Murió Antonio Gades, el alma del flamenco
Revolucionó la danza de España y le incorporó elementos de permanente innovación. Sus "Bodas de sangre", "Carmen" y "El amor brujo" fueron la muestra de su relación con la literatura y con el profundo misterio de la música gitana.
MADRID (DPA y Télam) – El bailarín español Antonio Gades, quien murió ayer a los 67 años en Madrid a causa de un cáncer, pasará a la historia como el artista que revolucionó la coreografía del baile tradicional español. Nacido en Elda en 1937, el gran creador español hizo historia como el gran renovador del género con creaciones como «Bodas de sangre», «Fuenteovejuna», «Carmen» o «El amor brujo». Una de las características principales de su danza fue plantear una relación muy estrecha con la literatura, representando en coreografías obras de autores como García Lorca, Lope de Vega o Mérimée.
Gades tuvo éxito en todo el mundo, con presentaciones en la Scala de Milán, el Metropolitan de Nueva York o en Cuba, donde colaboró de manera permanente con Alicia Alonso. Había saltado a los grandes teatros desde los tablaos, donde se convirtió en una leyenda después de que Pilar López lo descubriera y le sugiriera cambiar su nombre real, Antonio Esteve Ródenas, por el de Antonio Gades.
El bailarín dirigió su propia compañía y también el Ballet Nacional, con el que escenificó entre otras «Fuenteovejuna» hace dos años en el Teatro Real de Madrid.
Antonio Esteve Ródenas, su verdadero nombre, nació en el seno de una familia pobre el 16 de noviembre de 1936 en la ciudad de Elda, Alicante, aunque a los cinco años se mudó a Madrid siguiendo los pasos de su padre, un militante republicano que había partido como voluntario para la defensa de la II República.
Siendo aún niño tuvo que abandonar sus estudios para trabajar en distintos oficios, que alternaba con su afición a los toros. Fue «descubierto» por la bailaora Pilar López, a quien debe el sobrenombre de Antonio Gades y de quien aprendió que «primero está lo ético y después lo estético», que fue la divisa de su vida.
«Empecé a bailar por el hambre a los 16 años, mamé el flamenco en la calle. No soy ni gitano ni andaluz, y en aquella época el hijo de un obrero tenía que ser obrero. Me encantaba estudiar, pero no pude, y para sacar el cuello tenías que ser bufón. Boxeador, ciclista o torero. Del boxeo me quité a la primera hostia (golpe) que me dieron, y aunque de ciclista me iba bien, enseguida me puse a bailar. A dar saltitos», dijo en una ocasión al diario «El País».
Antonio llegó a ser el primer bailarín de la compañía de Pilar López, en la que trabajó durante casi diez años.
En 1961 presentó su primer espectáculo de éxito, «Ensueño», y en 1962 debutó en la Scala de Milán. Tras su retorno al tablao madrileño «El Corral de la Morería», Gades se lanzó al cine como actor en 1963 con el musical «Los tarantos», de Rovira Beleta, con quien volvió a trabajar en 1967 en «El amor brujo». Su carrera cinematográfica continuó «Con el viento solano» (1965), «El último encuentro» (1966) y «Los días del pasado» (1977). Gades bailó con Carla Fracci y Rudolf Nureyev.
En 1970 formó su propia compañía de baile y obtuvo el Premio Nacional de Teatro. El artista llevó «El amor brujo» a los principales escenarios de Europa, América y Asia, llegando a la consagración internacional con «Bodas de Sangre», en 1974.
«Yo no soy un folclorista, pero estudié el folclore como un poeta estudia la gramática. Un poeta busca la palabra, y si no existe, la crea. Pero no hace diccionarios. Mi idea era hacer algo más con ese folclore, no trincarlo del pueblo y prostituirlo, sino coger la esencia y hace otra cosa, contar una historia con el movimiento. En el fondo, lo primero es el movimiento. Y a partir de ahí, con la literatura, la música, las costumbres, los trajes, las luces, vamos a ver cómo contamos historias», explicó a «El País».
Tras la muerte del dictador Francisco Franco, aceptó dirigir, en 1978, el Ballet Nacional de España (BNE), un período que termina con su cese dos años más tarde y la disolución del ballet por carecer de entidad jurídica.
En la década de los años 80 llevó al cine, bajo las órdenes de Carlos Saura, la trilogía «Bodas de sangre» (1981), «Carmen» (1983) y «El amor brujo» (1986). «Carmen» fue designada en 1984
candidata al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa. Con el mismo Saura rodó después el largometraje-documental «Flamenco». El 20 de diciembre de 1994 estrenó «Fuenteovejuna», su último espectáculo, una adaptación de Caballero Bonald sobre el texto de Lope de Vega. Gades recibió varias distinciones, entre ellas el Premio Nacional de Danza (1988), el Premio del Gran Teatro de La Habana (1990) y el Premio de las Artes Escénicas «Corral de Comedias» de Almagro (2002). En junio de 2004 recibió la orden José Martí, la mayor condecoración cubana, de manos del presidente Fidel Castro.
Por el carácter integral de su obra recibió infinidad de premios entre los que se destacó el Nacional de Danza en 1988, por «su labor como puente entre la tradición flamenca y los aires de modernidad que vive la danza española». Gades le dijo años atrás a Télam que «siempre recuerdo las palabras de Bejart: 'la tradición se muere o se mueve' «.
El artista falleció en el madrileño Hospital Gregorio Marañón, acompañado por su viuda Eugenia Eiriz (con la que contrajo matrimonio recientemente) y varios de sus cinco hijos (todos de madres solteras y, una de ellas, la reconocida actriz María Estévez) y su nieta.
En uno de sus últimos contactos con la prensa de su tierra, Gades desdramatizó el final de su existencia y deslizó: «la única pena de morir no es no poder bailar, es no poder volver a navegar».
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