ATEN: educación liberadora desde Neuquén

Marta Maffei, cuenta la historia del gremio docente, creado en plena dictadura militar. “Decidimos dejar de ser portadores ingenuos del saber que legitimaba ese estado de cosas”, dijo.

Redacción

Por Redacción

Cuando un grupo de educadores, docentes y no docentes, decidimos, todavía en dictadura cívico-militar, organizarnos para defender nuestros derechos, vivíamos las consecuencias de un proceso de acumulación que había asegurado el predominio absoluto del capital sobre el trabajo, con profundas modificaciones en las formas de acumulación y en la vida de los trabajadores.

Tiempos en que estaba prohibida la acción sindical, la elección de delegados y hasta las movilizaciones callejeras por reclamos laborales. Tiempos de horror, de asesinatos, desapariciones.

El amparo luminoso de Jaime De Nevares nos permitió poner en marcha el desafío y hacerlo saliendo del profesionalismo “neutro”. Nos organizamos para reafirmarnos y pelear como trabajadores por nuestros derechos y procurar en las escuelas seguir las palabras de Paulo Freire: “el educador debe ser necesariamente un militante político… un escollo para la injusticia social, debe caminar con la indignación necesaria para lograr las transformaciones sociales”.

¿Militantes políticos? ¿De qué partido, de qué políticas? De políticas a favor de la vida, de la justicia social, de los derechos humanos, de la igualdad de oportunidades y posibilidades, de esas que transforman a la educación en herramienta de liberación, las que reafirman la democracia como articuladora de diferentes miradas capaces de construir unidad y fuerza para confrontar con esa crueldad “de facto” patrocinada por el imperio para el saqueo.

La dramática situación que atravesábamos entonces ya no nos dejaba espacio para la contemplación o la simple queja. Necesitábamos involucrarnos en los cambios. Estábamos indignados como nos pedía Freire, habíamos dejado de naturalizar o de resignarnos al rol de reproductores marcado por las dictaduras.
Salíamos del armario para ver la luz, para construir la esperanza, para organizarnos, para sumarnos a la acción, para no seguir llorando ausentes dentro ni fuera del sistema educativo. No seguir en las aulas como portadores ingenuos o triviales de un saber que legitimaba ese estado de cosas.

Nos dijimos basta de precariedad, de inestabilidad, de designaciones a dedo, de interinatos perpetuos por falta de concursos, de vetustas currículas impuestas, de salarios postergados, y luchamos por nuestra dignidad, aunque nos negaran la personería gremial.

Decidimos hacerlo contrastando las dictaduras en todos los campos, dando testimonio en nuestra organización de una democracia interna plural, asamblearia, participativa, donde el uso de la palabra en todos los espacios estuvo siempre legitimado y celebrado. Una democracia que nos fortaleció, que logró adhesión, y compromiso de miles de educadores y reconocimientos para ATEN de las organizaciones sociales y, a regañadientes, del propio gobierno.

Y logramos conquistas laborales, demandas respaldadas por el conjunto que arrancaron respuestas a pesar de las presiones clientelares intentadas una y otra vez por el partido gobernante.
Peleábamos y crecíamos en organización interna, se multiplican las Seccionales, las Asambleas, las reuniones de delegados, el trabajo con las bases en cada escuela.

Construimos una gran herramienta también con terribles dolores. Las “democracias” políticas no se parecen a la nuestra. Silvia Roggetti, Teresa Rodríguez, Carlos Fuentealba, Mónica Jara, Nicolás Francés, Mariano Spinedi son algunos de los testimonios de esas ficciones democráticas capaces de destrozar nuestras vidas, ficciones contra las que aprendimos a ocupar puentes y las rutas.

Por eso, a 40 años de aquella osadía, celebramos la decisión de seguir afianzando las líneas fundacionales en la construcción de nuestro sindicato combativo a fuerza de democracia, de respeto, de renovación y la de continuar avanzando lúcida y comprometidamente hacia nuevos horizontes creativos fuertemente articulados con organizaciones hermanas que hacen a la búsqueda de una vida digna para todos
Seguimos organizándonos porque nuestros desafíos no han terminado. El gobierno de facto militar ya no es la principal estrategia del imperio para someter a los pueblos, ahora, como dice Noam Chomsky, han logrado el “gobierno de facto empresario”, con mejor imagen y menos resistencias. El que ya no necesita ejércitos para someternos, le basta el entramado de grupos económicos que en función de su acumulación manipulan la política, las relaciones laborales, los consumos, los sistemas productivos, la evasión.

Por eso seguimos en medio de cosechas récord y extractivismo sin límites, con más del 10% de desempleo, el 40% de trabajo precario, el 37,2% de hogares pobres y el 8,2% de indigentes, todo en constante crecimiento a partir de la tremenda inflación descontrolada de este aciago 2022 en que seguimos exportando materias primas para importar productos elaborados, el FMI nunca dejó de extorsionarnos, el hambre no ha desaparecido y recientemente el super ministro Massa dispuso una quita de doscientos diez mil millones en diferentes áreas públicas, incluyendo más de cincuenta mil millones de pesos en educación: programas de infraestructura, equipamiento, edificios para Jardines… volviendo a vaciar la inversión del 6% que ordena la Ley de Financiamiento Educativo. Todo confluyendo en la desigualdad que boicotea nuestro trabajo y los derechos de las infancias.

Por eso ATEN ahora, como entonces, como siempre, se organiza, se compromete y sigue construyendo en unidad la pelea por la justa distribución de la riqueza, la vigencia de nuestros derechos y los de nuestros pibes a una vida digna y a una educación liberadora. Gracias ATEN!!

Por Marta Maffei. Docente, política, dirigente sindical de ATEN y CTERA


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