La Castellana, una casona a orillas del río Limay

Fue construida en 1922 por Arsenio Martín en lo que hoy es Valentina Sur. Estaba protegida por tupidas alamedas y tenía puentes colgantes para poder ingresar en épocas de inundaciones. Hoy está rodeada de barrios cerrados y loteos abiertos.

En 1929 el español Arsenio Martín, radicado en la Confluencia desde principio de siglo, mandó a construir una casona señorial en lo que hoy es el barrio Valentina Sur Rural. Por sus salones pasaron personalidades destacadas de la época y pasó mucha más historia. La Castellana hoy permanece incólume ya no rodeada de paredes de álamos y frutales sino de barrios abiertos y loteos privados.

Llegar hasta la casona no es tarea sencilla. Caminos de tierra que serpentean por las chacras y se cruzan con huellas que despistan, carteles que indican todo menos la dirección exacta para arribar a un pedacito de la historia neuquina. Todas artimañas quizás que utiliza el tiempo para evitar que a la Castellana le suceda lo mismo que le sucedió a la Torre Talero, hoy en peligro de derrumbe a causa del vandalismo y la falta de mantenimiento.

Fue construida en 1929 a pedido de Martín para ser utilizada como casa de familia. Martín llegó desde Salamanca, España y al pisar tierra de la Confluencia quedó impactado por la magestuosidad de los ríos Neuquén y Limay. No se sabe aún si el español echo raíces en estas tierras por ya corría la leyenda de quien bebe agua del Limay nunca se va o porque encontró aquí la materia prima para desarrollar un futuro.

Lo que sí es cierto y la historia lo confirma es que Martín decidió comprar tierras allí cerca del agua y adquirió un lote en cercanías de Las Perlas. El diseño es típico de la época con rasgos europeos que aun conserva.

Tiene una amplia galería con techo de tejas que da a lo que fue en aquellos tiempos un gran parque verde. Fue levantada sobre una plataforma para evitar que se inunde con las recurrentes crecidas del Limay. Su propietario mandó además a construir puentes colgantes desde donde se ingresaba a la casa cuando estaba rodeada de agua.

La Castellana fue anfitriona de reuniones de celebridades de la política local. Por sus amplios salones y jardines desfilaron el exgobernador del Territorio del Neuquén, Enrique Pilotto y Casimiro Gómez, uno de los terratenientes que cedieron sus tierras para la radicación y desarrollo de la capital neuquina.

Cuando Arsenio Martín falleció, sus herederos vendieron en los años 80 la casona a un privado. En junio de este año a propuesta del bloque de concejales de Une-Neuquén Puede, el Concejo Deliberante por unanimidad declaró a La Castellana patrimonio histórico de la ciudad.

Con esta normativa se evita que la edificación sea derrumbada. Las ordenanzas de resguardo patrimonial determinan que toda construcción declarada patrimonio histórico, tanto del dominio privado como del público, debe conservar su fachada exterior.

Cuando existe un proyecto para derribar un edificio antiguo una comisión multisectorial debe determinar si reúne las condiciones necesarias para ser declarada parte del patrimonio de la capital.

¿Quién fue el español

Arsenio Martín?

Datos

Arsenio Martín nació en 1879 en Alameda, provincia de Salamanca, España. Era apenas un niño cuando se radicó con sus padres en Argentina.
De joven llegó a la Confluencia con el objetivo de dedicarse a la cría de hacienda. Aquí conoció, se enamoró y casó con Josefa Sariego con quien tuvo nueve hijos.
En 1904 quedaría inscripto en los anales de la historia de la capital al convertirse en el presidente de la comisión de festejos para la inauguración de la nueva capital. Las crónicas cuentan que tuvo que esmerarse mucho, ya que al acto oficial asistirían el entonces presidente de la Nación, Julio Argentino Roca, el ministro del Interior Joaquín V. González que acelero los trámites del traslado de la capital y el entonces gobernador del Territorio, Carlos Bouquet Roldán.
Martín fue además el primer procurador que tuvo la ciudad. Estudió abogacía pero pese a no finalizar sus estudios, a partir de 1916 y hasta su fallecimiento en 1966, intervino en varios juicios.
En la casa de los Martín se celebraban asados, de los que participaba el gobernador Pilotto.

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