Con los pozos a otra parte: el MPN estudia restricciones

El oficialismo reeditará su proyecto de ley ambiental con un agregado: busca obligar a las empresas a no perforar en zonas urbanas, de lagos, ríos y bosques.

Un nuevo borrador tratará de convertirse en una ley ambiental para regular la actividad de exploración y explotación de hidrocarburos en reservorios no convencionales en Neuquén. El primer intento se escribió hace dos años, pero quedó durmiendo en un cajón hasta ahora, que los nuevos legisladores decidieron despertarlo. El MPN trabaja en modificar el proyecto presentado por el exgobernador Jorge Sapag el 17 marzo de 2014, y se busca sumar puntos que adelantan una polémica, como las zonas de exclusión para pozos petroleros.

“El proyecto de Sapag tiene estado parlamentario, pero influyeron los periodos electorales y quedó en suspenso. La legislación de los no convencionales se hizo por decreto y al gobernador Sapag le pareció bueno hacer una especie de texto ordenado de todos los decretos en una ley”, dijo el diputado del MPN Luis Sapag.

Entre las cosas que pueden incluir en el nuevo proyecto está la delimitación de una zona de expulsión para la explotación de los no convencionales. Claudio Domínguez, también legislador del MPN y presidente de la Comisión de Medio Ambiente explicó que “la semana que viene el proyecto se girará al Ejecutivo y ellos dirán qué va y qué no”.

“Uno de los temas que incluye el nuevo proyecto es que buscamos prohibir la explotación en la parte de bosques, en la Cordillera, o en lagos y ríos; y poner una zona de exclusión con respecto a la cercanía a zonas urbanas”, comentó Domínguez.

El tema adelanta una polémica, porque hay empresas como PAE e YPF que tienen prospectos de desarrollo no convencional cerca de Mari Menuco o los Barriales, o en las costas del río Neuquén.

Luis Sapag matizó las reformas. “De aplicarse las restricciones, las zonas en la que existen pozos que se explotan cerca de lagos o viviendas se mantendrán. Lo que está está, nosotros no le podemos hacer sacar un pozo a una empresa, incluso porque tal vez ni siquiera estaba la urbanización cuando comenzó a explotar. Los que sí podemos es ver que no contamine”, dijo.

Otro de los temas que se incluirá será la elaboración de un registro público de químicos que se usan para la fractura hidráulica que las empresas deberán realizar de manera obligatoria, una vieja promesa del entonces secretario de Ambiente, Ricardo Esquivel. Luego la provincia deberá tomar muestras y verificar si son los que declaró o no.

“Entre otras cosas, se va a crear un área de Ecotoxicidad y otra de Biodiversidad. Se va agregar un articulado para controlar lo que es prevención de rotura de ductos. También queremos incluir el tema de seguros ambientales, que no están bien regulados en el país y son importantes”, concluyó Domínguez.

El puntapié lo dará el oficialismo. El MPN asegura que una vez que esté listo el proyecto lo girarán a Medio Ambiente y luego al Ejecutivo para que otorgue el visto bueno, aunque no creen que se trate antes del segundo semestre.

El proyecto original de Jorge Sapag quedó frenado por la discusión de la ley nacional de hidrocaburos, que contenía un capítulo ambiental. Finalmente, las fuertes tensiones que generó la sanción de la norma obligó a postergar esa discusión, que se pateó para más adelante, sin perspectivas de tratamiento.

“Buscamos prohibir la explotación en la parte de bosques, en la Cordillera, o en lagos y ríos; y poner una zona de exclusión urbana”,

sostuvo el diputado del MPN Claudio Domínguez sobre el nuevo proyecto.

“Lo que está está, nosotros no le podemos hacer sacar un pozo a una empresa. Lo que sí podemos ver es que no contamine”,

explicó el legislador oficialista Luis Sapag sobre las reformas.

El oficialismo busca reflotar un viejo proyecto de Jorge Sapag que quedó trunco en medio del fuego cruzado por la ley nacional de hidrocarburos.

