Noemí Labrune: «cuando veo a los chicos siento que la lucha no fue en vano»

Fundadora de la APDH, es símbolo de la defensa de los derechos humanos.

RODOLFO CHAVEZ

rchavez@rionegro.com.ar

NEUQUEN (AN).- Frente a la casa de Noemí Labrune hay una camioneta amarilla en cuyos vidrios traseros se destacan dos afiches que convocan a la marcha por 30 años del golpe militar, el próximo 24 de marzo. Desde la vereda, resulta llamativo un cerámico de Zanon con la dirección y un reclamo para que se respeten los derechos de los niños.

Cuando, muy seria, Noemí abre la puerta, sonriente asoma una imagen de monseñor Jaime de Nevares, gobernando una amplia biblioteca. Detrás de la puerta, colgado en la pared hay un curioso cuadro en blanco y negro: son los protagonistas de un film uruguayo sobre desaparecidos. Y enseguida, también en la pared, una reflexión sobre la enfermedad y los enfermos de Sida.

La mujer odia hablar sobre ella. Su casa y sus cosas son elocuentes. Noemí Fiorito de Labrune es la madre de muchas luchas, hacedora perpetua, protectora natural, estudiosa obcecada (tiene un doctorado en La Sorbona), docente profunda, constante y generosa completa.

Tiene más de 70 y ni siquiera sus amigos pueden dar precisiones sobre la fecha del cumple: «Nunca pudimos festejarle un cumpleaños, no quiere saber nada», explica Sara Mansilla, otra de las mujeres que le da vida a la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) de Neuquén. Labrune es una de sus fundadoras.

Si bien hay muchas otras personas que hicieron su aporte valiente y desinteresado, Noemí y De Nevares son dos de los grandes responsables de que en el Alto Valle el Ejército no fuera más allá con su plan de muerte, torturas y sombras. La APDH comenzó a andar en mayo de 1976 y no se ha detenido.

«Las leyes de impunidad fueron terribles, algo muy difícil de soportar, pero nunca perdemos la ilusión de que haya justicia. Lo que nos preocupa es que muchos de estos criminales se han muerto sin haber sido condenados», afirma Labrune.

Me trata de usted, evita hablar en singular y para cada afirmación busca un documento. En su cabeza está el contenido de 13.000 fojas de las causas por los desaparecidos de Neuquén y Río Negro. Sabe, incluso, los nombres de los familiares de las víctimas y la dirección de los represores. «Es curioso lo que se está

dando, los hijos, nietos y hermanos de los desaparecidos se acercan para reclamar con más fuerza de la que, en su momento, tuvieron muchos de los padres de las víctimas», explica.

La mujer es baja, tiene unos preciosos ojos celestes, muchas arrugas y un suave cabello platinado. Los demás integrantes de la APDH la elogian y respetan.

–¿Qué evolución nota desde el retorno de la democracia?

–Ha habido una profundización en la conciencia de los derechos de la gente sobre estos temas y eso es algo muy bueno, hoy en general nadie se la traga esto de los militares. Uno se encuentra con que la gente a su manera desarrolla la doctrina de los derechos humanos.

Noemí, no obstante, cree que en los últimos años –paradójicamente– el Estado incrementó su poder represivo y cada vez son mayores los excesos que comete la Policía, con la diferencia de que los padres «saben que no está bien que a un chico lo muelan a palos en una comisaría aunque luego la Justicia se subordine al poder, que es el que implementa esta política».Su caso es particular; cultiva el perfil bajo y evita los reportajes, cuando todo está manso. Sin embargo, es capaz de plantarse delante de un pelotón antimotines sin más armas que su decisión de torcer lo que considera una injusticia. La he visto cruzar entre piedras y gases, agachada contra el viento con la sola protección de un chaleco de lana. Con la misma voluntad ha recorrido el mapa buscando datos o conexiones de los militares que pusieron en marcha la siniestra maquinaria represiva en el Alto Valle, con «La Escuelita» del Batallón de Ingenieros 161 como principal escenario. Se sabe de muchos hombres de gran porte, preocupados y en fuga ante esta temible cazadora. De la primera etapa del periplo, en la década del 80, la dama escribió el libro «Buscados» cuyos 2.000 ejemplares de tirada se agotaron hace ya unos cuantos años. Ya están en la calle otros mil libros con la cara de Oscar Reinhold en la portada. El militar, en 1976, era el mayor a cargo de «La Escuelita», y tenía más poder que el propio jefe de Brigada.

