Mujeres, militancia, feminismo en la política y el sindicalismo

Adriana Saber *


Muchos predican el feminismo porque es “políticamente correcto” hacerlo, pero relegan a las mujeres y personas no heterosexuales a puestos secundarios de poder.


Mujer… ¡qué difícil en este siglo intentar llegar o permanecer en los lugares de poder!

Cinco siglos igual, en donde el patriarcado digita, orada, maltrata a las mujeres que sobresalen tanto en la política como en el sindicalismo.

Nos llaman intensas, locas, inmanejables, quilomberas, insoportables, infumables, boconas, emocionalmente inestables… con esa violencia los varones pretenden aleccionarnos y preparan el terreno para que te enfermes, te mueras, te echen o, lo que es peor, te vayas y muchas veces con la complicidad de nuestras congéneres, que avalan estas situaciones mientras (de forma incongruente) levantan las banderas del feminismo.

A los varones les molesta que las mujeres levantemos la voz, les discutamos con fundamentos, que argumentemos y peleemos por lo que consideramos justo, que no nos callemos, que no seamos obedientes y no nos encuadremos… y además no soportan que seamos coherentes con lo que decimos y hacemos…

El “callate, obedecé y encuadrate” ya no va más. La Ley 13010, anunciada su promulgación por Evita el 23 de septiembre de 1947 (hace más de 70 años), instaura el sufragio femenino que no solo consagra el derecho a votar, sino también el derecho a ser elegidas para desempeñar cargos públicos.

Muchos predican el feminismo y levantan sus banderas porque es “políticamente correcto” hacerlo, pero silenciosamente todavía relegan a las mujeres y personas no heterosexuales a puestos secundarios de poder; basta hacer un recorrido por las instituciones y comprobaremos quiénes ocupan los altos cargos.

En política, las mesas chicas que arman las listas de candidatos/as “nos colocan” en segundo lugar, cumpliendo con el 50%, pero haciendo un “como si”, a sabiendas de que no llegaremos.

Nada se nos hace fácil… tenemos que luchar por nuestros lugares, tal el caso de Ayelén Spósito en Río Negro y recientemente Asunción Miras Travalon en Neuquén. Parece mentira que todavía haya que pelear por la ley de Cupo, y aun cuando esta no existiera los hombres deberían ceder esos lugares, para construir verdadera igualdad entre hombres y mujeres…

Rita Segato dice que “las mujeres somos moralmente vulnerables”, que esta violencia está incrustada y enquistada en la sociedad.

El 27/8 y el 3/8, la Defensoría del Público y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) realizó un seminario sobre “Experiencias y estrategias contra la violencia política por cuestiones de género en los medios”, cuyas conclusiones son espeluznantes; son relatos en primera persona de muchas mujeres políticas electas y funcionarias, académicas, periodistas e investigadoras que han sufrido violencia política en ámbitos públicos como el Congreso y legislaturas, en sus partidos políticos, los sindicatos, las empresas, en los medios de comunicación, en organizaciones y redes sociales.

La diputada Ofelia Fernández manifestó en dicho seminario: “Pretenden anularte, sacarte de la escena, que no avances, que no se discuta lo que queremos; quieren inhabilitarte, destruirte y que terminemos yéndonos por autocuidado. Estamos preparadas para la política, pero no para soportar esta violencia”.

Estela Díaz, ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires, aportó: “Los medios construyen sentidos, estigmatizan a las mujeres, por machonas, por no binaries, por romper moldes y por ser brillantes como Evita y Cristina”.

Cristina Fernández, en una intervención que hizo en el Parlamento europeo manifestó: “Creo que parte de la inmensa violencia que se ejerció contra mi persona cuando era magistrada es por mi carácter de mujer, porque el patriarcado ha formateado un tipo de mujer que no se corresponde con el tipo de mujer de quien habla”.

Todavía estamos lejos de alcanzar la igualdad, pero cada vez menos…

Hay tiempos de cambios en las y los jóvenes dirigentes y en muchas y muchos que abrazaron la lucha feminista y lo que predican con su boca lo llevan adelante con sus hechos.

Hay esperanza en la construcción colectiva de una sociedad en la que haya verdadera igualdad entre varones, mujeres y disidencias. Tenemos derecho a desarrollarnos, a crecer políticamente a partir de nuestra militancia, honestidad, compromiso y valor… Los varones no pueden maltratarnos, como iguales que somos debemos ser respetadas, escuchadas aun en las disidencias, valoradas y acompañadas. Solo así erradicaremos la violencia política y colaboraremos para construir entre todos, todas y todes una verdadera justicia social en donde estemos todos, todas y todes contenidos y contenidas.

*Secretaria adjunta de CTA de los trabajadores


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