La restricción para perforar pozos traerá polémica: hay muchas empresas con proyectos shale y tight cerca de lagos o ríos en la Cuenca Neuquina.

Energía Ley Ambiental

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“Buscamos prohibir la explotación en la parte de bosques, en la Cordillera, o en lagos y ríos; y poner una zona de exclusión urbana”,
“Lo que está está, nosotros no le podemos hacer sacar un pozo a una empresa. Lo que sí podemos ver es que no contamine”,
El oficialismo busca reflotar un viejo proyecto de Jorge Sapag que quedó trunco en medio del fuego cruzado por la ley nacional de hidrocarburos.
La restricción para perforar pozos traerá polémica: hay muchas empresas con proyectos shale y tight cerca de lagos o ríos en la Cuenca Neuquina.

En el barrio le llaman canguros o cigüeñas, pero no se trata de animales. Nadie sabe si son peligrosos pero el ritmo cansino con en el que suben y bajan parece no ser señal de alerta. El paredón de cemento separa las casas de la isla en la que se explota uno de los pozos del yacimiento Centenario, el quinto con mayor producción de gas de la provincia.

En Valentina Norte algunos respetan a ese vecino porque lleva seguridad. Otros sufren por los ruidos insoportables o temen por la contaminación o los incendios. Pero nadie piensa en dejar su lugar.

Aunque el petróleo llegó hace años al barrio sus pobladores siguen pobres. La semana pasada el diputado Luis Sapag (MPN) dijo en la Legislatura que este año debe salir la ley ambiental que regule la actividad hidrocarburífera. El proyecto, presentado en 2014, quedó en suspenso y no dice nada acerca de una zona de exclusión pero una iniciativa de Patricia Jure (FIT) intenta que la actividad no conviva con los barrios.

Sobre la calle Cruzeilles el camino de tierra está lleno de carteles de Pluspetrol. En los letreros avisan que hay peligro o que no se puede circular con equipos petroleros, entre otras cosas. Las islas son terrenos llanos, cerrados para garantizar que pobladores no se instalen ni se acerquen.

Rosa tiene su almacén justo frente a una isla. “La verdad es que no me molesta, porque pasan las camionetas de seguridad privada de la empresa a cada rato y nos sentimos cuidados”, dice. Cuando le consultan sobre la posibilidad de que una ley ambiental prohiba que la gente viva cerca de la explotaciones lo piensa unos segundos y responde: “esta es mi casa, que me den un lugar donde vivir”.

Paula vive con su familia a unos 50 metros de una cigüeña. Llegó en el 2009 y se quedó porque no había elección. “Cuando llegaron los pozos la gente de la empresa hizo una junta en la comisión vecinal. Nos dijeron lo que iban a hacer y explicaron que no había contaminación”, cuenta.

El convenio entre la empresa Pluspetrol y el municipio, en 2010, fue la piedra de toque de lo que Paula nombra. A partir de ese momento se perforaron pozos y comenzaron a realizarse obras que llamaron a poblar esas tierras. Cuando llegó, la empresa colaboró en el tendido eléctrico y la red de agua potable.

Nadie sabe en qué consiste el trabajo en la isla. Por momentos instalan una torre, luego la desarman. Ahora hay una sola cigüeña, pero llegó a haber tres. Los hombres de mamelucos no comentan nada con los vecinos, hacen lo suyo en silencio, o con mucho ruido. “Cuando traen la torre, los primeros dos días en un lío, te duele la cabeza y no se puede estar”, dice Paula.

Sebastián y su mujer buscan algo en un terreno cubierto por montañas de caños de sillas viejas. Desde hace un año están ahí. “Algunos cuentan que está todo contaminado, pero no sabemos. Lo que si sabemos es que esta es zona rural, para criar animales”, relatan y pintan otra postal de los que vienen pegados a los pozos.

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84
son los pozos activos en la ciudad de Neuquén, según la Subsecretaría de Hidrocarburos.

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