Elogia al ex juez Federal Rodolfo Rivarola y es muy optimista en cuanto al futuro de las 52 causas que tiene el actual magistrado Guillermo Labate.

-¿Tuviste miedo alguna vez? -me animo a tutearla.

-Muchísimo miedo, muchas veces.

-¿En qué momento te das cuenta de que la lucha no ha sido en vano?

–Muchas veces, en las marchas cuando hay muchos chicos, cuando vamos a las escuelas y los chicos no escuchan, nos preguntan y se interesan.

–¿Hay algún momento en el que hayas sentido satisfacción?

–En la medida que no haya justicia no puede haber satisfacción pero hay algo que ocurrió que fue gratificante. En los juicios por la verdad (Bahía Blanca, 2001) un coronel retirado declaró muy correcto pero sobre el final se sacó e increpó a los jueces por el hecho de que las audiencias fueran públicas. Pidió que no haya cámaras: la noche anterior lo había llamado un nieto que le había preguntado si él era de 'esos militares'. Sus nietos saben quiénes fueron 'esos' militares».

«Algo de Sherlock Holmes y de fiscal»

¿Podría escribirse aún algo más de este tema que no fuera poco más o menos la repetición de lo mucho ya escrito? Esto que comienzas a leer –milagro es que hayas comenzado por el prólogo o lo que sea esto que voy escribiendo– te demostrará que sí, que es posible. Porque no es una mirada general sobre todo el panorama de la sangrienta, criminal represión, que por lo extenso sólo permite un sobrevolar sin poder ahondar, espigando algunos casos concretos como botones de muestra. Tampoco es (este libro) una descripción de la experiencia personal de quien pasó por la detención clandestina y la tortura en antros de bestialidad desenfrenada. Ni es un análisis de causas, de ideologías, de circunstancias, que desembocaron en ese aquelarre de locura y sed de sangre. Diría que es una observación a través de un microscopio que permite ver en detalle moverse los siniestros personajes, con su cinismo, su falsía, su irracionalidad, su prepotencia, su cobardía. Se tiene ante los ojos azorados, los virus que contribuyeron a destruir el tejido social de la Argentina. Y de esta alucinante experiencia de lo que sucedió en la zona de Neuquén y Río Negro, que no fue de lo más duramente castigada por este flagelo, deducimos sin dificultad la magnitud de la catástrofe que hundió al país y sumió a miles de familias en incurable dolor, y constatamos la ciudadosa planificación que la preparó. Está escrito con mucha agilidad e ironía corrosiva por una conocedora en la materia, pues se consagró a la tarea de investigar, de hurgar, de allegar datos y pruebas a los tribunales con algo de Sherlock Holmes por su lucidez intuitiva y algo de encarnizada fiscal». Considero que se hace cada vez más necesaria la difusión y lectura de libros como este, para contrarrestar el avance del olvido, del 'aquí no pasó nada, del 'miremos hacia adelante', y para mantener alerta los espíritus para prevenir el menor atisbo de rebrote, que ya los hay. La pretendida y desencantada reconciliación jamás se realizará sin verdad y sin justicia. Este libro nos demostrará cómo ha sido callada aquélla y atropellada y calculada ésta.

Jaime de Nevares, prólogo de «Buscados», Neuquén, marzo de 1988.

Una edición por la memoria

NEUQUEN (AN).- La Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) de Neuquén cumplirá 30 años en mayo y como parte de los actos de conmemoración de su fundación está preparando un resumen de distintas publicaciones periodísticas de la época y posteriores al 24 de marzo. La edición inicial será de 200 ejemplares en hojas de tamaño A3 y en papel ilustración.

Los ejemplares tendrán como destino escuelas y organizaciones y se estima que el trabajo estará finalizado en antes de junio. En la sede de la APDH de esta ciudad Natalia Cantero, Mónica Bauzá y Cristina Seminario encabezan un equipo que trabaja contrarreloj para terminar la obra que esperaban tener lista antes de la fecha de aniversario del golpe pero que sufrirá una demora.

La recopilación documenta qué posición adoptaron los medios escritos y cómo informaron antes, durante y después del golpe. Cada una de las páginas -que se reproducirán en forma íntegra- tiene una pequeña introducción que, explicaron, le dará al lector la posibilidad de entender porqué pasó lo que pasó.

Hace unos días tuvieron una buena noticia: la secretaría de Derechos Humanos de la Nación financiará parte del proyecto que inicialmente se volcará a los colegios que solicitan información sobre el golpe, la represión y sus consecuencias.


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