Ni la Casa Rosada se salva de las «tomas»

Estatales montaron una protesta por salarios y terminaron detenidos.

Los pasillos de la Casa Rosada se llenaron ayer de fuerzas policiales durante más de cuatro horas, cuando por orden de la Secretaría General de la Presidencia se «prohibió» una protesta de empleados de la sede gubernamental.

Una gran cantidad de integrantes de la Policía Federal ingresó a la Casa Rosada al mediodía por pedido de la Casa Militar con el fin de impedir la protesta y, a la vez, detener a dos delegados de ATE, que fueron derivados posteriormente a la comisaría segunda de esta ciudad.

«Había más policías adentro ayer que el 20 de diciembre de 2001», relató una empleada de la Casa de Gobierno, que de esta forma graficó el fuerte operativo que se desplegó en el interior del edificio.

El gobierno adjudicó «intencionalidad política» a la protesta por reclamos salariales. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, advirtió que la demostración fue «una agresión institucional innecesaria».

De pronto, cerca de las 14, en la Casa de Gobierno se cerraron todas las puertas de acceso, se controló con celo al personal habitual de la casa y hasta se llegó a colocar cadenas en los pasillos para evitar la circulación de manifestantes.

En una verdadera «Casa Tomada», como alguna vez narró en forma magistral Julio Cortazar, se convirtió la Rosada, que tiene normalmente como integrantes de la seguridad a fuerzas del Ejército bajo la conducción de la Casa Militar.

Los únicos integrantes de la fuerzas federales dentro del lugar son los destinados a la custodia presidencial y del ministro del Interior, que sólo figuran en un mínimo número, a nivel de «consignas».

Cuando los trabajadores estatales intentaron levar a cabo de todas formas la protesta, decenas de policías apostados en la parte exterior de la Casa de Gobierno ingresaron raudamente ante el pedido del director de Seguridad de la Casa, César Yagüer.

Según afirmaron fuentes oficiales, los uniformados federales dejaron sus armas reglamentarias en la sede policial del Gobierno e ingresaron para detener a los delegados y despejar a los manifestantes de los balcones internos de la Rosada, una tarea que los integrantes del Ejército no pueden realizar. Afuera de la Casa de Gobierno, el vallado para impedir las manifestaciones de estatales se extendió hasta la calle Reconquista por un sector y Defensa por el otro, y como pocas veces se impidió el paso de transeúntes por las veredas, para evitar el ingreso de personal de la Casa de Gobierno. El efecto de estas medidas de extrema seguridad quedó reflejado también en la decisión de impedir el ingreso de periodistas «no acreditados».

Polémica por la seguridad en Olivos

El gobierno nacional no realizará «ningún cambio» en la seguridad de la Residencia de Olivos, tras el hallazgo de un arma no reglamentaria en poder de un granadero afectado a la seguridad del jefe del Estado, aseguró ayer el vocero presidencial Miguel Núñez.

Pese a que este nuevo incidente volvió a poner en el tapete la seguridad presidencial, el portavoz aseguró que Kirchner «está muy conforme con la custodia».

A su vez, Nuñez negó que el Presidente haya tratado el tema durante una reunión que mantuvo ayer con su secretario general, Oscar Parrilli, que tiene bajo su órbita la seguridad presidencial.

Desde esferas oficiales se hizo evidente la intención de bajarle el tono al asunto al calificar el hecho de «menor», sin embargo Núñez señaló que «hay que tomar todas las precauciones que sean necesarias porque se trata del Presidente».

El vocero oficial confirmó que un granadero que cumple tareas de custodia en la Quinta Presidencial, de apellido Olsina, fue encontrado el 15 de junio con una escopeta no reglamentaria en su poder, pero sostuvo que eso no significa que vaya a haber cambios en ese cuerpo. «Es correcto que ocurrió este incidente, pero no se va a relevar a la custodia presidencial porque, precisamente, fue esa custodia la que descubrió este hecho», sostuvo el portavoz. Tras aseverar que el «Presidente está muy conforme con la custodia», Núñez negó que el primer mandatario se haya reunido hoy con su secretario general, Oscar Parrilli, para hablar sobre este tema y remarcaron que fue un encuentro «de rutina».

En los últimos tiempos, se produjeron varios hechos irregulares que pusieron en duda la eficacia de las fuerzas militares a cargo de la seguridad presidencial. En uno de ellos, un desconocido se metió en la residencia de Olivos, permaneció allí durante un largo lapso y hasta se animó a pedir un vaso de agua, tras lo que se retiró.


Los pasillos de la Casa Rosada se llenaron ayer de fuerzas policiales durante más de cuatro horas, cuando por orden de la Secretaría General de la Presidencia se "prohibió" una protesta de empleados de la sede gubernamental.

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