No es bueno que el diabético esté solo
La muerte por diabetes se eleva en personas menos capaces de pedir ayuda
Según el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, los pacientes con diabetes que tienen menos tendencia a buscar el apoyo de otras personas tienen una mortalidad un 33% más alta que los que se sienten cómodos pidiendo ayuda. Hay personas que tienen un estilo de relación más interactivo con quienes los rodean, que encuentran fácil acercarse a los otros y contar con ellos y, a su vez, son confiables para los otros. En cambio, otros tienden a ser desdeñosos o temerosos de las relaciones cercanas. Paul Ciechanowski, profesor asociado de psiquiatría y ciencias comportamentales de la citada universidad estadounidense, dice que esos modos de relacionarse de las personas frecuentemente se extienden a sus vínculos con los prestadores de salud. Según el equipo que hizo el estudio, esta sería la primera investigación que se dedicó a examinar la asociación entre los estilos de relacionarse de las personas y su mortalidad debida a una enfermedad. Ciechanowski y sus colegas realizaron un estudio que duró cinco años en el cual examinaron a 3.535 pacientes adultos que sufrían diabetes tipo I y tipo II. Estos pacientes completaron un extenso cuestionario y, a partir de los resultados, los investigadores los dividieron en dos grupos. En el primero incluyeron a quienes tenían un estilo interactivo y en el segundo a quienes tenían un estilo más independiente de relacionarse con los otros. Independientemente de su estilo de relación, la mayoría de los pacientes percibieron a los prestadores de salud como apurados, impersonales y fragmentados. Percepción que para cualquiera que esté acostumbrado a asistir a un servicio de salud no resulta nada extraña. Pero los que tenían un estilo independiente dijeron además sentirse amenazados por el poder que estas personas tenían sobre ellos. Los médicos y otros trabajadores de la salud detentan un poder que para algunos es preocupante. Quien está enfermo y debe recurrir a un hospital o una clínica, a partir de su ingreso en el sistema se siente en manos ajenas que deciden las prácticas y tratamientos que les aplican.
Según el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, los pacientes con diabetes que tienen menos tendencia a buscar el apoyo de otras personas tienen una mortalidad un 33% más alta que los que se sienten cómodos pidiendo ayuda. Hay personas que tienen un estilo de relación más interactivo con quienes los rodean, que encuentran fácil acercarse a los otros y contar con ellos y, a su vez, son confiables para los otros. En cambio, otros tienden a ser desdeñosos o temerosos de las relaciones cercanas. Paul Ciechanowski, profesor asociado de psiquiatría y ciencias comportamentales de la citada universidad estadounidense, dice que esos modos de relacionarse de las personas frecuentemente se extienden a sus vínculos con los prestadores de salud. Según el equipo que hizo el estudio, esta sería la primera investigación que se dedicó a examinar la asociación entre los estilos de relacionarse de las personas y su mortalidad debida a una enfermedad. Ciechanowski y sus colegas realizaron un estudio que duró cinco años en el cual examinaron a 3.535 pacientes adultos que sufrían diabetes tipo I y tipo II. Estos pacientes completaron un extenso cuestionario y, a partir de los resultados, los investigadores los dividieron en dos grupos. En el primero incluyeron a quienes tenían un estilo interactivo y en el segundo a quienes tenían un estilo más independiente de relacionarse con los otros. Independientemente de su estilo de relación, la mayoría de los pacientes percibieron a los prestadores de salud como apurados, impersonales y fragmentados. Percepción que para cualquiera que esté acostumbrado a asistir a un servicio de salud no resulta nada extraña. Pero los que tenían un estilo independiente dijeron además sentirse amenazados por el poder que estas personas tenían sobre ellos. Los médicos y otros trabajadores de la salud detentan un poder que para algunos es preocupante. Quien está enfermo y debe recurrir a un hospital o una clínica, a partir de su ingreso en el sistema se siente en manos ajenas que deciden las prácticas y tratamientos que les aplican.
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