrarla. En la música, en el arte en general, el horario es complicado, puede suceder en cualquier momento y hay que estar abierto. La música se te mete adentro y puede quedarse para siempre, lo sabrás por melodías que recordarás desde tu infancia… Tenés momentos ligados a canciones, a la actuación de alguien. No es objetivo que te diga que para mí, la música es un arte mayor. Pero así lo siento…

Muchas veces me preguntan si llegué a algún lado. Cuando parta, quedará lo que hice. Fijarse metas hace que te quedes en el mismo lugar. El que cree que ya está, desciende, empieza la decadencia. Hay una frase increíble de Paco que lo muestra como era, un artista que nunca negoció. Fue una parejita muy linda a consultarle como veía el flamenco parado desde su lugar de creador junto con Camarón (de la Isla) y él -con esa crudeza que lo caracterizaba- les contestó: “Lo único que veo desde donde estoy parado es mi propia decadencia…”. Y me pareció muy gracioso. Hasta donde lo vi tocar, nada había de decadente. Uno es una planta que debe crecer y no quedarse en lo logrado porque entonces sí viene la repetición que tira para atrás. Por eso me gusta el concepto del jazz y la gente creativa que incorpora elementos diferentes a lo mismo.

Eduardo Rouillet


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