Detrás de escena: la generación del replanteo
¿Por qué cada vez más adultos buscan reorientar su carrera?
Entre los 40 y los 50, muchas personas miran su agenda y sienten que su trabajo ya no las representa. No es un capricho ni una crisis pasajera: es la señal de una vida que pide propósito y coherencia entre lo que enciende por dentro y lo que se hace todos los días.
Hay un momento, generalmente después de los 40, en que el despertador suena igual… pero algo cambió. La casa, los chicos, las cuentas, el trabajo de siempre. Todo parece en orden, pero aparece una frase incómoda: “No sé si quiero seguir viviendo así los próximos diez años.”
No se trata de personas “malagradecidas” ni de la caricatura de la crisis de la mediana edad. Se trata de adultos que hicieron “lo que había que hacer”: estudiar, trabajar, sostener familias, pagar deudas… y que ahora se encuentran con una pregunta que antes no podían formular: “¿Y yo, en qué lugar quedé en todo esto?”
Desde la psicología sistémica y la orientación vocacional en la adultez, este movimiento no es un fracaso: es una actualización del proyecto vital.
Detrás de escena: de la naturaleza al rostro
Cuando aparece el Llamadón© en la mitad de la vida
Muchos llegan a los 40 o 50 con la sensación de haber vivido en modo “cumplir”: cumplir con el estudio, el trabajo, la familia, las expectativas externas. En ese contexto aparece algo que llamo Llamadón©.
Llama: ese fueguito interno, el entusiasmo genuino por ciertos temas, tareas o formas de ayudar.
Don: las habilidades naturales, aquello que sale casi sin esfuerzo.
El Llamadón© es cuando esa llama y ese don se encuentran y se traducen, acá y ahora, en algo concreto que tenga sentido para el proyecto de vida actual.
Cuando lo que hacemos cada día se aleja demasiado de ese punto de encuentro, el cuerpo y la mente empiezan a pasar factura. Ya no alcanza con que el trabajo sea estable: necesita tener que ver con quien uno es hoy.
Y eso es justamente lo que le pasa a esta “generación del replanteo”: personas de 40 y 50 que se animan a revisar si su vida laboral refleja lo que son hoy, no solo lo que eligieron a los 17.
El cuerpo es la primera alarma vocacional
En el consultorio es habitual escuchar, alrededor de los 45:
- “Los domingos a la tarde se me parte la cabeza.”
- “Siento un nudo en el pecho camino al trabajo.”
- “Tengo todo para estar bien… pero por dentro estoy apagada.”
El cuerpo habla antes que la palabra. No siempre significa “dejá todo y andate”, pero sí indica que la forma actual de trabajar ya no es sostenible.
Cuando el empleo se vuelve un lugar de apagar incendios, sin espacio para aprender o aportar algo propio, el cuerpo toma la posta y manda síntomas para frenar.
Detrás de escena: volver a la belleza interior
Reorientarse a los 40 o 50 no es empezar de cero
El gran miedo de esta generación del replanteo es: “¿Y a esta edad qué hago? No puedo empezar de cero.”
Pero la mitad de la vida no es un reinicio vacío: es un punto de inflexión lleno de experiencia.
Detrás de escena: de la naturaleza al rostro
Entre los 40 y los 50, muchas personas miran su agenda y sienten que su trabajo ya no las representa. No es un capricho ni una crisis pasajera: es la señal de una vida que pide propósito y coherencia entre lo que enciende por dentro y lo que se hace todos los días.
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