Memoria, Verdad, Justicia y Nunca Más en Neuquén

David Lugones, exdelegado de Derechos Humanos, realizó un repaso por los años más oscuros de la Argentina. Cómo se vivió la dictadura cívico militar en la ciudad de Neuquén.

Redacción

Por Redacción

En aquellos años de los 70 Neuquén era todavía una ciudad pequeña (43.000 habitantes según el censo de 1970). Una ciudad donde “nos conocíamos todos”. Aún así, como en miles y miles de ciudades de todo el país, a partir de la noche del 24 de marzo de 1976 y hasta 1983 comenzó en nuestra ciudad el terrorismo de estado impuesto por la dictadura cívico-militar. El objetivo era “disciplinar” a la sociedad para imponer un modelo económico-social neoliberal del cual sufrimos las consecuencias hasta hoy.

Durante aquellos largos 8 años, en nuestra ciudad fueron secuestradas, torturadas, desaparecidas, asesinadas, presas, perseguidas, amenazadas, despedidas de sus trabajos, cientos de personas que vivían con sus familias en esta ciudad y por su militancia social, estudiantil, gremial o política. Otros tuvieron que irse a vivir a otros lugares del país y otros exiliarse en el exterior, lejos de su Neuquén donde habían nacido o que habían adoptado como su ciudad.

A los pocos días del golpe de estado allanaron la casa de mi familia, donde había nacido y me había criado hasta que me fui a estudiar a La Plata. A la noche siguiente me detuvieron en esa ciudad y estuve preso hasta finales de 1976.

En aquellos años “a la vuelta de casa” secuestraron y hasta hoy está desaparecida Alicia Pifarré, enfrente tenía su estudio de arquitectura Jorge Domínguez que también está desaparecido. Allí trabajaba, en las vacaciones cuando venía de estudiar en la Plata, Oscar Ragni que esta desparecido y a quien escuché en el centro clandestino La Escuelita. En la otra cuadra vivía el “Negro” Juan José Ramos, a quien asesinaron; a unas pocas cuadras vivía mi amigo Raúl Radonich quien fue secuestrado, desaparecido y después detenido en la Unidad 9. Estos hechos se repetían en muchos barrios de nuestra ciudad, del Alto Valle y de nuestra provincia.

La dimensión que tuvo el terrorismo de estado en nuestra ciudad y nuestra región lo demuestra el hecho que para imponerlo funcionaron, solo en nuestra ciudad, tres centros clandestinos de detención, tortura y desaparición: La Escuelita en los fondos del batallón del Ejército, la sede de la Policía Federal y la cárcel U9. Hoy los tres lugares están señalizados en sus frentes como lugares de Memoria por la Verdad, la Justicia y el Nunca Más.

No pocos apoyaron la dictadura militar con una frase que repetían ante cada secuestro-detención “algo habrán hecho” y justificaban la muerte y el horror. Otros la mayoría, se enteraban de algunos casos pero el miedo y el terror que imponían los militares hacía que todo “fuera silencio”. Pero desde el mismo 24 de marzo por la noche comenzó en nuestra ciudad la resistencia a la dictadura cívico-militar con el Obispo don Jaime de Nevares a la cabeza.

El Obispo ordenó al padre Jesús Jarabo, responsable de la Catedral de Neuquén, que dejara las puertas abiertas “porque alguien puede venir a refugiarse”. Y así fue, esa noche llegaron los primeros perseguidos y los protegió.

De la mano de Don Jaime, junto a los sacerdotes y laicos, la iglesia neuquina se transformó, junto a los organismos de Derechos Humanos, en espacios de libertad y resistencia a la dictadura cívico-militar. A iniciativa de Don Jaime, y junto a un puñado de valientes como Noemí y Christian Labrune, se constituyó en Neuquén la APDH. Las reuniones se realizaban en el Obispado y en la Catedral junto a los familiares de las víctimas y las Madres de Plaza de Mayo como Inés y Oscar Ragni y Lolín Rigoni.

En 1977 comencé a participar de la Iglesia. Quiero mencionar algunas acciones de la iglesia neuquina que significaron verdaderos hitos en la lucha por la vida, la libertad, los derechos humanos y la vuelta al estado de derecho. La formación de comunidades cristianas y grupos juveniles en todas las parroquias donde se esclarecía sobre lo que estaba sucediendo y la realización de la Marcha de la Fe para la Navidad de 1977 que congregó más de mil jóvenes pidiendo por la vida, la libertad y los detenidos desparecidos. Una de estas comunidades emblemáticas de la resistencia fue la del barrio Bouquet Roldán conducida por el padre Héctor Galbiati. Las homilías de Don Jaime eran una denuncia y prédica contundente por los derechos humanos.

La masiva misa en la Catedral en diciembre de 1978 pidiendo por la paz cuando la dictadura nos llevaba a la guerra contra Chile. La creación de la Pastoral de Comunicaciones con la publicación de la revista Comunidad, la Pastoral de los Trabajadores y la Pastoral de Migraciones. El multitudinario acto en 1981 en la Catedral con la presencia del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que había estado detenido desaparecido, y la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo Hebe de Bonafini.

En 1981, en conmemoración de los 20 años de la diócesis, se realizaron varias actividades públicas desafiando la dictadura. Una de ellas fue un encuentro de trabajadores en donde se dio el puntapié inicial para la fundación de ATEN.

En aquellos tiempos del terror militantes de los organismos de Derechos Humanos y familiares de las víctimas realizaron, acompañados por el padre Rubén Capitanio, un ayuno en la Catedral reclamando por la libertad de los presos políticos y la aparición con vida de los detenidos desaparecidos.

En agosto de 1980, con una enorme valentía, un puñado de personas realizó, frente a la Casa de Gobierno, la primera manifestación pública de repudio a la dictadura cívico-militar pidiendo Justicia. Fue el puntapié inicial.

Neuquén fue una de las pocas ciudades del interior del país donde se llevaron adelante masivas marchas y concentraciones durante la dictadura militar. Por ello alguien dijo alguna vez Neuquén es la Capital de los Derechos Humanos. Transcurridos tantos años este sigue siendo el desafío para quienes han nacido aquí y para quienes llegan y se quedan a vivir en esta tierra neuquina.


Detenidos desaparecidos


Quiero recordar a aquellos vecinos nuestros que habían nacido o vivían en la ciudad de Neuquén y que fueron detenidos y están desparecidos o fueron asesinados por la dictadura cívico-militar, aquí o en otros lugares del país. La mayoría de ellos muy jóvenes. Alicia Pifarré Susana Mujica Enrique “Ique” Sapag Ricardo “Caíto” Sapag Oscar “Cabezón” Andrada Oscar “Oscarcito” Ragni Roberto “Champa” Rigoni Celestino Aigo Jorge Domínguez José Pichulman Juan Pichulman Javier Seminario Orlando Cancio Ricardo “Panchito” Raby Juan José Ramos Jorge Candeloro Carlos Schedan Aníbal Martínez Durand Rodolfo “Fito” Teberna Miguel “Mariano” Tierno Juan Carlos Castillo Mónica Morán Otros muchos más que vivían en nuestra ciudad fueron detenidos y estuvieron presos durante varios años, algunos hasta la vuelta de la democracia en 1983. Otros se fueron al exilio forzoso. Estos son solo los nombres de los desparecidos y asesinados de Neuquén capital pero hay muchos más de todo el Alto Valle de Río Negro y Neuquén y de ciudades como Cutral Có y Plaza Huincul.

Por David Lugones. Exdelegado de Derechos Humanos. Exconcejal


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