Murió Cunningham, artista del azar
El bailarín y coreógrafo falleció a los 90 años. Fue un verdadero revolucionario de la danza moderna.
NUEVA YORK (AP).- Falleció Merce Cunningham, el bailarín y coreógrafo vanguardista que revolucionó la danza moderna al crear trabajos que se concentraban en el movimiento y no seguían una historia o la música misma. Tenía 90 años.
Cunningham murió el domingo en su casa de Manhattan de causas naturales. «Merce vio belleza en lo ordinario, y eso era lo que lo hacía a él extraordinario´´, declaró Trevor Carlson, director ejecutivo de la Fundación de Baile Cunningham.
Con una carrera que se extendió durante más de 60 años en la que realizó unos 150 trabajos, Cunningham se alejó de la tradición de contar historias por medio del baile. Por el contrario hizo que el caer de monedas o de unos dados determinaran la secuencia de pasos que seguiría, y destrozó reglas no escritas, como por ejemplo, tener bailarines siempre de frente a la audiencia.
El periódico «The New York Times» escribió en 1982: «Con lo juguetón que siempre parece, Cunningham ha sido siempre uno de los artistas más serios de América… uno de los pocos verdaderamente revolucionarios en la historia del baile´´.
Trabajó de cerca con el compositor John Cage, su compañero de toda la vida, quien murió en 1992, y con artistas visuales como Robert Rauschenberg y Jasper Johns.
Contrario a quien fuera su mentora, Martha Graham, él no pretendía que sus bailes expresaran emociones o dieran vida a un drama. Cunningham hizo bailes incluso sin música. Aunque el público podía apreciar ambos, baile y música a la vez, los pasos no seguían el ritmo de la melodía, y algunas veces los bailarines escuchaban la tonada por primera vez cuando ya estaban actuando sobre el escenario.
Cunningham también usó el azar -como lanzar centavos o alguna otra cosa- para determinar en algunos casos qué conjunto de pasos interpretaría y en qué orden. Sin embargo, una vez que el lanzamiento determinaba la secuencia, los bailarines tenían que seguirla con precisión. «Al acercarme a una nueva pieza, todavía trato de encontrar formas de usar el azar´´, indicó. «Es tratar de abrir mis ojos ante algo que no sé, en lugar de simplemente repetir algo con lo que ya he trabajado».
Aunque tuvo que usar una silla de ruedas en sus últimos años, se mantuvo activo la mayor parte de su vida. Cuando cumplió 90 años en abril, estrenó una pieza larga titulada «Nearly Ninety´´ («Casi 90´´) con música nueva del integrante de Led Zeppelin, John Paul Jones, la banda de rock Sonic Youth, y la compositora japonesa Takehisa Kosugi.
También creó una nueva organización, el Fondo Merce Cunningham, para mantener su legado en el futuro. Bajo su plan, la compañía de baile que lleva su nombre tendrá una última gira de dos años y luego cesará operaciones. Sus activos se transferirán al fondo, que mantendrá los derechos, licencias y preservará sus coreografías en formato digital para disponibilidad futura de artistas, estudiantes, escolares y público. «Quisiera que el Fondo continúe haciendo esto, porque el baile es un proceso que nunca se detiene, y no debería detenerse si es para permanecer vivo y fresco´´.
Entre las distinciones que recibió durante su larga carrera figuran el premio del Kennedy Center, en 1985, y la Medalla Nacional de Artes, en 1990. Cunningham también tomó la delantera frente a otros coreógrafos con el uso de la computadora.
Algunas de sus creaciones más famosas fueron : «Sounddance»,»RainForest´´, «Septet», «Exchange», «Trackers», «Pictures», «Fabrications´´y «Biped´´.
Sus bailes no tenían nada tradicional, pero la complicada coreografía tampoco era fácil de ejecutar y sus bailarines estaban altamente entrenados. Cunningham mismo continuó bailando con su compañía hasta pasados sus 70 años.
Cunningham nació en Centralia, Washington, hijo de un abogado. De niño estudió tap y bailes de salón. Luego asistió a la escuela Cornish, especializada en arte, tras concluir estudios en la escuela preparatoria de Seattle. En 1999 durante una entrevista televisada, recordó que inicialmente quería ser actor y que solo tomó clases de baile, porque pensó que eso le ayudaría a actuar mejor. Conoció a Cage en 1938, y el compositor se volvió su compañero por muchos años y su frecuente colaborador.
La fundación no ofreció detalles sobre los servicios funerales del coreógrafo.
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