El río abre su puerta a todos

El Paseo Costero con bicisendas, sendas peatonales, descansos, gimnasio al aire libre y mobiliario urbano llegó a los 14kms de recorrido.

Los patos, garzas y cisnes, el garrido de los loros y los curiosos teros son parte hoy de la costanera abierta que se puede disfrutar en una caminata aeróbica, en bici o en el auto a lo largo del Paseo Costero que prácticamente se puede recorrer desde el barrio más al suroeste de la ciudad, Valentina sur, hasta el último barrio en el límite con Cipolletti: Confluencia Rural.

Los paseos por el río no se limitan a la zonas balnearias consolidadas a lo largo de la calle Democracia, o en el Sandra Canale, o la zona balnearia de Valentina Sur.

Se puede acceder y recorrer el río Limay a lo largo de la calle Linares hasta llegar a la península de Hiroki, o acceder al cauce madre del río desde la mitad de la ciudad, como en Leguizamón al fondo, Solalique, Saavedra, Anaya, entre otros accesos urbanos que actualmente sirven de estaciones recreativas para redescubrir el río que baña toda la costa sur de la capital.

Río abajo, desde el balneario Valentina Brun de Duclot en sentido de la corriente del Limay, abre la posibilidad del recorrido en bicisenda y también con el vehículo hasta el sector de calle Solalique. A lo largo del recorrido, el veredón de cemento serpentea la costa, desde agosto con un caudal alto. En el trayecto hay espacios para juegos deportivos, máquinas aeróbicas, áreas de descanso y mobiliario urbano para disfrutar del aire puro y redescubrir el canto de la avifauna en cada área. Hay algunos lugares con importantes colonias de garzas y cisnes a lo lejos, hay otras donde los teros y los patos se dejan fotografiar desde la cercanía.

Los escurridizos carpinteros y cardenales se pueden observar en los descansos del camino o en los miradores.

Hasta Solalique, el trayecto se puede realizar en forma continua en vehículo, luego de ese sector, es posible seguir la costa del Limay por la bicisenda y el paseo peatonal durante varios kilómetros, ya que la apertura de una vía más amplia para el paso vehícular está irresuelta en una vasta zona de terrenos privados en las inmediaciones de calle Bejarano, prácticamente a la altura del 2.500.

Con un rodeo por calle Lanín (en paralelo al río a esa altura) la visita al cauce madre se muestra con generosidad en Saavedra y Anaya, donde la ribera del Limay se puede recorrer a pie o en bicicleta. Esta es la zona que se logró retrotraer el avance de los barrios privados sobre la costa, donde se instaló una amplia vereda peatonal de hormigón en la linea del camino de sirga. Varios kilómetros río abajo, desde la Isla Verde (en Anaya al fondo) hasta el final del trayecto del agua que llega hasta Hiroki (en el extremo este de la ciudad) el paseo habilita nuevamente el recorrido tanto en forma aeróbica como en vehículo por la costa del Limay.

Desde el balneario Sandra Canale hasta la isla 132, el río se enseñorea en el lateral de las calles Senguer, Democracia y Linares hasta la península Hiroki, un camino que se abre paso por los humedales, olivillos, sauces y en medio de la avifauna generosa que se brinda a los ojos y los sentidos .


Los tramos pendientes


Mientras las postales del Limay se obtienen sin pausa a lo largo de la costanera en casi todos los puntos barriales (privados o públicos) de la capital, en algunos tramos hay sectores sólo accesibles con dificultad, pese a que se avanzó con una bicisenda que recorre la ribera.

Es el área ribereña entre Solalique y Bejarano, donde la comuna analiza la ampliación del actual balneario Solalique con una calle que involucra un pluvial.

Sigue luego en planificación un acuerdo con un privado para que, como ocurrió en Costa Verde o de diferente manera con los barrios cerrados La Zagala (sobre el Limay) o Rincón Club (en la costanera del río Neuquén) para que se pueda trazar la continuidad de la costanera pública entre Solalique y Bejarano.

Son los viejos sectores de chacras que, en algunos casos están en actividad productiva y en otros sectores, con compromisos vinculados a las ofertas de las desarrolladoras inmobiliarias.
Todo el sector de Valentina Sur Rural fue autorizado a la urbanización por una ordenanza sancionada el año pasado que modificará el perfil agreste costero.

El desafío será no perder con el avance del cemento y las edificaciones, la riqueza de los humedales en la zona.


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