Neuquén: una red de complejidad creciente donde el hospital sea la última instancia

Andrea Peve*


El primer nivel de atención resulta fundamental en la prevención de enfermedades, en la promoción de la salud y en una más eficiente relación de la atención de la salud con los niveles de mayor complejidad.


La pandemia de Covid-19 expuso la necesidad de repensar los sistemas de salud, al agudizarse problemas que no fueron diferentes en la Argentina a los que debieron afrontar los demás países de América y del mundo.

Ante los debates originados en torno a la necesidad de que nuestro país avance hacia un nuevo sistema de salud, público y unificado, es necesario recordar la firme decisión de Felipe Sapag, hace ya más de 50 años, de crear el sistema público de salud para la provincia del Neuquén. Esa apuesta de Don Felipe, su compromiso social y la firmeza política permitieron construir un sistema de salud integral que, por la calidad de sus prestaciones y el compromiso de sus trabajadores y trabajadoras, es un ejemplo que refiere no solo desde otras provincias, sino de otros países de América Latina.

Ahora bien, repensar un sistema de salud supone comenzar por analizar con cuidado algunos pilares sobre los que el mismo se asentó. Desde la reforma en las escuelas de medicina, impulsada a inicios del siglo XX por Abraham Flexner en EEUU, América Latina siguió un modelo médico que quedó plasmado en el libro La transformación social de la medicina estadounidense, de Paul Starr.

Argentina no fue la excepción y adoptó ese modelo centrado en el rol preponderante del hospital como organizador de todo el sistema de salud. Más allá de los notables logros que eso supuso, también fue evidenciándose que en la periferia extraurbana de Latinoamérica existían otras maneras complementarias de satisfacer las necesidades sanitarias, que podían llevarse a cabo a partir de un modelo territorial que llegara a la casa de quienes no podían dirigirse al hospital.

Hace más de medio siglo, este último modelo comenzó a plasmarse en Neuquén con el programa de salud rural y sus aguerridos agentes sanitarios, que desde entonces enfrentan diferentes desafíos para visitar a las poblaciones rurales. Así se configuró un sistema que centraliza la administración y diversifica sus alcances para optimizar las respuestas dentro y fuera del hospital. La creación de una obra social provincial complementó entonces la accesibilidad a ese sistema.

Sobre la base de ese sistema organizado pudo sustentarse eficazmente la atención que la provincia ofreció ante el desafío que supuso la pandemia, donde se trabajó, gracias al enorme esfuerzo y convicción de trabajadores y trabajadoras, y de manera integrada con los efectores privados y la obra social provincial.

Esta efectiva articulación y gestión, inédita hasta el inicio de la pandemia, entre subsector público y privado, permitió construir consensos y potenciar fortalezas todas las veces que fue necesario, así como avanzar en la configuración del mapa tecnológico sanitario de nuestra provincia, afianzando y mejorando las herramientas de registro, recolección de datos y digitalización de la información.

Superada la etapa más crítica de la propagación del Covid, la provincia tiene nuevos desafíos que atender a partir de los ejes estratégicos oportunamente enunciados en el Plan Provincial de Salud 2019-2023, enmarcado en el Plan Quinquenal de Gobierno.

El primer nivel de atención, como se señala allí, es “uno de los principios organizadores del sistema de salud neuquino” y es la búsqueda mantenerlo y potenciarlo, como forma de ampliar el acceso a los recursos públicos de salud.

Allí se pone especial énfasis en el nivel de atención/cuidado, favoreciendo la desconcentración geográfica y dando prioridad a las necesidades sociales al abordar problemáticas de salud desde una perspectiva familiar y territorial.

Así, ese primer nivel de atención resulta fundamental en la prevención de enfermedades, en la promoción de la salud y en una más eficiente relación de la atención de la salud con los niveles de mayor complejidad. Por otro lado, la forma de abordar la salud mental, enmarcada en lo estipulado por la Ley Nacional y plasmada en una red integrada de procesos de atención, evidencia también el propósito de trascender el modelo hospitalocéntrico.

De esta forma queda el sistema de salud neuquino configurado a través de una red de atención de complejidad creciente, donde el hospital es la instancia última de atención, no la primera, garantizándose así la eficiencia en el tratamiento por la atención más adecuada de cada paciente.

Por último, continuamos desde el Ministerio de Salud abriendo espacios de participación para los distintos actores intervinientes en la prestación de servicios de salud, con sus múltiples intereses, acordando acciones y estrategias a fin de garantizar el derecho a la salud a cada uno de las neuquinas y los neuquinos.

* Ministra de Salud de la provincia del Neuquén. Médica pediatra, con Magister en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud.


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