Wandagate: ¿No se puede vivir del amor?

Después del escándalo desatado y resuelto en Instagram, Wanda Nara y Eugenia Suárez siguen como protagonistas con entrevistas en plataformas de streaming. De las redes a un servicio pago on demand: las migajas de un lío de alcoba que sigue siendo redituable.

El capítulo inicial se escribió en diez días, del 15 al 25 de octubre. Abrió provocador con una pantalla negra que decía “Otra familia que te cargaste por zorra!”, y cerró con un inocuo “El amor siempre triunfa, lo demás es puro cuento”, impreso sobre una foto de Wanda Nara y Mauro Icardi. La guionista fue la propia Wanda, la mujer del futbolista del club francés PSG, aunque durante esos días, ni ella ni ninguno de los que quedaron incluidos en el entramado de infidelidad, celos, coqueteos virtuales y encuentros aparentemente reales en un hotel de París, hablaron por fuera de Instagram. Todo ocurrió allí, en historias que aparecían y desaparecían al cabo de 24 horas.


De este lado de la pantalla, lo que hubo en esos diez días, fue una disección de imágenes y de gestos; análisis de consultoras sobre los discursos de odio contra la China Suárez, tercera en discordia en el matrimonio Nara- Icardi; interpretaciones minuciosas de especialistas en conducta de las redes, capaces de detectar y responder cuestiones como quién dejó de seguir a quién; qué significa que las dos se hayan vestido de verde, o por qué la China come helado y Wanda una baguette.

En ese lapso temporal hubo horas de programas de chimentos; merchandising alusivo; publicidades inspiradas en el asunto (como la del banco que se promocionaba “fidelidad, de acá a la China” o descuentos para “Women con ‘W’ de Wanda”); picos de rating y saltos abruptos en los indicadores de lecturas online de los diarios, que mantuvieron el tema entre lo principal de sus portadas.

Cinco días después de iniciado el escándalo, ya había monitoreos de las principales redes sociales para relevar las conductas de los usuarios sobre el conflicto; dos denuncias por supuestos episodios de violencia de género simbólica y digital durante el abordaje televisivo; decenas de artículos de opinión, y decálogos para saber cómo hablar del tema sin caer en términos como zorra, putita, o robamaridos que repetían las fans de Wanda.

En octubre de 1996, cuando explotó el caso Coppola, el living del programa que conducía entonces Mauro Viale por la señal América TV fue el espacio donde se resolvían acusaciones de narcotráfico, amores, odios, y traiciones. Samantha Farjat, Fernanda Villar, Natalia De Negri, Yayo Cozza, Coppola, y Jacobo Winograd, los protagonistas de ese escándalo mediático y jurídico, entraban y salían de la escena ante los ojos ávidos de escándalo de los televidentes.


En 25 años, el interés por los conflictos de la farándula no parece haber decaído, pero mientras los protagonistas del caso Coppola decían y se desdecían en cámara, aquí no hubo más que imágenes y palabras en una red social. Imágenes y palabras que desaparecían al cabo de 24 horas. Si alguien hace el ejercicio hoy de mirar las fotos que publicó Wanda por aquel entonces, no encontrará rastros de una crisis amorosa. Quien no lo haya visto en aquel momento, puede dudar de que haya realmente ocurrido.

Un mes después del estallido, por primera vez, las dos mujeres dan una entrevista. Wanda Nara ya protagonizó la versión reducida de ese encuentro en Telefé, y el martes volverá en la versión completa por streaming (por Paramount, que es pago). Nara habló con Susana Giménez, en París, pidió disculpas por las palabras que eligió para describir a la China (“Tuve una mirada machista: le eché la culpa a la mujer”); dio clases sobre la diferencia entre las redes y la realidad (“la vida real no es lo que una muestra en Instagram. Cuando estamos tristes no lo mostramos”), y reiteró que el amor triunfó (“Lo que hablamos va a quedar entre nosotros, no me interesa dar detalles. Confío en Mauro ciegamente”).

Mañana, a las 21.30, es el turno de Eugenia Suárez en una entrevista exclusiva con Alejandro Fantino, también por una señal de streaming (otra, Star +, que también es paga, por supuesto), y que se promociona como la otra cara del escándalo: “Te invito a que me conozcas sin intermediarios”, promete ella.

Mientras tanto, Wanda sigue siendo guionista, aunque ya sólo queden jirones del escándalo inicial. En sus historias en Instagram muestra fotos del backstage de la entrevista con Susana, imágenes que les envían sus fans felicitándola por “la mejor nota del año de dos divas argentinas”, videos de sus hijos, de su perrito, de su nueva línea de mallas. También de la máscara para pestañas de su línea de maquillaje. Ella misma aparece dibujada en el envase vestida de heroína. Se llama Wonder Wan.


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