Murió Stanley Kramer, un hombre inquebrantable

Stanley Kramer sólo quería realizar filmes que emocionaran, pero ahora será recordado por haber conseguido que las "películas con mensaje" llegaran al gran público. Quien podía pasar de la tragedia a la comedia fue siempre fiel a su convicciones, las que llevó a la pantalla. w

Nueva York/Los Angeles (dpa).- Quien entonces vio aquella escena, seguramente nunca la olvidará en su vida: Gary Cooper, con un revólver en la mano en una calle polvorienta, se enfrenta solo a una banda de forajidos. Stanley Kramer, quien murió el lunes a los 87 años era igual que el sheriff de «A la hora señalada»: íntegro, inquebrantable y plenamente convencido de que al final lo bueno vence.

Así lo mostró el productor de esta película que dirigió Fred Zinnemann en muchas de sus legendarias obras, que en total obtuvieron casi 80 nominaciones para los Oscar y ganaron 16 de los premios cinematográficos más prestigiosos del mundo.

Una de las frases clave del laureado realizador de «El juicio de Nürenberg», largometraje en el que sienta al régimen nazi en el banquillo de los acusados, bien podría ser el credo de Kramer: «Dejen saber a todos en qué creen ustedes: en la verdad, en la justicia en el valor de cada una de las personas».

El propio Kramer se resistía a ser elogiado como «descubridor de las películas con mensaje» y defendió que nunca hizo «message movies» para enseñar al público. Kramer aseguró que sólo le interesaban las historias que emocionasen.

Entendió tan brillantemente cómo traducir todo ello a la gran pantalla, primero como productor y desde mediados de los 50 como realizador, que sus «películas para personas pensantes» se convirtieron en éxitos de taquilla, pese a tocar temas serios.

En toda esta trayectoria, el director nacido en Nueva York ayudó también a jóvenes actores. Algunos le deben a él papeles estelares que les proporcionaron luego el Oscar, como por ejemplo José Ferrer, por «Cyrano de Bergerac» y Gary Cooper por «A la hora señalada».

Luchó desde la gran pantalla en varias de sus películas contra el racismo, como «Fuga en cadenas», que protagonizan Tony Curtis y Sidney Poitier y que versa sobre un par de presos, uno blanco y otro negro, que huyen de la cárcel emprendiendo el camino hacia la libertad. En el recorrido dejan aparte los prejuicos raciales desde el respeto mutuo.

Diez años más tarde destapó la sombra racista que ensombrece una familia blanca estadounidense de clase media en «¿Sabes quién viene a cenar?» (1967), cinta en la que Sidney Poitier es presentado como futuro yerno a unos padres (Spencer Tracy y Katharine Hepburn) impresionados por el color de la piel del novio de su hija.

Con «Ship of Fools» Kramer realizó una de sus películas más logradas en las que se advierte contra cualquier ideología totalitaria.

Antes de que se retirara en 1980, Kramer «fue durante 30 años la conciencia de Hollywood», dijo de él el director Mark Rydell. Sin embargo, Kramer podía ser un tipo muy distendido e incluso a llevar al público a que durante dos horas se partiese de risa. Un ejemplo de ello: «Ese loco, loco mundo», un largometraje para el que contrató en 1967 a casi todos los grandes cómicos de los Estados Unidos y que supuso el «contrapunto a la obra seria».


Exit mobile version